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Arte y Cultura

Buscar la identidad, un drama que puede tratarse con humor

Actriz Sofía Cruz Arcia, esta semana en un patio de Miami. (Foto de Jorge Ignacio Pérez)
Actriz Sofía Cruz Arcia, esta semana en un patio de Miami. (Foto de Jorge Ignacio Pérez)

Nacida en Hialeah y criada en Sevilla, la actriz Sofía Cruz Arcia asume el drama cubano del exilio como un trabajo personal. Su espectáculo “El columpio”, inspirado en la historia de su familia, se presenta este jueves en el Festival del Monólogo de Miami.

Sofía Cruz Arcia no nos perdonaría que en esta entrevista no pusiéramos el apellido de su madre. De eso va el espectáculo unipersonal que presentará este jueves y viernes en Miami, en el ámbito del XV Festival Latinoamericano de Monólogo. Su familia, por las dos líneas, paterna y materna, está metida dentro de una maleta, lista para realizar un viaje, un viaje muy duro que engloba a Cuba, Estados Unidos y a España.

No es la primera ni la última historia de emigrantes cubanos que va por el mundo tratando de encontrar un lugar, pero sí se trata de una de las pocas que ha podido narrarse para el teatro desde adentro, con ese motivo autobiográfico que duele, pero no es posible apaciguar si no se saca de esta manera, se muestra y se comparte con miles de personas.

El columpio narra la historia de Lourdes Prieto Monzón (Lourditas), una niña cubana que debe exiliarse a raíz de la revolución y que nunca regresará a su patria. Dice Sofía Cruz Arcia, desde su condición de dramaturga, directora y actriz, que se trata de un drama con humor.

“No podría ser de otra manera, yo concibo el teatro así”, asegura a este reportero una tarde casi primaveral de Miami, en la terraza de su padre Miguel, un camagüeyano que vino desde muy joven y se hizo ingeniero.

El columpio es el viaje del héroe, de la heroína en este caso, como mismo plantea Edipo Rey”, comenta la joven de 31 años y acento español, a veces con un punto andaluz.

Hija de padres cubanos, Sofía nació en Hialeah, Miami, y a los cuatro años la trasladaron a Sevilla. Allí estudió su carrera de artes escénicas pero no ha perdido el vínculo ni con Miami ni con Cuba. Su madre vive del otro lado del Atlántico y el padre vive aquí. Ella entre dos aguas, con un perfecto inglés, por si acaso.

Promoción de la obra para el Festival de Monólogos de Miami 2016.
Promoción de la obra para el Festival de Monólogos de Miami 2016.

Le preguntamos si le hubiera gustado no tener este arrastre de dolor, por el exilio de sus padres primero, por la aventura de cambiar de país luego, por el tema no resuelto de la democracia en la isla, un lugar que no ha visitado y tiene dudas si pisar o no todavía. Responde con una frase:

“No hubiera escrito ni puesto en escena esta obra”.

Y, claro, esta obra es de lo más importante en su vida. No solo porque habla de su familia, de sus orígenes, sino además porque con ella se graduó de la universidad, aunque entonces la pieza duraba solo 15 minutos. Ahora pasa de una hora. Sofía sola en escena, interpretando varios personajes, transitando de situaciones con muy poca escenografía: una maleta, un perchero y poca cosa más.

“Yo le llamo teatro pobre”, dice la joven española-cubanoamericana, moviendo sus dedos largos entre una cabellera negra también larga y brillosa. Sofía es elocuencia y pasión. Se le afecta la voz cuando menciona a su familia. El programa de mano de su espectáculo es una sorpresa para los parientes de Miami. Me lo extiende y me pide discreción.

Plinio Prieto Ruiz, ejecutado el 12 de octubre de 1969 con 37 años, era su tío abuelo. El régimen comunista recién instalado en la isla no le perdonó a Plinio que dejara de seguirlos. El médico cubanoamericano José Carro, que llegó casi de niño mediante la “Operación Peter Pan”, era cuñado de su madre, y era su padrino.

Muchos de sus parientes están representados de alguna manera en esta obra, ya vista en teatros de España, Brasil y que ahora llega por primera vez a Estados Unidos.

