El martes, varios miles de manifestantes abuchearon y tiraron piedras al presidente nicaragüense, en la tercera semana consecutiva de protestas y cuestionamientos al mandatario.
Estudiantes, pobladores de barriadas marginales y conductores de ómnibus se unieron en una marcha para reclamar una solución al alto precio de los combustibles, que obligó a un incremento en las tarifas del transporte público.
Pese a un pedido que le hicieron 96 de los 152 alcaldes del país, Bolaños rehusó renunciar y recalcó que lo que el país necesita es un diálogo nacional. También acusó al líder opositor sandinista, Daniel Ortega, de impulsar las protestas para destituirlo.