La Guardia Nacional fue activada el jueves para ayudar en situaciones de emergencia y rescates en las zonas del este de Estados Unidos cubiertas por una espesa capa de nieve, tras una nueva tempestad invernal. Más de 2.300 militares de la Guardia Nacional fueron movilizados en siete Estados, desde Georgia hasta Delaware, para ayudar a los servicios de emergencia, informó el Pentágono.
Se trata de un invierno particularmente duro en el este del país, cuya ola de frío y nieve afecta desde el miércoles a Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte, antes de moverse hacia el norte del país.
De acuerdo con la prensa, unas 700.000 viviendas seguían privadas de energía eléctrica al mediodía del jueves (unas 100.000 menos que al inicio de la mañana), más de la mitad de ellas en los estados de Carolina del Norte y del Sur.
Más de 6.300 vuelos fueron cancelados este jueves hasta las 14H30 local (19H30 GMT) desde o hacia Estados Unidos, informó el sitio web especializado FlightAware. El miércoles ya habían sido suspendidos otros 3.700 vuelos.
La empresa que administra la circulación de trenes, Amtrak, también canceló la operación de diversas vías. En el centro de Washington, la circulación era en la mañana de este jueves extremadamente difícil por la cantidad de nieve acumulada por la precipitación durante la noche, de más de 30 centímetros (más de medio metro en la periferia).
Las principales avenidas de la ciudad estaban prácticamente vacías, y los raros transeúntes que trataban de llegar a sus trabajos debían enfrentar penosamente enormes amontonamientos de nieve y caminar lentamente por el medio de la calle para evitar las veredas intransitables.
Todas las escuelas de la región y la absoluta mayoría de las oficinas públicas ya habían alertado en la noche del miércoles que no abrirían sus puertas este jueves. En la mañana, la mayoría del comercio también se encontraba cerrado.
Como consecuencia de la tempestad, el vicepresidente Joe Biden canceló una visita a Maryland, contiguo a Washington, y la Casa Blanca suspendió la conferencia de prensa diaria.
En Nueva York, donde el jueves proseguía la Fashion Week, los camiones recolectores de nieve circularon sin cesar durante toda la noche, pero en la mañana la cantidad de nieve acumulada llevó al alcalde Bill de Blasio a recomendar a los neoyorquinos a dejar sus automóviles en casa y limitar sus desplazamientos a lo indispensable.
El Servicio Nacional de Meteorología (NWS) había alertado en los últimos días la proximidad de un "domo gigantesco" de corriente de aire frío proveniente del Ártico y que se instalaría sobre una parte de Estados Unidos creando una "tempestad glacial" capaz de "paralizar" varios Estados.
El NWS llegó a adelantar un consejo a aquellos audaces que pretendían viajar en automóvil: "si precisa salir a la ruta, incluya una linterna extra, y deje agua y alimentos en el interior del vehículo", sugiriendo la posibilidad de largos períodos atascados en la nieve o el hielo.
"Tomar el transporte público es la mejor opción", dijo di Blasio a la prensa. La recolección de basura en la ciudad ha sido suspendida "para que los empleados de limpieza puedan dedicarse exclusivamente a remover la nieve", añadió. De acuerdo con la cadena CNN, la tempestad había dejado ya un saldo de 10 muertos, la mayoría como consecuencia de accidentes en las carreteras. El miércoles el presidente Barack Obama decretó el estado de urgencia en 45 condados de Georgia y Carolina del Sur, una decisión que permite a los servicios federales iniciar su operación de emergencia.
En Carolina del Norte, donde el clima es habitualmente más ameno, las caídas de nieve han creado enormes dificultades en las carreteras, donde miles de conductores aún están bloqueados. El gobernador, Pat McCrory, aconsejó a los empleados públicos a no salir a las calles: "Si usted está en un lugar cálido y seguro, permanezca en él", aconsejó.
Hace dos semanas, Georgia ya había sufrido una fuerte tormenta, en la que la gestión de sus autoridades había sido criticada, ya que cientos de estudiantes se vieron obligados a dormir en su escuela debido al bloqueo de carreteras con nieve. Para evitar una repetición de ese escenario, el gobernador de Georgia, Nathan Deal, decretó el martes el estado de emergencia y desplegó una flota de camiones para echar sal en las carreteras antes de la llegada de la tormenta.