“Enfrentarse a algo personal es muy duro, pero había que hacerlo”, dice Sofía, una actriz especializada dentro de lo que se denomina “teatro gestual”. Sofía llevaba muchos años con ganas de contarlo y de hacer la denuncia. Es una obra de “autoficción”, según la define, que tuvo su estreno en diciembre de 2013 en el barrio madrileño de Lavapiés, uno de los centros multiculturales de la capital española. En ese barrio viven muchos emigrantes.

Luego de dejar Miami, la obra abrirá el festival escénico Solo Tú, de Cantabria, a principios de marzo.

La búsqueda de la identidad era una espina clavada que Sofía ha desenterrado lo más probable como autoayuda, y también como regalo a su familia. En esta búsqueda, Lourditas, el personaje, “reirá, cantará, llorará, bailará y deberá encontrar el verdadero sentido de la vida, mientras arrastra una herida abierta y el anhelo por su querida Cuba”, avisa el programa de mano que, confidencialmente, Sofía dejó en el portafolio del periodista, con la promesa de divulgar solo lo necesario.

“Lo demás hay que verlo en escena”, plantea la actriz.

El columpio, jueves 25 y viernes 26 de febrero a las 8.30 pm, Artspoken Performing Arts Center, 1167 SW 6th Street, Miami.

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Entrevista al fotógrafo Jorge J Pérez Hernández en visita a OCB Radio Martí

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Muere Edmundo Desnoes, autor de "Memorias del Subdesarrollo"

Edmundo Desnoes. INSTAR / FACEBOOK
Edmundo Desnoes. INSTAR / FACEBOOK

El escritor cubano Edmundo Desnoes falleció el miércoles en Nueva York a la edad de 93 años, recordado por el gran público cubano a través de la adaptación cinematográfica de su novela Memorias del subdesarrollo (1965).

La película homónima, realizada en 1968 por el director Tomás Gutiérrez Alea, “Titón”, que ofrece una vista panorámica a la sociedad cubana de los primeros años de la revolución de Fidel Castro, está entre los filmes más importantes de la cinematografía cubana y ha sido elegida por expertos, como los del Instituto Británico de Cine, entre las mejores obras de la historia del cine.

El autor de No hay problema (1961), El cataclismo (1965) y Memorias del desarrollo nació en La Habana en 1930, realizó sus estudios en los Estados Unidos y regresó a la isla en 1960, tras la llegada al poder de Fidel Castro. Ese mismo año trabajaría como redactor del diario Revolución y el suplemento Lunes de Revolución hasta que periódico y suplemento fueran personalmente clausurados por Castro.

"Mi contribución a la expresión literaria de los primeros años de la Revolución es evidente y palpable. Memorias… forma parte de esa historia. Soy tan responsable como Fidel y la dirección política de haber contribuido a expresar el sueño y la pesadilla de las dos primeras décadas de la intensa aventura. No creamos un hombre nuevo, descubrimos la poderosa persistencia del pasado. Al principio fueron los intentos idealistas, pero luego empezaron a dominar el oportunismo, el egoísmo y la ciega voluntad de poder de la dirección. Por mi parte, pienso que cometo menos errores literarios en Memorias del subdesarrollo que el Partido Comunista de Cuba ha cometido en la carne y fantasía de la isla. Abandoné físicamente la isla cuando el PCC, en su arrogante ignorancia tanto de la economía como de la cultura, comenzó a decirme lo que debía escribir, lo que podía consumir y, para colmo, a dónde podía viajar", declaró el escritor en entrevista con Hyper Media Magazine.

Desnoes también ha dicho que se marchó de Cuba en 1979, cuando enfrentó críticas tras negarse a asistir a la autoconfesión del escritor Heberto Padilla, que la Seguridad del Estado convirtió en evento un obligado para los intelectuales. Entonces, se asentó en los Estados Unidos, donde alternó su oficio de escritor con el de profesor universitario. De ese periodo destaca su antología Dispositivos en la flor (1982), que causó polémica por la inclusión por igual de escritores cubanos exiliados y aliados al oficialismo de La Habana.

Sobre su exilio en los Estados Unidos confesó en entrevista con La Habana Elegante que había preferido aislarse.

