Enlaces de accesibilidad

El descuido del señor Carter


No le resulta significativo al señor Carter que Cuba quiere que lleguen extranjeros, pero les pone infinidades de trabas a sus nacionales.

El informe del ex presidente estadunidense Jimmy Carter sobre su reciente visita a Cuba es una de las piezas más reveladoras de lo mal informada que se encuentra la opinión pública mundial sobre lo tolerante, comprensivo y buena gente que es el gobierno castrista.

Y es que ese reporte, bajo la visión del señor Carter, demuestra que el régimen cubano necesita oportunidades para explicar sus reales motivaciones que siempre son tomadas a mal por un grupo de resentidos cubanos del exilio, parte del gobierno de los Estados Unidos y del mundo.

La incomprensión es terrible. Veamos uno de los primeros puntos que esgrimió el señor Carter.

A excepción de ciertas causas familiares (académica, periodística, o religioso) y las familias cubanoamericanas, los ciudadanos estadounidenses se ven privados del derecho a visitar Cuba.

Los cubanos saben que, como presidente, levanté todas las restricciones de viaje y di grandes pasos hacia la normalización de relaciones diplomáticas. Esto incluía el establecimiento de secciones de interés en La Habana y Washington, a través de las cuales podría conducirse un mínimo de intercambio diplomático.

Hay un pequeñito detalle en lo tocante a los viajes a Cuba de que son privados los ciudadanos estadunidenses y tal vez en la premura se les olvido mencionar a las autoridades cubanas y no refleja tampoco el señor Carter.

Es cierto que el gobierno de los Estados Unidos les prohíbe viajar a sus ciudadanos a la isla. Eso puede ser un problema dentro de una democracia. Sin embargo, no resulta curioso y desde un punto de vista más lógico y trágico que a los propios ciudadanos cubanos se les impida en su totalidad el ingreso a la isla de manera libre. No le resulta significativo al señor Carter que Cuba quiere que lleguen extranjeros, pero les pone infinidades de trabas a sus nacionales.

Solos aquellos ciudadanos que el régimen cubano decide, pueden volver bajo un permiso determinado de días a su país de origen luego que se convierten en inmigrantes. Además, aunque esos cubanos se hayan naturalizado con otras nacionalidades el gobierno de la isla los obliga a regresar con el pasaporte cubano, que dicho sea de paso es uno de los más caros del mundo para obtenerlo.

Hay más detallitos. Muchas veces los ciudadanos regresan y son rechazados en la misma aduana por diversas causas y vueltos a montar en un avión de regreso, aun cuando su llegada al país es porque tienen parientes cercanos a puntos de morir o enfermos muy graves.

Y en lo tocante a la apertura que el señor Carter ofreció al gobierno de la isla, sería bueno que recordara cómo sus buenas intenciones se vieron frustradas cuando el jefe del gobierno cubano extrajo a indeseables de las cárceles y enfermos de hospitales mentales para mezclarlos con las personas decentes que escaparon durante los hechos del Mariel para crearle las dificultades que sufrió en ese periodo presidencial con sus electores que le negaron el voto a un segundo periodo en la Casa Blanca, en buena medida también por este desastre.

En fin, esos detallitos pertenecen al pasado y no valía la pena reflejarlos en el informe. Gracias señor Carter por dejar fuera esas negatividades.

Nuestra siguiente reunión fue con el cardenal Jaime Ortega, quien explicó el procedimiento por el cual el gobierno cubano permitió la liberación de los restantes 52 prisioneros políticos del grupo original de 75 encarcelados desde marzo de 2003, además de un adicional grupo de 74 en los últimos seis meses. A doce de ellos se les permitió permanecer en Cuba y los otros fueron enviados como exiliados a España. El Cardenal también nos brindó una breve charla sobre la situación de los diversos grupos religiosos en Cuba.

Aquí también hay un “sorry mr Carter”. La liberación de presos políticos en Cuba es una suerte de máquina de movimiento perpetuo, ya que el gobierno cubano encarcela por un tiempo a un grupo de sus ciudadanos que le realizan oposición y luego los libera cuando una personalidad u organizaciones interceden por ellos. Veamos algunos ejemplos.

En abril de 1993 el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga consiguió la liberación de 39 presos; cinco años más tarde, el 12 de febrero, el gobierno cubano libertó por un listado que entregó el secretario de estado del Vaticano, durante la visita del papa, a 299 personas, de los cuales solo 75 eran políticos y 22 de ellos estaban obligados a salir del país. ¡Qué coincidencia, ahora resultó igual! ¡Qué gobierno más benévolo que es capaz de llevar al presidio a sus ciudadanos y luego liberarlos cuando la iglesia les dice que no es cristiano meterlos presos!. Gracias señor Carter por enterarse ahora y divulgar esta buena.

Planteamos una pregunta sobre la lista de terroristas, y los embajadores de España y Colombia dijeron que no estaban preocupados por la presencia de miembros de las FARC, la ETA, y el ELN en Cuba. De hecho, sostienen que esto aumenta su capacidad para tratar más eficazmente con estos grupos. De hecho, los miembros de ETA están allí a petición del gobierno español.

La relación histórica del gobierno cubano con grupos terroristas que tomaron a la isla como santuario para escapar de la justicia es tan antigua, como la propia edad del régimen, el cual a través de su tristemente famoso departamento América del Comité Central del Partido Comunista, llevó la insurgencia y prácticas terroristas para desestabilizar a gobiernos, que a estas alturas ya no hace falta preguntar a nadie para saber la complicidad de la isla en estos hechos.

Un informe redactado por el Buro Federal de Investigaciones (FBI) en diciembre de 1973 reveló que alrededor de 135 dirigentes de grupos subversivos independistas portorriqueños viajaron a Cuba para adoctrinamiento y entrenamiento en tácticas guerrilleras, preparación de artefactos explosivos y métodos sofisticados de sabotaje.

