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Cuba

Hombres sin mujer, hombres haciendo de mujer

Carlos Montenegro era el hombre para una novela, para una gran novela.

En artículo anterior sobre Reinaldo Arenas hacíamos referencia al hecho de que, extrañamente, siendo el autor el más desembozado homosexual de las letras isleñas no pone a sus personajes al desempeño sodomítico mientras en prisión permanecen (como parece tampoco lo hizo el mismo autor cuando en el talego estuvo), y que en consecuencia, y sin piedad, los condena doblemente, a la pena carcelaria y a la abstinencia erótica, en tanto que uno de los más machos de las letras isleñas, acorde con el estereotipo establecido, Carlos Montenegro, quien fuera a dar con sus huesos a la cárcel tras haber dado muerte a navajazos a un hombre en el puerto de La Habana, y quien fuera sin lugar a dudas un tipo duro de pelar en vida, prosa y presidio, amigo juramentado por demás del temido ganster y mejor escritor Rolando Masferrer, vino a escribir nada menos que la novela Hombres sin mujer, 1938, cuyo tema no es otro que el del amor y la muerte entre presidiarios, o la muerte por amor entre presidiarios; un escándalo sin dudas en los pacatos predios literarios de su tiempo.

Lo cierto es que la novela de Montenegro va más sobre la violencia que sobre la homosexualidad, o mejor, va más sobre las relaciones homosexuales marcadas por la violencia que sobre la homosexualidad misma. Unas relaciones como relaciones de poder, de supeditación del más débil bajo el más fuerte. Una donde los más débiles y agraciados terminan haciendo, muchas veces a su pesar, de hembras sino cabales al menos, sí, complacientes. Un sitio donde el oscuro objeto del deseo, nunca mejor empleado el término, se obtiene como derecho de conquista. Hablamos acá no de la cuadratura del círculo, sino del círculo como sustituto de la perpendicular, de la hendija en su perpendicularidad. Los viejos presidiarios de la isla aún suelen referirse a sus cofrades dados a la disipación sodomítica con este eufemismo: ¡fulano es enfermo a dormir sobre la espalda de sus compañeros! Compañero despojado acá de méritos revolucionarios, devenido camarada, de la misma cama, que presta la espalda para el dormir, disfrute del otro. El otro admirado, a veces envidiado, porque posee el poder, don de dormir sobre una espalda; de encajar espada en la baja espalda. Es sintomático que, tanto en la era republicana como en la castrista, la mayor parte de las reyertas, hechos de sangre y muertes ocurridas en las prisiones de la isla tienen su origen en peleas por la conquista no del vellocinio de oro, sino del oscuro objeto del deseo.

Montenegro tuvo una vida marcada por la violencia, la violencia lo lleva a la cárcel, la cárcel lo lleva a escribir, y el escribir lo lleva no a las fabulaciones, sino a retratar la realidad inmediata, la violencia carcelaria y el sexo, el sexo supeditado a la violencia carcelaria. Montenegro, nacido en Galicia en 1900 y muerto en Miami en 1981, fue además, como su amigo el temido Masferrer, un periodista de fuste, y como Masferrer, un militante comunista, y estuvo también, como Masferrer, en los infiernos de la Guerra Civil Española de 1936 del lado, claro, del bando republicano. En 1959, con el arribo de Fidel Castro al poder, Montenegro lo mismo que Masferrer, a pesar de haber sido ambos comunistas, o más bien por eso mismo, saben muy bien lo que les espera y deciden entre los primeros intelectuales cubanos poner pies en polvareda, noventa millas de por medio, y avecindarse en Miami. En el caso de Montenegro tras pasar por México y Costa Rica.

Pero Montenegro además se ganó el sustento en diversas latitudes y en diferentes oficios. Adolescente aún se alistó como grumete en un barco de cabotaje llamado el Julia, y a partir de ahí hizo vida marinera en diversas compañías de navegación y por diversos puertos de Centroamérica, México, Cuba, Estados Unidos y Canadá. La cárcel pareciera ser un sino, una constante en el escritor, pues estuvo preso en Tampico, en medio de la degollina que fue la Revolución Mexicana, acusado nada menos que de ser agente estadounidense y de tráfico de armas, y, en lo que pareciera ser también un sino, una constante en su vida, logra evadirse de la cárcel, y desempeñar luego numerosos oficios en México y Estados Unidos.