"Yo vivía el trauma del exilio. Tuvieron que pasar 20 años para entender dónde me situaba en los EEUU. No podía venir aquí y seguir escribiendo con el mismo paradigma. Empecé en inglés, pero vuelvo al español. Nosotros tenemos el sentido trágico – que es lo aquí llaman el “looser” – y que yo le digo la “perdedumbre”, el sentido trágico de saber que todo cambia, que todo termina. No tenemos el sentido del éxito como aquí, sino el del fracaso. Aquí lo tienen un poco en el Sur donde perdieron la guerra, pero por lo demás aquí se da más el «happy ending».
Pero yo me he aislado bastante precisamente porque al principio Reinaldo Arenas se apareció en una de mis conferencias con un grupo de amigos y el encuentro fue a puñetazos. Arenas me creó un problema serio porque me acusó de ser agente de Fidel Castro para reclutar a intelectuales norteamericanos en el mundo académico para la Revolución en Nicaragua. Fue una acusación que hizo ante la CIA, y me vino a visitar el FBI porque ellos decían que yo no podía tener la posición expresada en la antología, y que yo estaba haciendo un trabajo a favor de la Revolución. El no haber atacado al régimen era índice de que yo estaba trabajando para la Revolución. Y eso fue una acusación tremenda, porque eso me trajo al FBI cuando todavía de la guerra fría. Arenas escribió un ensayo de setenta páginas en una revista llamada Kosmos donde - en un ejemplo del poder de la imaginación sobre la realidad - me acusaba que yo estaba enamorado de Fidel Castro porque yo era lampiño y admiraba la barba de Fidel. Pero ese no fue un conflicto real. Yo no fui amigo de él, no tuve relaciones con él. Cuando yo estaba trabajando en el instituto del libro facilitamos que él escribiera ensayos y propusimos la publicación de su segunda novela. Pero él me veía como representante del poder, y con un poco del espíritu campesino él me vio con aspecto anglosajón y hay un resentimiento por parte de él. A parte de eso no había razón para su agresividad. Quizás él viera una realidad profunda y lo usó como símbolo en el que mi pasión por Fidel se debía a que yo soy lo opuesto de Fidel. Fidel es un hombre de acción y yo no".

El escritor regresó a la isla como miembro del jurado del premio literario Casa de las Américas en la edición 2003.

Preguntado por la revista La Habana Elegante sobre cómo había encontrado la isla, el autor respondió: "La Revolución causa una ruptura muy profunda y volví a ver a un hermano, a la familia, a los amigos, e inclusive a los viejos militantes, a los más dogmáticos que ya me ven como a uno de aquella época que va desapareciendo".

El independiente Instituto Internacional de Artivismo Hanna Arendt (INSTAR) lamentó el fallecimiento del autor en un post publicado en su cuenta de Facebook: "Con un gran pesar, hemos recibido la noticia del fallecimiento de Edmundo Denoes. Con el orgullo de saberlo uno de los mejores escritores de su generación, cuya novela más reconocida sirvió de guión para una de las películas insignes del cine cubano, INSTAR se despide con respeto y profunda admiración".

Festival de Cine Instar se reinventa con formato “transnacional” por exilio de realizadores cubanos

Carteles del IV Festival de Cine Instar. (@instar_cuba)
Carteles del IV Festival de Cine Instar. (@instar_cuba)

La cuarta edición del Festival de Cine Instar, organizado por el Instituto de Artivismo Hannah Arendt y presidido por Tania Bruguera, arrancó el lunes en Barcelona (España) en su nuevo formato “transnacional, simultáneo e itinerante”, debido a la salida masiva al exilio de artistas e intelectuales cubanos.

Del 4 al 10 de diciembre, el festival contará con proyecciones en Barcelona, París, Nueva York, Miami, Ciudad de México, Buenos Aires y Sao Paulo, así como una programación online para Cuba. El evento apoya la producción independiente, a escala internacional, especialmente la de aquellos países donde se encuentran amenazadas las libertades de expresión y creación.

“Presentaremos por primera vez una sección competitiva, con unos 15 títulos que aspiran al premio Nicolás Guillén Landrián. Lo decidirá un jurado internacional y será otorgado a la película que mejor aborde, desde el lenguaje cinematográfico, una situación o temática tabú en su sociedad correspondiente”, explicó el cineasta cubano José Luis Aparicio, director artístico del festival.

