En el editorial titulado “Castro, siempre apuntalado en el poder”, el diario dice que a los 78 años de edad Castro termina 2004 en una silla de ruedas y una pierna partida “haciendo de Cuba... el museo desconchado de sus sueños de juventud”.
Añade Tageblatt que Castro acaba el año moviendo a sus disidentes encarcelados como peones sobre un tablero, “liberándolos a cuentagotas en gestos hacia la Unión Europea, a la cual España empuja hacia una flexibilidad de las sanciones contra el régimen comunista”.
El editorial del diario de Luxemburgo dice que a pesar de la rodilla quebrada y el brazo en cabestrillo, Castro no piensa en la jubilación y continúa dirigiendo los destinos de la Isla “con mano de hierro por 45 años consecutivos y resistiendo ferozmente los llamados a la reforma y a la flexibilidad del régimen”.