Con sólo diecinueve años de edad es que el futuro autor mata a un hombre en una pelea en el puerto de La Habana, y por ello fue condenado a catorce años, ocho meses y un día de prisión en el Castillo del Príncipe, en el Reclusorio Nacional, y en la biblioteca de dicho sitio comenzó a estudiar con intensidad y a relacionarse con varios intelectuales y estudiantes revolucionarios, entre ellos a Pablo de la Torriente Brau, gente tan dada a la violencia como el mismo Montenegro. Por cierto que de la Torriente Brau, como Montenegro, Masferrer y Lino Novás Calvo (gran escritor y amigo de los dos últimos), junto a todos los progres isleños que tuvieron pantalones, se fue a la Guerra de España a que los requetés de Francisco Franco Bahamonde le dieran por el envés. A Pablo de la Torriente Brau lo frieron en Majadahonda de un tiro en el pecho. Masferrer salió del matadero español cojo de un tiro en el carcañal. Montenegro escapó indemne, gracias a su suerte proverbial. A Novás Calvo casi lo fusilan en Madrid, no los franquistas sino los de su propio bando. Lo que si nunca logró Montenegro, ni Masferrer, ni Novás Calvo, ni ninguno de los progres isleños que tuvieron pantalones para pelear en España, fue la solidaridad del resto de los progres internacionales, menos de los españoles, una vez que Castro tomó el poder en La Habana y sin patria se quedaron. Ellos siguieron queriendo a los republicanos españoles pero los republicanos españoles no les quisieron más a ellos. Ellos nunca pudieron explicárselo porque en definitiva, razonaban, ellos eran víctimas de un dictador peor que Franco. No parecían entender que los republicanos españoles no estuvieron contra Franco porque fuera un dictador, sino porque no era su dictador, digamos que quizá, inclusive, hasta preferían uno que fuera peor, pero que fuera el suyo, de la zurda mano, digamos que al mismísimo Stalin.

Allí en el talego escribe Montenegro sus primeros cuentos y en 1924 logra publicar en la revista Renacimiento, órgano de la penitenciaría, y posteriormente accede a publicar en las páginas de la revista Social, donde además da a conocer algunas de sus poesías, y, en 1928, se alza por votación popular con el primer premio del concurso de la revista Carteles, con su relato El renuevo, después de lo cual numerosos escritores y amigos se interesaron por su obra y por su situación, y lograron gestionarle un indulto. Ya en libertad continúo escribiendo y en 1944 obtiene el Premio Nacional de Cuento Alfonso Hernández Catá, con su relato Un sospechoso.

Por irónico que parezca Montenegro fue un hombre con mujer, con suerte para las mujeres. Pues una dama, el amor de una dama, la periodista y escritora Emma Pérez, quien después llega a ser su esposa, resultaría clave para promover la campaña a favor del indulto que llevó a sacarlo de ese mundo sin mujeres y tras las rejas en el que se podría el pendenciero escritor. Pero, resultaba inevitable, Montenegro era el hombre para una novela, para una gran novela, para escribir Hombres sin mujer. Quizá no había, ni habrá, otro como él para dotar a las letras isleñas de dicho documento, documento como un monumento, monumento literario. Así, sin miedo, escribió, en un texto a manera de prólogo a esta obra: "No me interesa quien se sonroje o indigne por la lectura de estas páginas, mientras se considere ajeno a la realidad ominosa que divulgan: a su agitada moral de superficie opongo, en la medida de mi capacidad, el propósito auténticamente moral de desenmascarar la ignominia que supone arrojar el pudridero a seres que más tarde o más temprano han de regresar al medio común, aportando a éste todas las taras adquiridas; opongo también la desesperación de esos seres, su dolor humano y su inevitable regresión a la bestia; opongo el interés mismo de la humanidad".

La novela (que es el drama sentimental, sexual, humano en suma, del negro Pascasio Speek) empieza con violencia y lujuria, violencia y lujuria exacerbadas por el encierro, la promiscuidad entre varones y la abstinencia obligada del acceso a la mujer, a la entrepierna de la mujer. "Y Valentín, el mulato loco, abandonando la actitud bélica, se llevó las manos a la cintura y comenzó a moverse deshonestamente, acosado por la lujuria. Sin cesar de moverse, empezó a decir palabras amorosas cargadas de obscenidad, hasta violentarse el sexo, y de súbito, lanzándose al centro del patio, alzó los puños al cielo y gritó estentóreamente:

-¡Yo quiero comer ganllinan blanca! ¡Ay! ¡Ganllinan
blanca!