La mayoría de las películas en concurso son dirigidas por cubanos, dentro o fuera de la isla, pero también hay realizadores de países con realidades cercanas a las de Cuba como Nicaragua, Venezuela, Irán y Haití.

“Además del concurso, tenemos 13 presentaciones especiales entre las que destacan cinco películas de los cineastas cubanos Fernando y Miñuca Villaverde, exiliados desde 1965. Las realizaron en Estados Unidos, entre 1970 y 1980, y son consideradas hitos del cine cubano en la diáspora”, añadió Aparicio.

El jurado está integrado por Alejandro Hernández (Cuba), guionista ganador de un premio Goya; Dunja Fehimović (Bosnia y Herzegovina), profesora de Estudios Hispánicos en la Universidad de Newcastle, y Paulo Antonio Paranaguá (Brasil), periodista, crítico de cine e historiador.

El régimen cubano acusó la semana pasada al festival de “exaltación del terrorismo contra Cuba” por incluir el documental “Veritas”, del director cubano Eliécer Jiménez Almeida, que aborda la experiencia de integrantes de la Brigada de Asalto 2506.

La cubana Tania León gana el XIX Premio SGAE de la Música Iberoamericana

Tania León. Tomado de @pulitzerprizes
Tania León. Tomado de @pulitzerprizes

La compositora cubanoamericana Tania León se convirtió en la primera mujer ganadora del Premio SGAE de la Música Iberoamericana Tomás Luis de Victoria, en su XIX edición.

Este premio, que otorga cada dos años la Sociedad General de Autores Españoles (SGAE) a sus homólogos iberoamericanos, está considerado “el reconocimiento público más alto a un compositor o compositora viva de la comunidad iberoamericana”, y está dotado con 20 mil euros.

El jurado, que sesionó de manera virtual el pasado 20 de noviembre, escogió a Tania León en “atención a su experiencia artística que se proyecta como paradigma de comprensión y diálogo intercultural, junto a los exilios externo e interno que, como cubana en los Estados Unidos, han marcado su producción compositiva de alto reconocimiento internacional, así como a su posición como ser humano ante las coordenadas vitales por las que ha discurrido su trayectoria”.

León, que en 2021 fue merecedora del prestigioso Premio Pulitzer de la Música, y en el 2022 se alzó con el Premio Kennedy Center Honors, declaró estar “muy muy agradecida y emocionada" por el reconocimiento de la SGAE.

"Recibir este tipo de premios siempre es una sorpresa. Al descolgar el teléfono me quedé boquiabierta”, declaró. “En lo profesional, me gustaría destacar la variedad de géneros que se reconocen en esta convocatoria, y en lo personal, recordar siempre a mi abuela, mis inicios y a todos mis familiares, que se sumaron a una idea y hoy no están aquí. Ellos siguen vivos en mí”.

Tania León, nacida en 1943 en La Habana, Cuba, emigró de la isla a los 24 años. Su talento y obra gozan de amplio reconocimiento internacional.

Festival de Cine de La Habana denunciado por excluir filmes sobre Fito Páez e inmigrantes cubanos LGBTQ en Moscú (VIDEO)

Cartel del filme cubano "Llamadas desde Moscú".
Cartel del filme cubano "Llamadas desde Moscú".

Representantes de la Asamblea de Cineastas Cubanos criticaron en un comunicado al Festival de Cine de La Habana por apartar, nuevamente y sin explicación alguna, las películas “Llamadas desde Moscú”, dirigida por Luis Alejandro Yero y “La Habana de Fito”, de Juan Pin Vilar.

Importantes figuras del cine y la crítica cinematográfica en Cuba, como Fernando Pérez, Deymi D‘Atri, Juan Antonio García Borrero, Ernesto Daranas, Rosa María Rodríguez, Luis Alberto García, Kiki Álvarez, Katherine T. Gavilán, Gustavo Arcos, Carla Valdés y Manuel A. Rodríguez Yong, apuntaron directamente al régimen de La Habana por permitir que la política interfiera "de una manera cada vez más explícita, en la independencia que debe caracterizar al Festival de Cine de La Habana, ratificándolo como una plataforma usada para cercenar, silenciar, amedrentar y excluir".

