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Irma: otra historia que contar


Un silencio ensordecedor sobre temas aún sensibles envuelve a estos casi 11 millones de isleños. Los huevos, los materiales de la construcción, la vivienda, las donaciones y las ventas ilícitas de las mismas, son algunos de los agujeros negros de los que no se puede hablar por estos días.

A menos de un año del impacto del Huracán Matthew y en un contexto de intensa sequía llegó a Cuba Irma, el mayor huracán formado en el Atlántico con categoría 5 en la escala Saffir/Simpson. Este fenómeno contó con vientos máximos sostenidos de hasta 240-250 km/h y rachas superiores.

Inundaciones costeras y olas de hasta 9 metros fue el panorama aterrador que les tocó vivir a quienes residían en las regiones donde Irma tocó tierra durante más de 72 horas. Sin embargo, este escenario se volvió más horrendo luego del paso del huracán y hasta la fecha el futuro de muchos se torna gris.

“Poco a poco hemos ido recopilando algunas cosas de las que perdimos. Nos quedamos con apenas los colchones y alguna que otra olla para cocinar. Menos mal que yo tenía un dinero guardado para irnos recuperando. La cocina y los sartenes nos los donaron personal de la iglesia que repartieron algunas donaciones y nos hablaron de ayudas futuras. Solo nos queda esperar”, comenta Arlettys Sierra, quien junto a sus abuelos reside en el municipio habanero de Cojímar, en la sala comedor de lo que fue su casa.

Ya hace más de un mes del golpe devastador de este huracán y aún buena parte de los cubanos no logran restablecerse. Un silencio ensordecedor sobre temas aún sensibles envuelve a estos casi 11 millones de isleños. Los huevos, los materiales de la construcción, la vivienda, las donaciones y las ventas ilícitas de las mismas, son algunos de los agujeros negros de los que no se puede hablar por estos días.

Varias muestras de ayuda del exterior han recibido esta isla antillana. Sin embargo, desde dentro también se formulan comisiones de apoyo y colaboración. Muestra de ello es el trabajo que despliega el Consejo de Iglesias de Cuba adjunto a la organización ACT-Alianza con el fin de ayudar -con respuestas de emergencia ante situaciones como esta- a las familias más afectadas.

los huevos, los materiales de la construcción, la vivienda, las donaciones y las ventas ilícitas de las mismas, son algunos de los agujeros negros de los que no se puede hablar por estos días.

Resulta sumamente irónico como organizaciones de este tipo se suman de manera benéfica a acciones donativas. Las mismas que años atrás estaban censuradas por el gobierno por no contener objetivos que identificaran al proceso revolucionario y cuyos integrantes eran enviados a la UMAP por divisionismo ideológico. Pues sí, una sátira triste se vuelve la situación de la Cuba actual.

Según nos informa Elina Ceballos, coordinadora del área de diaconía del Consejo de Iglesias de Cuba, la selección de los ámbitos y lugares de intervención son el resultado de un pormenorizado análisis de las estadísticas y las afectaciones, dado un proceso de seguimiento que realizan los coordinadores y colaboradores del CIC en las diferentes provincias del país.

“Otros criterios de clasificación para las personas a beneficiar con la respuesta, son madres solteras que son cabezas de familia, mujeres embarazadas, personas adultas mayores, personas con discapacidad y familias multigeneracionales. De igual forma se realiza la promoción de pequeños emprendimientos para mejorar la economía familiar de personas en diferentes municipios de Cuba. En esta ocasión, se pretende ayudar a aquellos negocios familiares que se vieron severamente afectados a causa del huracán.”

Muchas respuestas del exterior han recibido esta organización. Países como Estados Unidos, Canadá y Suiza se suman a las colaboraciones mediante el envío de contenedores con productos de necesidad.

“El sistema de distribución está dado por coordinadores en todas las provincias. Para cada sector prioritario en la intervención propuesta, se identifica a una persona responsable de las operaciones de campo. También se estableció la coordinación con la Red Humanitaria de las Naciones Unidas, que incluye organizaciones nacionales e internacionales”, comenta Ceballos.

Un presupuesto inicial de 1.4050,065 USD es el monto que han planificado para la compra de viviendas, techos y Kits que incluye herramientas y medios de fijación, artículos para el hogar, seguridad alimentaria, así como agua y saneamiento. Con ello se prevé ayudar a 46,650 personas y 9,330 hogares, datos precisos dada la investigación y preocupación de su membrecía.

“Creo necesario acotar que todo este proceso no se nos permite hacerlo sin la articulación previa con el gobierno porque evidentemente ellos tienen el control de todo. Esto no quiere decir que les entreguemos las donaciones a ellos, sino que siempre que las otorgamos, se encuentra una autoridad para cerciorarse de que todo está bien”, explica.

No solo el Consejo de Iglesias de Cuba materializa este proyecto, centros ecuménicos cubanos prestigiosos y experimentados, como el Centro Memorial Martin Luther King, el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, el Centro Cristiano de Servicio y Capacitación B.G. Lavastida, el Seminario Evangélico de Teología y el Centro Oscar Arnulfo Romero, participan de la ejecución de este plan.

“Uno de los puntos neurálgicos en los que gira todo este proceso de donativos es el tema relacionado con el proceso de compras. Un tópico que se torna bastante engorroso por la situación de Cuba el mercado interno y el acceso a externo. Siempre es preferible hacerlas en el exterior porque son más baratos y se consiguen más productos que en el mercado local que está bien desprovisto”, comenta Ceballos.

El diálogo y la ayuda para quienes perdieron mucho o todo caracteriza la labor desplegada por el Consejo y otras organizaciones benéficas. Muchos reciben con beneplácito esa mano hermana, como los ancianos del Hogar Metodista de 41 y 58 en el municipio de Playa.

Allí, octogenarios pasan la mayoría de su tercera edad. Algunos porque no tienen hogar, otros porque no cuentan con familias y allí encontraron una. En ese sitio se entregó un kit de aseo personal. “Toda una maravilla”, nos comenta Raquel González, una anciana de 87 años que lleva cerca de 4 allí y aún posee una lucidez asombrosa.

“Nosotros recibimos las cositas que nos regalan con el mismo amor que nos las entregan, no sabes lo agradecidos que estamos. Casi siempre son organizaciones de este tipo las que nos asisten y cuando eso pasa, es como una fiesta”, comenta.

El trabajo no consiste solamente en entregar subsidios porque sí; es el apoyo emocional, el diálogo constante, la ayuda y el interés por esas personas damnificadas lo que vuelve casi encomiable esta labor. Aún no se ha escuchado mencionar la palabra diálogo o apoyo emocional en el noticiero de la televisión cubana cuando se refieren a las donaciones del estado. Amén del silencio sobrante ¿nos estaremos quedando parcos de verbos?

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