(...) Miró de reojo. Estaba bien que el chocho de don Juan le dijera animal, pero que aquel quídam de Candela se metiera con él todos los días llamándole yegua o cosas por el estilo, no estaba dispuesto a soportarlo. Ya se lo había dicho otras veces, amenazándolo con romperle un hueso. Esta vez se levantó decidido a todo, mientras, en el extremo del patio, Candela se hacía el disimulado.

Pascasio caminó hasta él y, plantándosele delante, le espetó
con tono reconcentrado:
-Oye, ¡tu madre! Yeguas se les dice a los afeminados.

Levántate, que te voy a partir las narices.
Candela se rió:
-Está bien, mi tierra! No se ponga bravo por eso, todo el
mundo sabe que usted es un varón y...

-Levántate, si no quieres que te parta esa boca de chayote de una patada. Te quiero enseñar a que respetes a los
hombres (...) Pascasio no se contuvo más. Retrocedió de un salto y
agarró a Candela por el cuello de la guerrera, lo levantó del
suelo y le clavó el puño en plena boca.
-Esto le hago yo a los degradados como tú.
Por efecto del golpe, Candela se había ido contra la pared,
y ya se disponía a responder el ataque, cuando vio entrar en
el patio al brigada del Orden Interior, que dijo:
-¿Qué ocurre aquí?
-Nada, brigada Basilio -contestó Candela, reponiéndose-;
estábamos jugando de manos.
-El juego de manos ya saben lo que trae. Está bien,
¡ahuequen!

Pascasio, aún sin control, se movió indeciso, pero el temor
de verse envuelto en un enredo sodomita lo decidió a aceptar
aquella solución. Echó a andar hacia la cocina, donde ya se
sentían ruidos de peroles y de poleas y, preocupado, se mezcló
con los compañeros que lo habían precedido en la faena".


Más adelante en un descarnado diálogo entre presidiarios se aprecia el desespero y el desajuste por la falta de mujer, desespero y desajuste que conduce a la transmutación, alquimia presidiaria mediante, de un cuerpo por otro, del cuerpo femenino por el cuerpo masculino. A falta de pan, ya se sabe, casabe.

"Dicen que ha entrado una clase de rubito que parte el alma. Bueno, yo lo vi; es una verdadera lea. Ya Manuel Chiquito lo está trabajando y le
mandó cigarros y una lata de leche; anda contando por ahí que recibió una carta de la madre del muchacho, recomendándoselo.
-Tal vez sea cierto, Cayohueso.
-¡No fastidies! Lo que sucede es que está bronqueado
con la Chambelona, y como no puede vivir sin mujer...
-Mire, compay, ése no es más que un pasmador. Levanta
la pieza que otro se va a comer. Acuérdese de la Viudita, de
Alma Guajira: una se le corrió con el Colombiano y a la otra
se la está trajinando Santinguanzo".

Luego la narración entra en el ojo de la tormenta del drama de Pascasio, un hombre serio como se les llama a las rara avis que allí se niegan al tráfago sodomítico, drama que no consiste en otra cosa que en el reblandecimiento que muy a su pesar se va produciendo en el alma, en el alma y en el cuerpo de un hombre que se sabe distinto a la ralea presidiaria, que cometió un acto criminal obligado quizá por las circunstancias, pero que no es un criminal, y que se ve ahora atenazado por las dudas, por la soledad, la incomprensión, la violencia, la conspiración, la dureza de sentimientos, y las burlas, crueles, de quienes en desgracia como él, no tienen ni asomo de solidaridad, sino ensañamiento deliberado para precipitarlo no ya a la sodomía, sino a la muerte, o a la sodomía como muerte. Todo un mundo interno, intenso, devenir, conflicto de la conciencia obscurecida que la maestría de Montenegro nos muestra:

"Los dos, Pascasio y la Morita, fueron a pasar al mismo
tiempo, y la puerta estrecha los unió, sintiendo Pascasio el
cuerpo del adolescente estremecerse todo a su contacto. Se
miraron. En lo profundo de los ojos del muchacho le vio aún la
obstinación apasionada de antes, cuando no quiso ceder el
paso. Éste habló en voz baja, rápidamente:
-Qué, ¿aún quieres que me aparte? Fui un tonto. Ahora
cállate, que tú no sabrás defenderte".

