Magnus Carlsen, máxima figura del ajedrez actual, apodado el Mozart del tablero por su juego armónico e imaginativo, está a dos puntos y medio de arrebatar la corona mundial a Viswanathan Anand, el Tigre de Madrás, que en su propia guarida india está siendo avasallado por el noruego.
Después de dos triunfos consecutivos del aspirante, el encuentro por el título, al mejor de doce partidas, alcanzó este sábado su ecuador con un marcador de 4-2 para Carlsen que deja al campeón al borde del precipicio, con opciones muy remotas de retener su corona por sexta vez.
A sus 43 años, Anand ha perdido gran parte de las cualidades que le hicieron famoso. El otrora Gran Maestro más rápido del tablero se ha visto más presionado que su rival por el reloj y su brillante juego combinativo de antaño ha chocado contra el muro de la implacable lógica del pretendiente, al que dobla en edad.
La sala del hotel Hyatt Regency, un cinco estrellas situado en la icónica calle de Anna Salai de la capital tamil donde se disputa la serie, ofreció este sábado la imagen de un campeón que empieza a deambular medio "groggy" sobre el cuadrilátero.
El combate, tal vez el más esperado del último decenio, comenzó con dos asaltos de tanteo. Las dos primeras partidas acabaron en tablas sin lucha. La primera, el día 9, en sólo 16 movimientos, y la segunda en 25, ambas por repetición de jugadas.
Los dos juegos siguientes pusieron, curiosamente, contra las cuerdas a las piezas blancas. En la tercera, Anand omitió una continuación muy favorable, y en la cuarta sufrió para empatar contra la defensa berlinesa de Carlsen.
La sangre irrumpió en la quinta partida. El noruego abrió con una inglesa y llegó a un final muy técnico. Su posición le daba una pequeña ventaja frente a una infantería negra desordenada (tres peones aislados), pero la prolongación del combate por encima de las seis horas condujo al indio a cometer imprecisiones que su rival aprovechó para batirlo por vez primera.
Anand acusó el golpe. En la sexta tenía este sábado la oportunidad de levantarse aprovechando la iniciativa que conceden las piezas blancas pero, con la aguda apertura española, jugó demasiado pasivo y permitió a Carlsen igualar la situación en los primeros 30 movimientos para, a partir de ahí, someter al campeón a una nueva sesión de tortura, con lentas maniobras que fueron, poco a poco, empujando a su adversario, cada vez más nervioso, hacia el abismo.
Consciente de que necesitaba reanimar sus ánimos alicaídos, pero también de que una nueva derrota sería prácticamente definitiva, Anand no acertó a plasmar sobre el tablero sus cualidades ofensivas y al final volvió a perder, cometiendo un error tras otro, según confesó en la rueda de prensa posterior.
A lo largo de su carrera, Anand ha acreditado una gran capacidad para levantarse tras un duro golpe: frente al israelí Boris Gelfand en el Mundial de 2012 al ganar la octava tras perder la séptima, y ante el búlgaro Veselin Topálov en el de 2010, al imponerse en la segunda tras ser derrotado en la primera.
En Madrás, tras un duro golpe ha encajado otro mayor, y además, para su desgracia, frente a un adversario, Carlsen, que a juicio de los analistas tiene mucha más categoría ajedrecística que aquellos. La empresa, ahora, es desesperada.
Si se consuma el triunfo de Carlsen, el noruego se habrá convertido en el segundo campeón mundial más joven de la historia. Lo sería todavía con 22 años -cumple 23 el próximo día 30-, igual que el ruso Gari Kasparov, pero el "Ogro de Bakú" obtuvo la corona el 9 de noviembre de 1985, cinco meses antes de cumplir los 23.
El Gran Maestro indio, que residió durante varios años en Collado Mediano (Madrid), donde aún tiene una residencia, parece haber querido regresar a casa para ceder el trono al representante del nuevo ajedrez, el jugador del siglo XXI, una especia de computadora humana capaz de sacar petróleo de posiciones aparentemente equilibradas.
Anand, que se proclamó campeón por vez primera en el año 2000 ante el letonio nacionalizado español -ahora otra vez letonio- Alexei Shírov, puede estar asistiendo a sus últimos días como rey del tablero.
Dos puntos de ventaja son una renta difícilmente enjugable para un jugador de 43 años. Sobre todo si enfrente tiene a Magnus "Mozart" Carlsen, el hombre que en enero pasado batió el récord de puntuación ELO -hasta entonces en poder de Kasparov- con una suma de 2.849 unidades y que ahora encabeza el ránking mundial con 2.870.
