Según ese comunicado, “los primeros informes indican que cerca de 40 personas, en su mayoría mujeres y niños, fueron asesinadas por hombres armados que forzaron a las víctimas a entrar en edificios que luego fueron incendiados”.
El Departamento de Estado añadió que “este ataque subraya la necesidad para que las fuerzas rebeldes de Ruanda que operan en la parte oriental de la República Democrática de El Congo se desarmen y se repatríen inmediatamente. Es igualmente importante que las otras fuerzas milicianas se desarmen para permitir el restablecimiento de condiciones seguras y estables en toda la República Democrática de El Congo bajo la autoridad y control del gobierno de esa nación.”
El comunicado dice también que Estados Unidos “respalda plenamente la decisión de Naciones Unidas de enviar inmediatamente a esa zona de El Congo una misión para que determine los hechos en torno a ese ataque e identifique a los responsables. Estados Unidos se une a la comunidad internacional en la República Democrática de El Congo en su llamamiento para que los culpables de actos tan bárbaros sean llevados a la Justicia”.