Y más adelante de la narración, no con la Morita, pero sí con Vicente, ocurre lo que, como en el antiguo teatro griego, parece ineluctable:

"Se veía al borde del oprobio, mezclado con él sin saber
cómo salvarse; sin tener a su lado una voz amiga. ¡Nada! Y
ahora, el que lo había empujado a la desgracia, el instrumento
que había elegido su propia indefensión para convertirlo en un
guiñapo, le hablaba y ponía en su voz inflexiones tiernas y
protectoras a la vez. ¿Sería posible que no tuviera razón?
¿Habría cometido una villanía? ¿Qué le había hecho a él la
Morita? En cambio, ¿no le hablaba, no le aconsejaba, cuando
acababa de desfigurarlo todo? ¿No le decía cosas con aquella
misma boca que su puño había destrozado, manchada aún de
sangre? ¿No era aquella la primera voz amiga que oyera en
mucho tiempo? ¡Y sus compañeros de trabajo le tenían
advertido que intentaría desprestigiarlo!

No pudo terminar la frase; el brazo de Pascasio lo había
envuelto y atraído hacia sí, confundiendo las dos bocas. Andrés
no opuso resistencia alguna; cerró los ojos abandonándose,
hasta que Pascasio, asombrado de lo que hacía, lo soltó.
Entonces el muchacho repitió lo que había comenzado a decirle:
-Estás loco, pero eres un hombre".

Al final, también como en la tragedia griega, paso a paso de la mano de las Parcas, arriba el desenlace:

"Andrés, con la guerrera desabotonada, corrió hacia
Pascasio y fue a decirle algo, pero no tuvo tiempo; quedó
detenido de súbito, con la palabra en la garganta y los ojos
humedecidos mirando hacia Pascasio, que con toda la fuerza
de su brazo y de su salvajismo le había hundido en el cráneo
el extremo cortante de la llave.

Manuel Chiquito corrió lanzando gritos. Andrés se mantuvo
en pie una fracción de segundo, de nuevo trató de decir
algo, y cayó a los pies de su agresor, que lo miró con los ojos
dilatados por el horror (...) Le puso el dorso de la mano al reflejo blanco del acero y las venas cortadas dejaron escapar la sangre, que se extendió por la plataforma. Se miró la herida con los ojos extraviados. Aún tenía aferrada la llave; la intentó tirar lejos de sí, pero los músculos se le habían agarrotado y no pudo soltarla. Entonces la miró con terror, extendiendo el brazo para apartarla mientras gritaba:
-¡Tú fuiste! ¡Tú lo mataste!
En el sinfín la cinta de acero no era más que un destello
blanco donde difícilmente se precisaba la velocidad. Acercó
al filo la muñeca de la mano que sostenía la llave, y la hoja
penetró en la carne llegando al hueso y arrancándole al aparato
una nueva voz desconocida, a la vez que la velocidad se
amortiguaba.

Sujetóse a la plataforma mientras la hoja terminaba de serrar
el hueso, y la mano separada de la muñeca se aflojó soltando
la llave. Entonces se apartó del sinfín dando rugidos con el
muñón en alto".

Montenegro dejó varios escritos inéditos, entre ellos la novela El mundo inefable donde narra sus antiguas peripecias en la cárcel mexicana de Tampico. Su obra va sobre lo oscuro porque en lo oscuro giró, como en un enloquecido tiovivo, el mundo que le tocó vivir. Pero el mundo de Montenegro pudiera ser más oscuro, inclusive, de lo que conocemos. Contaba el escritor y periodista estrella de la antigua revista Bohemia, Bernardo Viera Trejo, 1931-2008, que Montenegro no sólo habría matado al hombre de la pelea en el Puerto de La Habana, sino que tras salir de la cárcel, casado y con hija, en defensa del honor de esa última, se vio involucrado en un lío con un inmigrante argentino que trabajaba en la imprenta del mismo diario en que el escritor lo hacía y que, tras varios y vanos intentos por ser desagraviado (parece que era empecinado el inmigrante), un domingo al amanecer, cansado Montenegro del diálogo frustrado, se le apareció al sudamericano, que estaba solo en los bajos del periódico, y que, sin mediar palabras, le asestó un golpe en la cabeza con una de las prensas de plomo u otro objeto contundente. Aseguraba Vierita, como también se le conocía, que al otro día los diarios de la capital daban cuenta del hallazgo de un inmigrante argentino encontrado muerto entre las aguas del Río Almendares. Luego el escritor Rogelio Llopis, 1926-2006, amigo de Montenegro y Masferrer en aquella Habana de vida y gatillo alegre, vino a confirmar como cierta la historia para agregar, oculto tras la espesa nebulosa del humo del cigarro inundando su diminuto apartamento de Miami, entre montones de libros y frente a su infaltable botella de Wiskey, con una mirada socarrona e inquietante, pero hubo más, mucho más, Montenegro como Masferrer, era un duro, un tipo de hombre que ya se extinguió.

