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Democracia Real YA también para el búnker caribeño


Lo que sucede en España es la primera muestra de lo que puede suceder en cualquier lugar en el que exista un sistema de comunicación que ponga en relación a miles de ciudadanos de forma instantánea

Desde el sábado 15 de mayo España vive una situación inédita de movilizaciones ciudadanas organizadas a través de las redes sociales, en Internet, bajo el lema Democracia Real YA. En el primer día de protestas miles de ciudadanos, descontentos por la actual situación económica, se manifestaron en sesenta ciudades. Partidos políticos, sindicatos y otro tipo de organizaciones han mostrado su sorpresa por el impacto de una iniciativa originada en la red. España vive, a partir de este fenómeno, el primer ejemplo del efecto agitador de las redes sociales. Si alguien no creía en ese poder ciudadano surgido en Internet, aquí tiene la evidencia que demuestra que hay motivos para creer en él. Las redes no sólo catalizan la democracia allá donde no existe sino que además facilitan la creación de movimientos que buscan multiplicarla allá donde ya está establecida.

Como todo lo que huele a Internet y a movimiento ciudadano, el castrismo se lo mira con recelo, pero buscando por cual resquicio del discurso puede introducirse y sacar algún provecho propagandístico con el que refuerce sus lemas habituales. En este caso, las movilizaciones en España -a pesar de tener una retórica de resonancia revolucionaria, no en el sentido de una Revolución a la castrista, porque se apela a una revolución “ética” que mejore la calidad democrática- han tenido un eco más bien limitado en la prensa castrista. Su presencia se limita a comentarios en algunos blogs oficialistas y en Cubadebate, medios sin ningún tipo de resonancia en la opinión pública de la Isla.

Algún periodista oficial cubano ha mezclado interesadamente la situación de España con la de Egipto o Túnez de hace algunos meses. No obstante, es obvio que son situaciones incomparables. Mientras en Egipto y Túnez las movilizaciones eran el reclamo de una libertad fundamental de unos ciudadanos subyugados, bajo un marco exponencialmente represor y totalitario, en España se reclama más y mejor democracia, dentro de un marco ya democrático que garantiza las libertades fundamentales y el respeto al ser humano y su integridad.

Las demandas expresadas en el manifiesto del movimiento Democracia Real YA son más bien genéricas y no vienen acompañadas por una concreción práctica. Digamos que los objetivos que plantea el manifiesto podrían ser asumidos por todos, se resumen en la necesidad de conseguir la felicidad del ser humano garantizándole el derecho al disfrute de los bienes de consumo, la necesidad de que el ciudadano sea escuchado por los políticos, a la vez que se muestra un rechazo a la partitocracia inamovible, en referencia a la existencia de dos partidos políticos mayoritarios en España, PSOE y PP, que se turnan en el gobierno aunque siempre en elecciones libres. El movimiento quiere ser también un acicate para los ciudadanos de manera que no se dejen llevar por la inercia y busquen otras opciones políticas, no sólo las mayoritarias.

En las demandas de este movimiento encontramos la clave de por qué el castrismo no podría darle demasiado eco en su prensa. Sus exigencias son precisamente la multiplicación de los derechos que están cancelados en Cuba desde 1959. Ni tan sólo uno de los acampados en la madrileña Plaza del Sol aceptaría un marco castrador de derechos individuales como el cubano.

El movimiento apela a un avance democrático, no a un giro hacia experiencias de colectivismo, socialismo o comunismo. En los pedidos del movimiento no figura la libertad de expresión y otros derechos fundamentales porque son derechos con los que ya se cuenta. De hecho, si los impulsores de Democracia Real YA cambiaran el marco español por el castrista, ni tan siquiera podrían haber convocado una mínima protesta callejera sin que les cayeran encima las turbas paramilitares, ni podrían estar usando Internet para sus fines movilizadores, simplemente porque no tendrían conexión. Las protestas que en España se celebran en un tono festivo serían en Cuba el camino más rápido para la represión policial, la cárcel, el asesinato social o el destierro.

Lo que sucede en España es la primera muestra de lo que puede suceder en cualquier lugar en el que exista un sistema de comunicación que ponga en relación a miles de ciudadanos de forma instantánea. Los ciudadanos justo empiezan a usar un instrumento de comunicación (Twitter, Facebook) un tanto inexplorados para el activismo social y político, pero la española no es ninguna revuelta que quiera tumbar un gobierno, eliminar un sistema democrático por otro de nuevo cuño. Ningún cambio reivindicado por este movimiento pasa por encima de las urnas ni de unas elecciones libres. Ante esta explosión ciudadana los agentes sociales como los partidos y los sindicatos, objeto de muchas de las críticas, se han visto desbordados.

Y mientras, a muchos que no se han acercado a las redes sociales, les asalta la duda: ¿Quién está detrás de “todo esto”? Sería hora de tomarse más en serio las redes sociales, su impacto en las comunidades y la necesidad de replantear asuntos como son la participación ciudadana y la intervención más directa en los asuntos públicos. Los movimientos nacidos en la red no precisan de ninguna organización a priori, cuando basta una hash tag o etiqueta que pone en relación a todos aquellos que persiguen unos mismos objetivos. El hash tag de Twitter se convierte hoy en el catalizador de los movimientos y no ningún partido ni organización jerárquica y sus líderes.

Es por todo ello que todos estos movimientos surgidos en la red quedan tan y tan lejos de la Revolución castrista. Básicamente porque su canal de expresión y sus métodos son hoy uno de los principales enemigos del búnker caribeño.

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