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Alberto Muller / Inquietante la corrupción en Cuba


A Fidel Castro no le pasó nada por su denuncia y Esteban Morales fue expulsado de las filas del Partido Comunista cubano.

Desde que el propio Fidel Castro -antes de enfermar de gravedad- alertara en noviembre del 2005 ante un auditorio de jóvenes universitarios y profesores de la Universidad de La Habana que la revolución cubana podía autodestruirse por la corrupción, hasta la enérgica denuncia del dirigente comunista negro a mediados del 2010, Esteban Morales, de que el aparato administrativo del Estado cubano estaba minado de corrupción, el país se estremeció de punta a punta y la desconfianza se regó como pólvora por toda la población, y algo que se sabía a hurtadillas, ahora se confirmaba al más alto nivel.

Claro, hubo una pequeña diferencia en las denuncias que relatamos, pues a Fidel Castro no le pasó nada por su denuncia y Esteban Morales fue expulsado de las filas del Partido Comunista cubano.

Algunos afirman que la base de la corrupción en Cuba parte del salario miseria -alrededor de 15 dólares mensuales- que reciben los trabajadores cubanos.
Este salario que no alcanza para la cuota alimentaria cotidiana, obliga a muchos al invento, a la bolsa negra y hasta el robo.

Otros señalan que los mismos cuadros administrativos del castrismo quedaron asombrados por el factor demostrativo de los niveles de vida lujosa y capitalista que viven los dirigentes comunistas en China, Vietnam, sin descontar los niveles de vida que descubrieron los funcionarios que viajaban para firmar los convenios comerciales con España, Canadá y Estados Unidos, entre otros países.

Hay una frase jurídica muy conocida que dice, 'A confesión de partes, relevo de pruebas', que significa que si los testigos confiesan sus debilidades o delitos, no hacen falta más evidencias procesales.

Si Fidel confesó el robo de alimentos, de gasolina y otros bienes. Y Morales la corrupción en los niveles de la estructura del gobierno, que nos queda por averiguar.

Aquí sería conveniente aclarar, que el gran corrupto y guía de la corrupción en Cuba es el régimen comunista castrista, que lo centraliza todo a espaldas de la voluntad popular y al cual no le faltan recursos de ningún tipo.

En Cuba no había posibilidades de comprar un auto, pero todos los dirigentes del castrismo tenían un auto designado. Las peleas de gallo en Cuba se prohibieron, pero es conocido que el comandante de la revolución, Guillermo García, tiene una valla privada para pelear gallos con sus amigotes del gobierno. El déficit de viviendas en Cuba sobrepasa el millón de unidades, pero todos los dirigentes del gobierno viven en cómodas y algunos en lujosas viviendas.

O sea que a estas alturas del largo camino recorrido, los máximos responsables de la revolución cubana reconocen que en Cuba la corrupción puede acabar con la propia revolución.

Ya descubrimos entonces la alarmante confesión reciente de Raúl Castro durante el VI Congreso del Partido Comunista, de que la revolución cubana después de medio siglo en el poder, no había sido capaz de crear una generación de relevo.

Y es que la juventud -veamos la rebelión actual en el norte de África- siempre desbordante de ideales, de aspiraciones de libertad y de proyectos de crecimiento, no tiende a seguir a los corruptos ni a los autoritarios.

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