En un telegrama enviado al cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el Pontífice reiteró su más firme y absoluta reprobación de tales injustificables actos que ofenden a Dios, violan el fundamental derecho a la vida y socavan la pacífica convivencia.
El Papa expresó tristeza por los atentados y resaltó la crueldad que implican.