"La Asamblea reitera su frontal denuncia a este dañino "modus operandi". Hace un llamado de atención a la responsabilidad que en esto tiene nuestro Gobierno, empeñado en sostener a este grupo de funcionarios que destruye nuestro cine, nuestra cultura y vulnera los derechos de cada cubano", dice el texto.

“Llamadas desde Moscú”, el primer largometraje de Yero, que indaga en el mayor éxodo migratorio en la historia de Cuba, a través de cuatro jóvenes queer que emigran a Rusia, se ha presentado con éxito en prestigiosos certámenes del mundo, como el Festival Internacional de Berlín, el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, el MoMA´s Festival of International Nonfiction Film and Media, el Festival Internacional de Cine de Pristina, Kosovo y el Festival Internacional de Cine de Gijón, en España.

El Museo de Arte Moderno de Nueva York, MoMA, dijo que el filme de Yero es “potente” y que refleja como “la capital rusa es el sendero para cuatro cubanos que quisieron emigrar de la isla, hasta que la invasión de Rusia contra Ucrania puso en duda sus destinos”.

En entrevista con el portal Cine Latino, Yero explica que si bien en el documental se explora la posibilidad de que haya una guerra, no fue hasta tres días después de haber terminado la filmación que Vladimir Putin lanza la invasión Ucrania.

"Las consecuencias ante la inminente guerra fueron inmediatas: las tarjetas de crédito dejaron de funcionar, uno de los chicos pierde su trabajo de televentas, varias de las plataformas digitales que usan para comunicarse y expresarse dejan de funcionar en Rusia. Dos de ellos regresaron a Cuba", relató el director.

"Estuvimos a punto de quedar atrapados en Moscú", dijo el cubano.

El Festival Internacional de Cine de La Habana, lanzado en 1979 como Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano ha excluido también el filme “La Habana de Fito”.

El documental y su creador, Juan Pin Vilar, fueron víctimas de un acto de censura y de una exhibición no autorizada en la Televisión Cubana en el mes de junio, lo que generó numerosas protestas de los trabajadores del cine y de la comunidad artística en general.
Es un filme que aborda el impacto que el músico argentino Fito Páez, figura central del documental, causó entre artistas y jóvenes cubanos a través de sus múltiples presentaciones y viajes a la isla, y donde el célebre cantautor aborda temas agudos como el misterio en torno a la desaparición de Camilo Cienfuegos en octubre de 1959 y la aplicación sumaria de la pena de muerte contra tres jóvenes que secuestraron una lancha en La Habana en el 2003 con el fin de emigrar.

El comunicado de la Asamblea de Cineastas Cubanos se opone a la censura, la exclusión y la criminalización del disenso, así como a las presiones ejercidas por las autoridades para excluir las mencionadas obras.

“Como Asamblea, seguiremos trabajando por nuestro cine. Un cine transnacional, libre, diverso, complejo y profundamente comprometido con la dura realidad de nuestro pueblo”, subraya el texto publicado en Facebook con la etiqueta #NuestroCineSeráLibreONoSerá.

