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Herencia de Stalin en Crimea


Recordando la deportacion de los tartaros en un cementerio de Simferopol, Crimea.
Recordando la deportacion de los tartaros en un cementerio de Simferopol, Crimea.

Los manifestantes tártaros constataron que “de nuevo, como hace décadas, en nuestra propia tierra, se incurre en la violencia y la ilegalidad contra los tártaros de Crimea”.

Los tártaros de Crimea vuelven a levantar sus banderas. A 70 años de la deportación estalinista a la Siberia y Asia Central, las nuevas autoridades rusas en Crimea reviven las páginas de injusticia, atropellos y violaciones. En 1944 Stalin culpo a los tártaros de cooperar con los nazis.

En 48 horas más de 230 mil tártaros de Crimea fueron montados en vagones de carga y por ferrocarril hicieron el viaje al Gulag. Deportaron a los que vivían en la península y los que estaban en el ejército rojo. El 40 por ciento de ellos murieron en la travesía y en los campos de trabajo. Más de una generación nació en el exilio.
Un adolescente tartaro en el acto en recordacion a los deportados por Stalin.
Un adolescente tartaro en el acto en recordacion a los deportados por Stalin.
Solamente en 1989, en medio de la perestroika, fue que el Kremlin les permitió regresar a su patria, ya llena de rusos y ucranianos. Se encontraron con los nombres de las aldeas cambiados, sus casas ocupadas y sus tierras controladas por foráneos.

Pero regresaron y desde 1991 recuerdan el 18 de mayo como el Día de la Memoria. Lo hacen cada año desde que retornaron a la península, como parte del legado histórico y respeto a los caídos. Hay peregrinaciones al cementerio y a las terminales de trenes de donde partían sus ancestros a la muerte.

Ahora, bajo la ocupación rusa, intentaron prohibir la recordación, encarcelando a los dirigentes de esa comunidad, arrestando a otros y hostigando a los más activos.

La ocupación rusa de Crimea
Desde marzo expresan los tártaros su inconformidad con la ocupación rusa, votaron contra la anexión a Moscú y exigen sus derechos como minoría. Varios líderes tártaros permanecen en Ucrania, pues no les permiten la entrada a Crimea.

En el aniversario de la deportación planificaban actos en varias ciudades, pero vino la prohibición para realizar manifestaciones hasta el 6 de junio. Alegaron las autoridades que hay inestabilidad en el este de Ucrania, pero no suspendieron la marcha del 1 de mayo ni el desfile militar del día 9 donde estuvo el propio Putin.

Protestaron entonces los tártaros y defensores de los derechos humanos en la Federación Rusa. Autorizaron entonces pequeñas reuniones y asistencias a los cementerios. En Simferópol se reunieron 10 mil tártaros, portando sus banderas y la ucraniana, y en Bajchisarái se realizó una honra fúnebre. En las dos localidades helicópteros rusos sobrevolaban impidiendo que se escuchara a los oradores.

Ellos también quieren el derecho a determinar el futuro de su patria histórica, quieren expresar su voluntad política y recuerdan que Moscú siempre les ha avasallado.
Recordando a los familiares tartaros deportados por Stalin en 1944.
Recordando a los familiares tartaros deportados por Stalin en 1944.
Hicieron una convocatoria para el congreso nacional, piden el retorno de los nombres históricos, que se detenga la represión por motivos étnicos, políticos y religiosos, el derecho a expresarse y ser atendidos en su lengua y tener representantes en todos los niveles de la administración y el legislativo.

Y constataron que “de nuevo, como hace décadas, en nuestra propia tierra, se incurre en la violencia y la ilegalidad contra los tártaros de Crimea”.

Con firmeza y decisión aseguran que Stalin no puede mantener su herencia entre las minorías étnicas de la antigua URSS. Y a diferencia del siglo XX, en esta nueva centuria están dispuestos a luchar por sus derechos.
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    Álvaro Alba

    Historiador y periodista especializado en temas de Europa del Este y la ex Unión Soviética. Máster en Historia por la Universidad Estatal de Odesa, Ucrania. Premio Emmy 2017 (Emmy Award) en la categoría de Documental Histórico.

    Ha publicado en ABC, Diario de Las Américas, El Nuevo Herald, entre otros. Actualmente trabaja en MartiNoticias.com. Autor de Castro y Stalin, almas gemelas (2002); En la pupila del Kremlin (2011) y Rusia: la herencia del estalinismo (2012). Es Asociado Principal de Investigación (Senior Research Associate) del Centro de Estudios Cubanos (Cuban Studies Institute CSI) de Miami y miembro de la Asociación para Estudios Eslavos y del Este de Europa (ASEEES).

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