No estaríamos seguros de saber si las declaraciones de Viera y Llopis apuntan a los hechos, o si lo hacen a los hechos hinchados por la leyenda, esa que para bien o mal acompaña a los autores malditos, a los hombres que rompen reglas y trazan rumbos en cualesquiera de los ámbitos del acontecer humano. Pero lo que sí parece estar fuera de toda duda es que Carlos Montenegro, como Miguel de Cervantes en el siglo XVI, ese otro maldito, pasó por la experiencia extrema de la violencia en la calle, la cárcel y la guerra, y que, como el autor del Quijote, estuvo siempre bajo sospecha en una sociedad de seres que, huyendo de la oscuridad de lo distinto, suelen no sólo rechazar a los individuos de su índole, sino encerrarlos, para perderse después como mariposas enceguecidas a la restallante luz de la normalidad del mediodía en punto.

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Crece la preocupación por Ferrer: EEUU, Amnistía y la CIDH exigen su libertad inmediata

José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba, está detenido desde el 11 de julio de 2021, cuando se unió a las manifestaciones antigubernamentales junto a su hijo.
José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba, está detenido desde el 11 de julio de 2021, cuando se unió a las manifestaciones antigubernamentales junto a su hijo.

La organización Amnistía Internacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el gobierno de Estados Unidos han exigido la libertad inmediata del preso político José Daniel Ferrer García, encarcelado en la prisión de Mar Verde, en Santiago de Cuba.

"El gobierno cubano continúa deteniendo injustamente a José Daniel Ferrer y violando sus derechos humanos. Estamos gravemente preocupados por su salud y pedimos su liberación inmediata e incondicional", escribió Brian Nichols, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental.

Un mensaje similar fue divulgado este martes por Amnistía Internacional: "Tememos por la vida de José Daniel Ferrer. Tras meses sin tener contacto con él, su familia pudo verlo el pasado 18 de marzo y constatar el grave estado de salud en que lo mantienen las autoridades cubanas".

"Exige a Díaz-Canel liberarlo ¡YA!", escribió la ONG en sus redes sociales.

La entidad reconoce a Ferrer García como un preso de conciencia, por lo que ha exigido en numerosas ocasiones que sea puesto en libertad de inmediato y sin condiciones.

El líder del grupo de oposición política Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) está detenido desde el 11 de julio de 2021, cuando se unió a las manifestaciones antigubernamentales junto a su hijo.

El prisionero político y su familia han denunciado desde entonces que está sometido a un régimen de incomunicación, en confinamiento solitario prolongado, así como el agravamiento de sus problemas de salud, como dolores gástricos, de cabeza y pérdida progresiva de la visión, entre otros.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, adscrita a la OEA, expresó el lunes preocupación por la salud del prisionero de conciencia cubano, y subrayó que los Estados tienen la obligación de proporcionar servicios de salud a las personas bajo su custodia.

Víctimas de la represión comparten sus testimonios mientras se discute en la ONU las violaciones de derechos humanos en Cuba

Conferencia de prensa en Miami convocada por el Centro por una Cuba Libre (CCL) / Foto: Martí Noticias
Conferencia de prensa en Miami convocada por el Centro por una Cuba Libre (CCL) / Foto: Martí Noticias

Víctimas de la represión la isla participaron este martes en una conferencia de prensa organizada por el Centro por una Cuba Libre (CCL) en la Universidad Internacional de Florida (FIU).

El encuentro tuvo lugar en el marco de la presentación sobre Cuba en el Examen Periódico Universal, que se celebra cada cuatro años en la sede de Naciones Unidos.

Entre los participantes estuvo Rufina Velázquez, hija del exprisionero político Ramón Velázquez Toranzo, detenido el pasado 10 de marzo en la Isla luego de convocar a una protesta pacífica desde El Cobre, en Santiago de Cuba.

“Mi padre estuvo en El Cobre desde el ocho de marzo y dos días después lo sacaron de allí a la fuerza y lo mantuvieron incomunicado durante una semana”, explicó la mujer en declaraciones a Martí Noticias, minutos antes de comenzar la reunión.

“La única opción que le dan es deportarlo a Estados Unidos y prohibirle la entrada a Cuba. Mi padre se mantuvo en huelga de hambre por 13 días. Estuvo muy delicado de salud, muy débil y depuso la huelga el pasado sábado 23, pero todavía no acepta el destierro, que es la única opción que le están dando”.

