El periódico subraya que a nada le temen tanto los autócratas como a la difusión de la verdad, ante la cual experimentan auténtico pavor. Señala que lo que está sucediendo en Cuba con las bibliotecas públicas confirma plenamente la verdad de estas aseveraciones.
El diario argentino La Nación indica que quienes residen en suelo cubano, y tienen sed de libertad, tratan de calmarla concurriendo a las distintas bibliotecas administradas por instituciones privadas, ya que en las que pertenecen al Estado la censura es total.
Añade el editorial que en su frenesí autoritario, a comienzos del 2003, el régimen autoritario de Cuba aumentó su población carcelaria con 75 nuevos presos políticos, es decir, con personas a las que les imputa el delito de pensar distinto, llamados también de conciencia. Entre esos presos había dos docenas de bibliotecarios.
Según La Nación, hace poco fueron liberados algunos detenidos políticos por efecto de la presión ejercida por el socialismo español. Pero las puertas de las prisiones no se abrieron para ningún bibliotecario. El editorial concluye señalando que muchos en Cuba podrían expandir sus horizontes y calmar su sed de libertad si a la isla llegaran más libros y revistas desde la Argentina.