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Eurocopa y cumbre de la Unión Europea


El delantero portugués Cristiano Ronaldo entrena en Donbass Arena en Donetsk, Ucrania. Portugal se enfrentará a España el próximo miércoles en las semifinales de la Eurocopa de 2012. EFE/Tolga Bozoglu
El delantero portugués Cristiano Ronaldo entrena en Donbass Arena en Donetsk, Ucrania. Portugal se enfrentará a España el próximo miércoles en las semifinales de la Eurocopa de 2012. EFE/Tolga Bozoglu

Fútbol y política protagonistas a la vez

La Eurocopa-2012 de fútbol y la crucial cumbre de la Unión Europea que tendrá lugar el jueves, fecha de la segunda semifinal Alemania-Italia, compartirán protagonismo en un momento en el que la crisis del euro y los goles vuelven a entremezclarse, como en varios momentos del torneo.

Los PIIGS, término peyorativo ("Cerdos", en inglés) que designa por sus siglas en inglés a Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España, todos ellos clasificados para la Eurocopa, han firmado un buen papel global en el torneo, donde tres de ellos han llegado a las semifinales.

Irlanda fue el primer eliminado, en la primera fase, y el pasado viernes se fue Grecia, el país más castigado de la Eurozona y que cayó además por 4-2 ante Alemania, en un duelo que había generado mucha expectación por el rigor presupuestario impuesto por Berlín a Atenas en estos tiempos convulsos.

La agencia AFP señala que sólo los alemanes podrán evitar una victoria de los PIIGS, ya que junto a su duelo con los italianos se encuentra la otra semifinal, un derbi ibérico el miércoles entre españoles y portugueses.

"Si fuera verdad que el fútbol es la continuación de la guerra por otros medios, ahora se presenta la ocasión de dar la vuelta a la situación", comentaba recientemente el redactor jefe del periódico deportivo español As, Alfredo Relaño.

"Pero no. Aquí sólo jugamos por la alegría de una noche de verano y el prestigio futbolístico de cada uno", sentencia.

Casi todos parecen compartir esa opinión, aunque las referencias políticas en el combate futbolístico europeo son muy habituales.

"Señora Merkel, ¡ahí vamos!", titulaba el lunes un diario gratuito distribuido en el metro de Milán al día siguiente de la victoria de la Nazionale sobre Inglaterra en los penales de los cuartos de final (4-2 tras empate 0-0).

Toda la prensa de la península transalpina se divirtió en los últimos días haciendo juegos de palabras con "rigore", que en italiano sirve igual para hablar de rigor (financiero o presupuestario, por ejemplo) y para hablar de "penal".

Incluso el serio Corriere della Sera enumera las próximas citas "cruciales": cumbre de la Unión Europea en Bruselas, semifinal Alemania-Italia que "transfiere al terreno de fútbol las complejas relaciones entre Roma y Berlín" y cumbre Mario Monti-Angela Merkel, jefes de gobiernos de ambos países, la próxima semana.

En el Mesaggero, el economista italiano Lorenzo Bini Smaghi, exmiembro del directorio del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort, acude al rescate de los analistas financieros y deportivos.

Italia y Alemania son "dos maneras de comprender la existencia y de afrontar la competición. Por un lado la inspiración y la fantasía. Por el otro, el método y el espíritu sistemático. Y eso vale para el deporte, la economía..." explicó.

En una mezcla sorprendente, el semanario Panorama pone frente a frente a dos "Super Marios": Draghi, el patrón del BCE, "que tiene un plan secreto para salvar nuestras economías", y Balotelli, el atacante de la Nazionale, que "no tiene plan, pero que también quiere ganar".

En tiempos de crisis, el deporte suele ser una vía de escape, como destaca el economista Angus Deaton, de la Universidad estadounidense de Princeton.

"Durante la Gran Depresión de los años treinta, por ejemplo el cricket ganó popularidad en Gran Bretaña y el béisbol en Estados Unidos", recuerda en una entrevista con la AFP.

"Creo que podemos dar una alegría a la gente en un contexto difícil", estimó por su parte el seleccionador español, Vicente Del Bosque, en un reportaje con el diario Marca, aunque apuntando que la Roja no tiene "la solución a los problemas del país".

El domingo 1 de julio, un equipo será campeón de Europa, pero el euro, la crisis y la economía seguirán su curso.
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