El gobierno español tiene el listado de numerosos integrantes del grupo terrorista ETA, como Carlos Ibaguren “Nervios” responsable de las finanzas del grupo, Elena Bárcenas Arguellas “Tigresa”, entre otros que vivieron y aun viven en la isla con el respaldo del gobierno castrista.

Según fuentes de la lucha antiterrorista, en Cuba existe una colonia de etarras establecida a partir de los activistas que fueron deportados en la década de los ochenta.

Posteriormente se instalaron en la Isla nuevos miembros de la banda, aunque este hecho nunca es reconocido por La Habana. El régimen cubano ofreció además cobertura política a ETA en determinadas circunstancias, aseguró la publicación El Correo.

En el año 2000, el gobierno cubano se negó a respaldar una condena a ETA en la décima Cumbre Iberoamericana, celebrada en Panamá. Ese mismo año, las fuerzas de seguridad francesas incautaron una carta redactada por el entonces jefe de la banda, Mikel Albisu, Antza, dirigida a Fidel Castro, en la que se solicitaba una cita entre representantes del Partido Comunista de la Isla y una delegación de ETA.

Las autoridades colombianas en el 2001 capturaron en su territorio al miembro del IRA, Niall Terence Conolly, alias Martin McCauley con dos hombres más, quien tenía su asentamiento en Cuba como representante de la organización para América Latina y se encontraba en Colombia para entrenar a los miembros de las FARC en el uso de explosivos y otras estrategias.

Cuba negó su vínculo con Mc Cauley, pero al final las pruebas irrefutables motivaron que reconociera que el hombre era el representante del IRA ante su gobierno, lo cual también afirmó Gerry Adams, líder del Sinn Fein.

En Cuba reside la ex pantera negra Joanne Chesimard, alias Assata Shakur, quien asesinó a un policía en Nueva Jersey e hirió a otro en 1973. Fue condenada y logró escapar en 1979 y llegó a Cuba donde es reconocida como una luchadora de los derechos civiles.

Otro de los casos que obtuvieron puerto seguro en Cuba fue el de Charles Hill, Michael Robert Finney, y Ralph Lawrence Goodwin, miembros del grupo Nueva Republica que mataron a un policía en Alburquerque, Nuevo México y luego asaltaron, en el aeropuerto internacional de Albuquerque, un avión 727 de la línea comercial aérea TWA, y volaron a Cuba.

Todos esos grupos estuvieron establecidos en Cuba durante muchos años y perpetraron numerosos crímenes con los servicios de inteligencia y contrainteligencia cubanos, especialmente secuestros y robos de bancos e instituciones financieras que produjeron muchos millones de dólares.

El fin del proyecto comunista en el mundo obligó al castrismo a abandonar la violencia revolucionaria internacional, aunque mantiene la lealtad con los viejos camaradas que saben que tienen un refugio a prueba de extradición en la isla.

Cuba es la embajadora natural y plenipotenciaria del terrorismo internacional que encuentra a través de la isla su defensa a ultranza y un respaldo natural.

Antes de salir de La Habana, tuve una conferencia de prensa, una entrevista de televisión, y otra breve reunión con el presidente Castro, quien me recibió en el aeropuerto, donde repetí mi petición de que el señor Gross sea puesto en libertad y trasladé las preocupaciones recibidas de los grupos disidentes. Se comprometió a investigar los problemas e informarme personalmente sobre sus decisiones.

¡Raúl Castro investigará de manera personal los problemas que tienen los opositores en Cuba!. ¡Wao!. ¡Qué buena noticia!

Claro – siempre hay un claro o un pero con el gobierno castrista- es un poco peculiar que Raúl Castro investigue los mismos problemas que él y su hermano diseñaron en estos más de 50 años contra todos los que se le oponen. No me puedo imaginar cómo recriminará a las instituciones represivas que intimidaron a los blogueros, a las damas de blanco, a la madre de Orlando Zapata.

Pero nada, el señor Carter trasladó esos problemas que en algunas latitudes se llama violación de los derechos humanos, de los cuales Cuba fue condenada por más de diez ocasiones en las Naciones Unidas- y esa transgresión flagrante, que la isla mantiene todavía como parte de su política interna, no termina, todo lo contrario aumenta. Lo sabrá el señor Carter?

El bloqueo interno que sufren los ciudadanos cubanos por parte de su gobierno, que les resta o suma su movilidad social a condición de una lealtad política, no fue contemplado en esta visita por el señor Carter, ni tampoco la necesidad de instaurar una democracia en el país donde puedan coexistir diversas corrientes políticas o la urgencia en la creación de una carta magna que recoja la diversidad de la nacionalidad del pueblo cubano, sin imposiciones ideológicas, el impostergable camino de una equidad social, donde las personas de piel no blanca tengan similares oportunidades dentro de la sociedad. Nada de eso lo reflejó el informe del señor Carter.

Esos pormenorcitos se pasaron por alto en esta visita del señor Carter, quien consiguió un entendimiento de tal magnitud con el gobierno cubano que el propio Raúl Castro, encantado con la visita del ex mandatario, dijo a la prensa.

-Estoy de acuerdo con todo lo que el presidente Carter dijo.

Creer en un régimen como el cubano, dirigido hace más de 50 años por los hermanos Castro, es pecar de iluso o ser casi un santo. Jimmy Carter, no es lo uno, ni lo otro, es quizás un hombre confiado que toma como ciertas las palabras de Raúl Castro y olvida lo que dijo hace varios siglos el escritor español Baltasar Gracián: “La confianza es la madre del descuido.”

Al menos su informe es un gran y total descuido.

XS
SM
MD
LG