El editorial destaca que de entrada, España, Alemania, Italia, Polonia y la República Checa han llamado esta misma semana a sus embajadores de la isla a sus respectivas capitales para que dieran explicaciones sobre los hechos.
Según el periódico catalán, la citada actuación de las autoridades cubanas carece de toda lógica, sobre todo después de haber permitido la celebración del Congreso de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba, y es un indicio grave de lo que puede ser el verdadero talante de Castro con respecto a los compromisos con la Unión Europea.
La esperanza comunitaria ha sido mantener relaciones con la oposición y las autoridades para alcanzar resultados tangibles en el pluralismo político. Pero, señala el editorial, hechos como el sucedido esta semana ponen palos en las ruedas de esta estrategia, refuerzan los argumentos de Washington, y ponen en duda la capacidad de Bruselas para hacerse respetar por Castro.
El canciller de España ha pedido a La Habana que ayude al bloque continental en su intento de mejorar el diálogo entre ambas partes. Sin embargo, el diario La Vanguardia concluye que la Unión Europea debe ejercer su máxima presión para que su estrategia no sea burlada, porque ante un dictador como Castro no valen sólo las buenas palabras.