Según dijo, desde el pasado sábado no tienen comunicación con él. “Todavía no lo han acusado formalmente de ningún cargo. Según le dijeron a mi familia, la fiscalía de Santiago de Cuba está tratando de crearle un caso sobre un llamado al desorden institucional. Hasta ahora están supuestamente en el proceso investigativo. No creemos que tengan ninguna base porque mi padre no ha roto ninguna ley”, detalló.

En el encuentro también estuvo presente, vía online, Osiris José Puerto Terry, quien recibió tres balazos en diferentes zonas del cuerpo en la tarde del 11 de julio de 2021, durante las manifestaciones populares de ese día.

Puerto Terry se encontraba en la Calzada de Diez de Octubre, en La Habana, zona que transitaba habitualmente ya que tenía una heladería ambulante. Todavía recuerda cuando en medio de las manifestaciones escuchó a uno de los oficiales ordenar al resto que dispararan contra el pueblo. Casi tres años después, sigue bajo las presiones de la policía política.

“Justicia es lo que estamos exigiendo”, comentó el hombre, que asegura que todavía debe presentarse mensualmente en la estación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) para firmar documentos. También lo presionan “cada vez que llega una fecha señalada. Así estamos aquí”, dijo.

Otra de las asistentes al avente fue Elizabeth León Martínez, madre de José A. Gómez León, Frandy González León, Adonis A. Remón León y Santiago Vázquez León, manifestantes del 11 de julio. Tres de ellos permanecen todavía en prisión.

León Martínez hizo un recuento de la represión contra su familia el día de las protestas y de las irregularidades durante el proceso que llevó a sus hijos a los tribunales.

Este martes activistas cubanos testificaron ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. “A pesar de la brutal represión, los cubanos están protestando pacíficamente en las calles, reclamando el cambio democrático”, dijo en su intervención Rosa María Payá, fundadora de la iniciativa Cuba Decide.

“Instamos a la comunidad internacional a exigir que Cuba libere a los presos políticos y respete todas las garantías electorales y los derechos humanos fundamentales con el objetivo de realizar un plebiscito vinculante para cambiar el sistema e iniciar una transición a la democracia. Señor vicepresidente, es hora de ponerse de parte del pueblo cubano y expulsar de este Consejo a la dictadura cubana”, declaró.

(Con reportes de Alejandro Marcano Santelli)

Activistas acuden a la Cruz Roja Internacional ante deterioro de salud de presa política cubana

Lizandra Góngora, prisionera política del 11J. (Foto: Facebook)
Lizandra Góngora, prisionera política del 11J. (Foto: Facebook)

Activistas de derechos humanos dentro y fuera de Cuba solicitaron en una carta a la presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja su mediación ante las autoridades cubanas por el deterioro del estado de salud de la presa política Lizandra Góngora Espinosa, informaron a Martí Noticias disidentes cubanos.

Desde el poblado de Cabañas, en el Mariel, el profesor Moisés Leonardo Rodríguez explicó el objetivo de la misiva.

“El propósito es ver si la Cruz Roja Internacional y su sección América toman cartas en el asunto de Lizandra, puesto que se trata de una urgencia médica que no está siendo debidamente atendida, según establecen las normas internacionales, en particular las reglas mínimas de atención a reclusas de Naciones Unidas, de la cual está dictadura es miembro de su Consejo de Derechos Humanos", argumentó.

Activistas acuden a la Cruz Roja ante negación de asistencia médica especializada a presa política cubana
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"Intentamos agotar este recurso para ver si al fin la dictadura sede y se le concede la atención médica debida a esta prisionera política y de conciencia”, destacó el promotor de la organización disidente Corriente Martiana.

Por su parte, el también activista Lázaro González Valdés señaló que las autoridades cubanas están violando las reglas internacionales de tratamiento a reclusos.

“Estamos tocándole la puerta a la señora Mirjara Spoljaric, poniéndole sobre su despacho el caso de Lizandra Góngora Espinosa. Se están violando las Reglas Mandela, que en su regla número 24 establecen claramente que la prestación de los servicios médicos es una responsabilidad del estado, y que debe tener los mismos estándares disponibles que en el exterior penal", señaló.

El opositor agregó que, en la regla número 27, se especifica que, en casos especiales de cirugía, las autoridades penitenciarias tienen que actuar rápidamente a favor del recluso. "En este caso, Lizandra tiene una patología de alto riesgo, un fibroma que requiere cirugía, una operación de urgencia”, recordó.

