El camarlengo y tres cardenales decidirán cuándo se llevará el cadáver del Papa a la Basílica de San Pedro para ser expuesto al público. Asimismo, él y los cardenales que lo auxilian asegurarán que se rompan el “anillo del Pescador” del Papa y su sello para que nadie más pueda usarlos. No se realizará autopsia.
Los ritos funerarios durarán nueve días y la fecha del funeral propiamente dicho y del entierro será decidida por los cardenales entre el cuarto y el sexto día después del fallecimiento. Los papas yacen en la cripta debajo de la Basílica de San Pedro. Tradicionalmente, son enterrados dentro de un ataúd de madera de ciprés que luego se sella dentro de un féretro mayor de plomo que, a su vez, se cubre con una caja externa de madera de pino.
El Colegio de Cardenales supervisa las actividades diarias durante el interregno (que es el período en el que un Estado no tiene soberano). Como el poder de los cardenales es limitado, se detiene gran parte de la administración central de la Iglesia Católica.
El cónclave que debe elegir un nuevo Papa comienza en la Capilla Sixtina del Vaticano entre 15 y 20 días después de la muerte. Los cardenales, confinados en el Vaticano durante el cónclave, decidirán el día exacto de la elección. Por primera vez, no vivirán en la Capilla ni en las habitaciones cercanas al Museo del Vaticano, sino en una nueva residencia en el predio del Vaticano.
Un total de 120 cardenales de menos de 80 años son aptos para votar. Necesitan una mayoría de al menos dos tercios más uno para elegir al nuevo Papa. Cuando el cónclave haya elegido un Pontífice, se le preguntará al elegido si acepta el nombramiento y qué nombre desea adoptar. Una vez que se hace esto, se le viste con las prendas papales (los sastres tienen varias medidas listas) y el nuevo Papa se sentará en un trono en la Capilla Sixtina para recibir a los otros cardenales que harán fila para rendirle homenaje y jurar obediencia.
El mundo conoce de la elección de un nuevo Papa cuando un funcionario queme, con productos químicos especiales, las boletas con las que votaron los cardenales, lo que hace que un humo blanco salga de la chimenea de la Capilla. Otros químicos son usados para emitir humo negro, lo que indicaría que la votación no arrojó todavía resultados concretos.
Poco después de la elección del nuevo Papa, el decano del Colegio de Cardenales saldrá al balcón central de la Basílica de San Pedro para anunciar a las multitudes congregadas en la plaza: Habemus Papam (Tenemos Papa). Entonces, el nuevo Pontífice se presentará con su vestimenta papal y bendecirá a los fieles.