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Correa da un golpe político con el perdón a los periodistas


En un recuento de 40 minutos de lectura, el presidente Correa repasó el proceso contra El Universo y les perdonó.

Poco después de las 09:00, y ante muchos de sus principales ministros y simpatizantes, el presidente ecuatoriano Rafael Correa, vestido con una de sus típicas camisas indígenas, realizó su esperada intervención desde el Palacio de Carondelet en la que otorgó el “perdón” a los sentenciados en los casos de El Universo y El Gran Hermano.

Luego de 40 minutos de lectura -en la que hizo un larguísimo recuento de lo que fue el proceso contra El Universo- Rafael Correa decidió: “Perdonar a los acusados, concediéndoles la remisión de las condenas que merecidamente recibieron, incluyendo a la compañía El Universo; también he decidido que desistiré de la demanda que propuse en contra de los autores del libro El Gran Hermano” (Juan Carlos Calderón y Christian Zurita).

Con tono compungido dijo: “nunca quise ese juicio”, y reiteró que “no íbamos a quedarnos con medio centavo”, pues la indemnización sería para el proyecto Yasuní para dejar bajo tierra el petróleo. “Todo ha sido ignorado por cierta prensa”, comentó Correa quien se cuidó en su intervención de llamar “corrupta” a la prensa internacional, como hace a menudo con la local.

El periodista Juan Carlos Calderón, uno de los afectados, comentó que la decisión había sido precipitada por el desgaste político, las presiones internacionales y los cálculos políticos del Gobierno, que entendió que el precio de continuar con los juicios era demasiado alto. También barajó la idea de que funcionarios cercanos a Correa le hicieron entender, mediante encuestas, que estos dos juicios le mermaban popularidad.

Lo cierto es que la crónica de este “perdón anunciado” tuvo su colofón con esta “carta abierta” difundida en tres idiomas, y en medio de una parafernalia que incluyó la instalación de una pantalla gigante en uno de los barrios más populosos de Guayaquil, la Isla Trinitaria, para que la gente pudiera seguir la transmisión en vivo.

Esto se dio luego de una semana convulsa para el mandatario quien recibió agriamente la noticia de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos había emitido medidas para impedir la ejecución de la sentencia en el caso El Universo. Correa también recibió críticas de diarios internacionales, influyentes ex mandatarios (como el ex presidente Jimmy Carter) y también muchos escritores, entre estos últimos, el premio Nobel Mario Vargas Llosa quien lo increpó duramente en su columna Piedra de Toque.

Con el título ‘El honor del mandatario’, el Premio Nobel de Literatura indicó que el honor, el nombre y el gobierno de Rafael Correa, “ha quedado por las patas de los caballos, desprestigiado internacionalmente por una operación legal que toda la prensa libre del mundo, las organizaciones de periodistas, de derechos humanos, y los partidos y gobiernos democráticos consideran un atropello cínico y desorbitado contra la libertad de expresión que puede tener consecuencias trágicas para su país...”.

Por eso a muy pocos asombró hoy la decisión de “perdón sin olvido” para El Universo, aunque el mandatario recalcó que era una decisión que “estaba tomada hace tiempo en mi corazón”, y no resultado de presiones internacionales.

Modesto Reyes, experimentado comentarista de Radio Tropicana, una de las emisoras que más credibilidad tiene en análisis político, comentó con ironía que “en este tiempo de Cuaresma, la justicia terrenal condenó a El Universo, pero la ‘justicia divina’ decidió el perdón”. Y Carlos Víctor Morales, conocido periodista televisivo de Canal Uno, dijo que a Correa no faltaba sino “hacerle un altar y santificarlo en Nobol” (terruño de la santa Narcisa de Jesús).

Por su parte el gobierno panameño se mostró dispuesto a mantener el asilo al directivo del diario El Universo, Carlos Pérez, aunque el presidente de ese país, Rafael Correa, pidiera la “remisión” de su condena de cárcel por injurias. Si se concede la “remisión” de la pena y el directivo de prensa decide “abandonar la sede” de la Embajada de Panamá en Quito, en la que se refugió el pasado día 16 de febrero, y “trasladarse a Panamá (...) obviamente se le recibiría”, declaró el canciller panameño Roberto Henríquez poco antes de que Correa anunciase públicamente que “perdonaba” a los cuatro periodistas a los que demandó por injurias.



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