Desde Güira de Melena, en Artemisa, Ángel Delgado, esposo de Góngora Espinosa, describió el estado de salud de la presa política, que fue internada a inicios de marzo en el Hospital General Docente Héroes del Baire, en Nueva Gerona. Los médicos dijeron que su caso requería cirugía, pero que allí no tenían los insumos ni el especialista para practicarla.

Mientras, en el penal de mujeres Los Colonos, las condiciones son precarias.

“Hay que cargar el agua en cubos; Lizandra no puede hacer fuerza con un fibroma... Allá adentro no hay nada, por eso fue que yo me decidí a reclamar un traslado para un hospital aquí, en La Habana”, describió el esposo de la activista.

Lizandra Góngora Espinosa, de 38 años de edad, madre de cinco niños, fue condenada a 14 años de prisión por el Tribunal Militar de la Región de Occidente por los presuntos delitos de sabotaje, robo con fuerza y desórdenes públicos, tras su participación en las protestas populares del 11 de julio de 2021, en el poblado de Güira de Melena, en la provincia de Artemisa.

Payá pide expulsión de Cuba del Consejo de Derechos Humanos de la ONU

La activista cubana Rosa María Payá (izq.) habla ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Ginebra, 26 de marzo del 2024.
La activista cubana Rosa María Payá (izq.) habla ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Ginebra, 26 de marzo del 2024.

En su intervención ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas este martes la activista Rosa María Payá dijo que la constitución impuesta por el gobierno cubano niega al pueblo el derecho de vivir en democracia, y que por ello hacía un llamado a que “Cuba sea expulsada del organismo".

“Instamos a la comunidad internacional a exigir que Cuba libere a los presos políticos y respete todas las garantías electorales y los derechos humanos fundamentales con el objetivo de realizar un plebiscito vinculante para cambiar el sistema e iniciar una transición a la democracia. Señor vicepresidente, es hora de ponerse de parte del pueblo cubano y expulsar de este Consejo a la dictadura cubana”, declaró la fundadora de la iniciativa Cuba Decide.

Además, señaló que el gobierno cubano emplea el terrorismo de Estado usando la ejecución extrajudicial de sus oponentes, “tal como sentenció la Comisión Interamericana de Derechos Humanos” cuando responsabilizó al estado cubano por el asesinato de los opositores Oswaldo Payá, y Harold Cepero.

Asimismo añadió que el régimen “reprime, encarcela y tortura a los que piensan distinto” y que hay más de 1000 personas en prisión en Cuba por manifestar su opinión públicamente, incluyendo al líder opositor José Daniel Ferrer, que es sistemáticamente torturado y está en peligro de muerte.

Expresó además que el régimen viola los derechos humanos e impide a los cubanos prosperar con el fruto de su trabajo, “forzando al pueblo a una profunda crisis humanitaria”.

Añadió que “a pesar de la brutal represión, los cubanos están protestando pacíficamente en las calles, reclamando el cambio democrático” e instó al Consejo a exigirle “a los dirigentes cubanos que se sometan a la voluntad soberana de la ciudadanía”.

Payá fue una de varias activistas que testificaron ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, cuyo Grupo de Trabajo del Examen Periódico Universal examinó el historial de Cuba en materia de derechos humanos.

Kirenia Nuñez, coordinadora de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana, dijo que la población cubana continúa enfrentándose a represión, arrestos arbitrarios y desapariciones forzosas cuando se manifiesta. Señaló ademas que en marzo de este año se realizaron protestas en varias ciudades del país, principalmente en el este, y que hasta ahora conocen de 10 personas privadas de libertad como parte de la represión de las manifestaciones.

Una representante de Amnistía Internacional dijo en una intervención por video que la organización está profundamente preocupada por los continuos desafíos a los derechos humanos en Cuba, particularmente en lo que respecta a la libertad de expresión y de reunión.

Después de las intervenciones, el Representante Permanente Adjunto de Cuba ante las Naciones Unidas, Embajador Yusnier Romero Puentes, calificó de acusaciones falsas las declaraciones de los que expusieron las violaciones de derechos humanos en Cuba.

“No podemos estar aquí escuchando acusaciones falsas de quienes reciben dinero de una potencia extranjera para intentar subvertir el orden interno de nuestro país”, dijo.

Régimen permite 111 procesiones salvo en Bayamo y una en El Vedado (VIDEO)

El sacerdote cubano Lester Rafael Zayas Díaz, junto a sus feligreses, en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en el Vedado.
El sacerdote cubano Lester Rafael Zayas Díaz, junto a sus feligreses, en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en el Vedado.

