Al final de una reunión con el canciller alemán, Gerhard Schroeder, Bush ratificó su apoyo a Francia, Alemania y el Reino Unido por los esfuerzos para persuadir a Irán para que cese el enriquecimiento de uranio a cambio de concesiones económicas.
Los ministros de Asuntos Exteriores de naciones europeas expresaron su esperanza en que la elección del dirigente intransigente iraní Mahmoud Ahmadinejad como presidente de Irán no afectará el diálogo nuclear programado.
El presidente iraní electo declaró que su país podría sostener conversaciones con el Reino Unido, Francia y Alemania, pero Teherán seguirá insistiendo en su derecho a desarrollar tecnología atómica con propósitos pacíficos.