Rezaban muy silenciosamente, pero con gran fervor, con la mirada fija en la ventana del aposento papal en el tercer piso del Palacio. Muchos tenían rosarios en las manos
Los turistas y peregrinos que llegaban el viernes se sumaban a muchos de los que llegaron a la Plaza de San Pedro tarde el jueves por la noche al trascender la noticia sobre la gravedad del Sumo Pontífice.
Entre los no católicos que también estaban en la Plaza de San Pedro se hallaba el Gran Rabino de Roma, Ricardo Di Segni (judío), que dijo, que había ido a orar como muestra de aprecio por el Papa y por todo lo que ha hecho.
Durante la Segunda Guerra Mundial el joven polaco que un día sería Juan Pablo Segundo salvó en Polonia a muchos judíos de caer en manos de los invasores nazis.
La policía de Roma dijo que esperaba que llegaran a Roma, donde está el Vaticano, cientos de miles de peregrinos en los próximos días.