Varias localidades de la región ya prepararon iglesias o centros de esparcimiento para recibir a los damnificados. El invierno ha sido particularmente fuerte este año en Estados Unidos, y con consecuencias inesperadas: la sociedad ADP aseguró la semana pasada que las malas condiciones climáticas afectaron el crecimiento del empleo. A su vez, los precios del petróleo han sido impulsados al alza.
Se trata de un invierno particularmente duro en el este del país, cuya ola de frío y nieve afecta desde el miércoles a Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte, antes de moverse hacia el norte del país.
De acuerdo con la prensa, unas 700.000 viviendas seguían privadas de energía eléctrica al mediodía del jueves (unas 100.000 menos que al inicio de la mañana), más de la mitad de ellas en los estados de Carolina del Norte y del Sur.
Más de 6.300 vuelos fueron cancelados este jueves hasta las 14H30 local (19H30 GMT) desde o hacia Estados Unidos, informó el sitio web especializado FlightAware. El miércoles ya habían sido suspendidos otros 3.700 vuelos.
La empresa que administra la circulación de trenes, Amtrak, también canceló la operación de diversas vías. En el centro de Washington, la circulación era en la mañana de este jueves extremadamente difícil por la cantidad de nieve acumulada por la precipitación durante la noche, de más de 30 centímetros (más de medio metro en la periferia).
Las principales avenidas de la ciudad estaban prácticamente vacías, y los raros transeúntes que trataban de llegar a sus trabajos debían enfrentar penosamente enormes amontonamientos de nieve y caminar lentamente por el medio de la calle para evitar las veredas intransitables.
Todas las escuelas de la región y la absoluta mayoría de las oficinas públicas ya habían alertado en la noche del miércoles que no abrirían sus puertas este jueves. En la mañana, la mayoría del comercio también se encontraba cerrado.
Como consecuencia de la tempestad, el vicepresidente Joe Biden canceló una visita a Maryland, contiguo a Washington, y la Casa Blanca suspendió la conferencia de prensa diaria.
En Nueva York, donde el jueves proseguía la Fashion Week, los camiones recolectores de nieve circularon sin cesar durante toda la noche, pero en la mañana la cantidad de nieve acumulada llevó al alcalde Bill de Blasio a recomendar a los neoyorquinos a dejar sus automóviles en casa y limitar sus desplazamientos a lo indispensable.
El Servicio Nacional de Meteorología (NWS) había alertado en los últimos días la proximidad de un "domo gigantesco" de corriente de aire frío proveniente del Ártico y que se instalaría sobre una parte de Estados Unidos creando una "tempestad glacial" capaz de "paralizar" varios Estados.
El NWS llegó a adelantar un consejo a aquellos audaces que pretendían viajar en automóvil: "si precisa salir a la ruta, incluya una linterna extra, y deje agua y alimentos en el interior del vehículo", sugiriendo la posibilidad de largos períodos atascados en la nieve o el hielo.
"Tomar el transporte público es la mejor opción", dijo di Blasio a la prensa. La recolección de basura en la ciudad ha sido suspendida "para que los empleados de limpieza puedan dedicarse exclusivamente a remover la nieve", añadió. De acuerdo con la cadena CNN, la tempestad había dejado ya un saldo de 10 muertos, la mayoría como consecuencia de accidentes en las carreteras. El miércoles el presidente Barack Obama decretó el estado de urgencia en 45 condados de Georgia y Carolina del Sur, una decisión que permite a los servicios federales iniciar su operación de emergencia.
En Carolina del Norte, donde el clima es habitualmente más ameno, las caídas de nieve han creado enormes dificultades en las carreteras, donde miles de conductores aún están bloqueados. El gobernador, Pat McCrory, aconsejó a los empleados públicos a no salir a las calles: "Si usted está en un lugar cálido y seguro, permanezca en él", aconsejó.
Hace dos semanas, Georgia ya había sufrido una fuerte tormenta, en la que la gestión de sus autoridades había sido criticada, ya que cientos de estudiantes se vieron obligados a dormir en su escuela debido al bloqueo de carreteras con nieve. Para evitar una repetición de ese escenario, el gobernador de Georgia, Nathan Deal, decretó el martes el estado de emergencia y desplegó una flota de camiones para echar sal en las carreteras antes de la llegada de la tormenta.
Varias localidades de la región ya prepararon iglesias o centros de esparcimiento para recibir a los damnificados. El invierno ha sido particularmente fuerte este año en Estados Unidos, y con consecuencias inesperadas: la sociedad ADP aseguró la semana pasada que las malas condiciones climáticas afectaron el crecimiento del empleo. A su vez, los precios del petróleo han sido impulsados al alza.