En su discurso anual ante los embajadores acreditados ante el Vaticano, el Pontífice dijo que la Santa Sede emprendió numerosos pasos para tratar de evitar lo que llamó el desafortunado conflicto en Iraq.
El Papa reconoció que el pueblo de Iraq se ha librado de un régimen que lo oprimía, y afirmó que la comunidad internacional debe ayudar a Ios iraquíes a retomar las riendas de su paìs y establecer de manera democrática un sistema polìtico y económico que les permita concretar sus aspiraciones.