¿Por qué algunos analistas tachan de chapucería el traslado de armas cubanas a bordo de un buque norcoreano?
Según estos analistas la forma burda en que se intentó realizar este traslado no guarda relación con la forma habitual con que operan los servicios de inteligencia cubanos.
El gobierno de La Habana es un veterano traficante de armas a nivel mundial y en la mayoría de los casos el destino de sus cargamentos solo se ha conocido cuando las armas han comenzado a ser utilizadas.
En la década de los 60 del siglo pasado Cuba exportó con éxito armas y hasta pequeñas unidades de insurgencia a países africanos, latinoamericanos y del medio oriente.
En los 70 movilizó con eficiencia grandes ejércitos hacia Angola y Etiopía y exportó grandes cantidades de armamento a Nicaragua, El Salvador y Guatemala, usando rutas tan diversas como Costa Rica y la costa centroamericana del pacífico.
Muchas de estas operaciones implicaron traslados de alijos y cargamentos por el canal de Panamá, sin que fueran detectadas.
Este historial hace que para muchos analistas resulte contradictorio que ahora se utilice un buque norcoreano con antecedentes de tráfico de armas y drogas.
O que no se percataran de que un buque con el sistema automático de localización desconectado por varias semanas sería el blanco de todas las agencias de seguridad de la zona.
Algunos analistas han llegado a manejar inclusive que se trata de una operación condenada al fracaso por algunos de los participantes o por pugnas internas en las fuerzas armadas cubanas.
Pero más bien parece una operación improvisada en un corto espacio de tiempo y un mal cálculo de los gobiernos cubano y norcoreano sobre la capacidad de las autoridades del canal y los sistemas de vigilancia de los países del área.
Según estos analistas la forma burda en que se intentó realizar este traslado no guarda relación con la forma habitual con que operan los servicios de inteligencia cubanos.
El gobierno de La Habana es un veterano traficante de armas a nivel mundial y en la mayoría de los casos el destino de sus cargamentos solo se ha conocido cuando las armas han comenzado a ser utilizadas.
En la década de los 60 del siglo pasado Cuba exportó con éxito armas y hasta pequeñas unidades de insurgencia a países africanos, latinoamericanos y del medio oriente.
En los 70 movilizó con eficiencia grandes ejércitos hacia Angola y Etiopía y exportó grandes cantidades de armamento a Nicaragua, El Salvador y Guatemala, usando rutas tan diversas como Costa Rica y la costa centroamericana del pacífico.
Muchas de estas operaciones implicaron traslados de alijos y cargamentos por el canal de Panamá, sin que fueran detectadas.
Este historial hace que para muchos analistas resulte contradictorio que ahora se utilice un buque norcoreano con antecedentes de tráfico de armas y drogas.
O que no se percataran de que un buque con el sistema automático de localización desconectado por varias semanas sería el blanco de todas las agencias de seguridad de la zona.
Algunos analistas han llegado a manejar inclusive que se trata de una operación condenada al fracaso por algunos de los participantes o por pugnas internas en las fuerzas armadas cubanas.
Pero más bien parece una operación improvisada en un corto espacio de tiempo y un mal cálculo de los gobiernos cubano y norcoreano sobre la capacidad de las autoridades del canal y los sistemas de vigilancia de los países del área.