El texto íntegro del Grupo de Representantes de La Asamblea de Cineastas Cubanos:
La Asamblea de cineastas ha sido clara en sus propósitos y actuado con transparencia desde el inicio. Todos nuestros documentos y declaraciones tienen como punto central el rechazo a cualquier política que implique actos de censura y exclusión contra obras y autores, un perverso modelo que anula ese elemental derecho de cualquier ciudadano de disfrutar e interpretar esas obras por sí mismo.
Nuevamente el Festival de Cine de La Habana es el escenario propicio para que ese sostenido ejercicio de violencia institucional haga acto de presencia. El argumento de turno es que el país enfrenta una agresión en el campo de la cultura y el pensamiento. Se habla de políticas y obras artísticas colonizadoras, de la urgencia de establecer acciones contra las narrativas que intentan imponernos desde los grandes medios y centros de poder.
¿Pero de cuál guerra cultural estamos hablando? ¿Acaso se puede enfrentar un proceso de colonización sin una real emancipación cultural, social y política de los individuos y de la sociedad en que vivimos? ¿Acaso es posible descolonizar sin respeto a nuestros derechos y libertades básicas, imponiendo un solo punto de vista, pretendiendo que los artistas y ciudadanos acepten sin chistar las disposiciones emitidas de forma autoritaria desde el poder?
No aceptamos que nuestra sociedad se siga desmembrando por la incapacidad para aceptar el disenso, la diferencia, el miedo a discutir ideas y por la falta de voluntad para trabajar por encontrar puntos de consenso, de convivencia y de respeto a los otros. Si se está contra el pensamiento único y los monopolios de la información, se tiene que estar también en contra de cualquier política que refrende internamente una sola manera de entender la cultura, la identidad, la política, el pasado o el futuro de la nación.
No se puede luchar contra el dogma de los medios imponiendo otro. No se puede ser anticolonial prohibiendo películas y obras artísticas realizadas por nuestros creadores. No se puede hablar en nombre del pueblo si no se es capaz de escuchar y responder el clamor de ese pueblo. No se puede alertar del peligro de una sola lectura de la Historia proponiendo como única narrativa la que es escrita desde el poder.
Por eso nuestra Asamblea entiende que cualquier simulacro de guerra cultural enunciado en este momento no tiene otro fin que el de dividirnos como gremio, radicalizando a una parte del mismo para luego criminalizarlo políticamente. Se pretende eludir así el verdadero problema de fondo: nuestra exigencia a una discusión horizontal sobre la censura y la exclusión en el cine cubano. Hoy se hace más obvio que nunca lo obsoleto de ese modelo de acción que tan gran grave daño ha causado a nuestra cultura y vida cívica en general.
Hemos denunciado cómo desde el Ministerio de Cultura varios altos funcionarios llevan largo tiempo controlando, censurando y, en muchos casos, amenazando a los artistas que deciden expresarse de forma crítica sobre los problemas que nos asedian. Ahí está la principal causa del brutal éxodo de nuestro gremio, sumado a esa estampida en la que se desangra la nación. No son los artistas, ni los cineastas, los responsables de la dura realidad en que vivimos. No son sus obras las que imponen un pensamiento único. El cine no impone, el que impone es el poder.
Por eso no aceptaremos la criminalización de la Asamblea ni de los cineastas, mucho menos el intento de separarnos de la nación a la que pertenecemos. El cine cubano que se hace dentro y fuera de Cuba no le pertenece a una institución ni a un grupo de funcionarios.
De forma irrespetuosa e irresponsable estos burócratas de la cultura han emitido calificativos denigrantes hacia los artistas y cineastas que conforman nuestra comunidad. Hay historias de vida, entrega y sacrificio por la cultura de la nación que son despreciados. Gestos reiterados que demuestran la impunidad con la que estos funcionarios son aceptados y legitimados en su servicio mientras continúan ejerciendo una política cultural excluyente, vejatoria, irresponsable.
Quienes sostienen esa política reductora son las mismas fuerzas que finalmente han logrado controlar de manera directa el ICAIC, empeñadas en montar un simulacro de participación que ignora la voluntad de todo un gremio. Esas mismas fuerzas son las que interfieren, de una manera cada vez más explícita, en la independencia que debe caracterizar al Festival de Cine de La Habana, ratificándolo como una plataforma usada para cercenar, silenciar, amedrentar y excluir.
Dos películas cubanas (“Llamadas desde Moscú”, dirigida por Luis Alejandro Yero y “La Habana de Fito”, de Juan Pin Vilar) han sido nuevamente apartadas del concurso y de otras secciones sin explicación. Hemos sabido que el Comité de Selección del Festival, conformado por prestigiosos especialistas que han dedicado toda una vida a consolidar el prestigio de este Festival, ha sido nuevamente presionado para excluir a estas obras de su curaduría del evento.
La Asamblea reitera su frontal denuncia a este dañino "modus operandi". Hace un llamado de atención a la responsabilidad que en esto tiene nuestro Gobierno, empeñado en sostener a este grupo de funcionarios que destruye nuestro cine, nuestra cultura y vulnera los derechos de cada cubano.
Los cineastas cubanos tenemos muy claros los principios que refrendamos: No a la censura, no a la exclusión, no a la criminalización del disenso. Como Asamblea, seguiremos trabajando por nuestro cine. Un cine transnacional, libre, diverso, complejo y profundamente comprometido con la dura realidad de nuestro pueblo.

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