Las autoridades cubanas autorizan más de un centenar de procesiones de Semana Santa en Cuba, pero deniegan las de la diocésis de Bayamo-Manzanillo y la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en La Habana.

El padre Ariel Suárez, secretario adjunto de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, informó que el gobierno autorizó 111 procesiones religiosas de Viernes Santo y Pascua de Resurrección.

“En la diócesis de Bayamo-Manzanillo no aprobaron ninguna y no aprobaron las del padre Lester en La Habana”, dijo el padre Reyes.

“Si la procesión no les va a suponer a ellos un peligro, no hay por qué impedirlas, o sea el problema es eso, cuando ellos ven que la procesión puede complicarle las cosas (...) En ningún lugar de Bayamo hay procesión porque Bayamo acaba de levantarse en protesta, entonces tú ten en cuenta que aquí la prioridad es el sistema, el filtro de todas las decisiones es el sistema”, agregó el sacerdote.

Otro lugar donde ocurrieron protestas recientemente es en Santiago de Cuba. Pero el arzobispo de esa ciudad, Dionisio García Ibáñez, dijo a Martí noticias que allí no hay tradición de procesión de Viernes Santo. La hubo en otra época, pero después de la revolución no se hizo ninguna más, precisó.

"En ningún lugar de Bayamo hay procesión porque acaban de levantarse en protesta"
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Por otra parte, la prohibición de la procesión a la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en la barriada habanera del Vedado, fue denunciada el lunes como una violación a la libertad religiosa por su párroco, Fray Lester Rafael Zayas Díaz.

En un detallado post en Facebook, el líder religioso informó a sus feligreses y a la comunidad que había sido informado a través de "los canales pertinentes" que no sería aprobada la procesión del Santo Entierro por las calles del Vedado, a pesar de que fue solicitada oportunamente.

"Lamento que se vea maltratada la libertad religiosa de una parcela del pueblo de Dios, por cosas que podrían ser tratadas en un diálogo franco y sereno", escribió.

"La solicitud de la procesión no es una iniciativa del párroco, es fruto del deseo de la feligresía y por tanto del pueblo que quiere manifestar públicamente su fe, quiere llevar la religión que profesan a sus barrios, a sus calles, a sus casas, a su vida diaria, es por tanto un derecho soberano del Santo Pueblo Fiel de Dios. Negarla como castigo a un párroco es además de absurdo, una violación de la libertad religiosa. El párroco es solo el portavoz del deseo del pueblo, es quien la solicita a la autoridad competente pero no es un deseo personal suyo", explicó el sacerdote.

El sacerdote cubano Lester Rafael Zayas Díaz.
El sacerdote cubano Lester Rafael Zayas Díaz.

Zayas Díaz es firmante de la carta “He visto la aflicción de mi pueblo”, publicada en enero de 2021, en la que un grupo de sacerdotes, laicos y feligreses alientan a romper “las cadenas” frente a la crisis política, económica y socia en la isla y en noviembre de ese mismo año, ante los temores de que la Marcha Cívica por el Cambio en Cuba fuera reprimida como ocurrió con los manifestantes del 11 de julio, estuvo entre los sacerdotes cubanos que dirigieron un mensaje a militares, reclutas y población civil de abstenerse de emplear la violencia contra los cubanos, con la exhortación "¡No alces la mano contra tu hermano!".

En el mensaje de esta semana, el religioso admite que el contenido de alguna de sus homilías "pueda resultar incómodo" pero defiende que "jamás ha sido usado el púlpito para hacer política, al estilo de los partidos políticos o como ellos entienden la política pues no es competencia del predicador hacer eso".

"Si alguien ha querido ver en mis homilías otra cosa, ya sea de dentro o de fuera, no es correcta ni bien intencionada su visión. Nunca en mis años de sacerdocio he hecho uso del espacio público, dígase durante las procesiones para exhortar a nada que no sea la piedad. Soy muy consciente del espacio público y máxime defensor de un estado laico, como para saber distinguir entre el espacio público que lleva un tipo de tratamiento y el espacio religioso que lleva otro. Es por ello que no comprendo los temores que pudieran haber llevado a la negativa de la procesión. Como sacerdote y hombre adulto conocedor de las leyes y de la actual Constitución de la República sé qué me es permitido y qué no", agregó en su comentario.

[Incluye reporte radial de José Luis Ramos]

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