Después de dos triunfos consecutivos del aspirante, el encuentro por el título, al mejor de doce partidas, alcanzó este sábado su ecuador con un marcador de 4-2 para Carlsen que deja al campeón al borde del precipicio, con opciones muy remotas de retener su corona por sexta vez.
A sus 43 años, Anand ha perdido gran parte de las cualidades que le hicieron famoso. El otrora Gran Maestro más rápido del tablero se ha visto más presionado que su rival por el reloj y su brillante juego combinativo de antaño ha chocado contra el muro de la implacable lógica del pretendiente, al que dobla en edad.
La sala del hotel Hyatt Regency, un cinco estrellas situado en la icónica calle de Anna Salai de la capital tamil donde se disputa la serie, ofreció este sábado la imagen de un campeón que empieza a deambular medio "groggy" sobre el cuadrilátero.
El combate, tal vez el más esperado del último decenio, comenzó con dos asaltos de tanteo. Las dos primeras partidas acabaron en tablas sin lucha. La primera, el día 9, en sólo 16 movimientos, y la segunda en 25, ambas por repetición de jugadas.
Los dos juegos siguientes pusieron, curiosamente, contra las cuerdas a las piezas blancas. En la tercera, Anand omitió una continuación muy favorable, y en la cuarta sufrió para empatar contra la defensa berlinesa de Carlsen.
La sangre irrumpió en la quinta partida. El noruego abrió con una inglesa y llegó a un final muy técnico. Su posición le daba una pequeña ventaja frente a una infantería negra desordenada (tres peones aislados), pero la prolongación del combate por encima de las seis horas condujo al indio a cometer imprecisiones que su rival aprovechó para batirlo por vez primera.
Anand acusó el golpe. En la sexta tenía este sábado la oportunidad de levantarse aprovechando la iniciativa que conceden las piezas blancas pero, con la aguda apertura española, jugó demasiado pasivo y permitió a Carlsen igualar la situación en los primeros 30 movimientos para, a partir de ahí, someter al campeón a una nueva sesión de tortura, con lentas maniobras que fueron, poco a poco, empujando a su adversario, cada vez más nervioso, hacia el abismo.
Consciente de que necesitaba reanimar sus ánimos alicaídos, pero también de que una nueva derrota sería prácticamente definitiva, Anand no acertó a plasmar sobre el tablero sus cualidades ofensivas y al final volvió a perder, cometiendo un error tras otro, según confesó en la rueda de prensa posterior.
A lo largo de su carrera, Anand ha acreditado una gran capacidad para levantarse tras un duro golpe: frente al israelí Boris Gelfand en el Mundial de 2012 al ganar la octava tras perder la séptima, y ante el búlgaro Veselin Topálov en el de 2010, al imponerse en la segunda tras ser derrotado en la primera.
En Madrás, tras un duro golpe ha encajado otro mayor, y además, para su desgracia, frente a un adversario, Carlsen, que a juicio de los analistas tiene mucha más categoría ajedrecística que aquellos. La empresa, ahora, es desesperada.
Si se consuma el triunfo de Carlsen, el noruego se habrá convertido en el segundo campeón mundial más joven de la historia. Lo sería todavía con 22 años -cumple 23 el próximo día 30-, igual que el ruso Gari Kasparov, pero el "Ogro de Bakú" obtuvo la corona el 9 de noviembre de 1985, cinco meses antes de cumplir los 23.
El Gran Maestro indio, que residió durante varios años en Collado Mediano (Madrid), donde aún tiene una residencia, parece haber querido regresar a casa para ceder el trono al representante del nuevo ajedrez, el jugador del siglo XXI, una especia de computadora humana capaz de sacar petróleo de posiciones aparentemente equilibradas.
Anand, que se proclamó campeón por vez primera en el año 2000 ante el letonio nacionalizado español -ahora otra vez letonio- Alexei Shírov, puede estar asistiendo a sus últimos días como rey del tablero.
Dos puntos de ventaja son una renta difícilmente enjugable para un jugador de 43 años. Sobre todo si enfrente tiene a Magnus "Mozart" Carlsen, el hombre que en enero pasado batió el récord de puntuación ELO -hasta entonces en poder de Kasparov- con una suma de 2.849 unidades y que ahora encabeza el ránking mundial con 2.870.