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Régimen se esfuerza en promover en internet viaje del Santo Padre


Fotografía de la iglesia de la Caridad en el popular barrio de Centro Habana hoy, miércoles 14 de marzo de 2012, en La Habana (Cuba). Trece disidentes mantienen desde el martes un encierro pacífico en esta iglesia para pedir que Benedicto XVI escuche sus
Fotografía de la iglesia de la Caridad en el popular barrio de Centro Habana hoy, miércoles 14 de marzo de 2012, en La Habana (Cuba). Trece disidentes mantienen desde el martes un encierro pacífico en esta iglesia para pedir que Benedicto XVI escuche sus

Ante esta situación, el régimen está preparando desde hace días todas sus baterías. Ha creado webs, una cuenta de Twitter y promueve hash tags específicos.

Para bien o para mal una visita del Papa de Roma a cualquier lado acostumbra a traer cierta polémica. En España es habitual que los que se consideran ateos rechacen la visita y salgan a las calles a mostrar su malestar, incluso haciendo cacerolazos. El Papa origina también protestas peculiares como por ejemplo la besada colectiva de gays y lesbianas, como la que se hizo en Barcelona durante el último recorrido del Santo Padre por la Ciudad Condal. En este caso se protestaba contra una institución que acostumbra a estar en el ojo del huracán en todos los debates sobre homofobia y derechos de la comunidad LGBT. Afortunadamente, la democracia nos trajo a España la convivencia pacífica de cierto anticlericalismo y religiosidad.

La próxima visita del Papa a Cuba va a hacer que todos los focos mediáticos se centren en la Isla por unos días. Ante tanta atención mediática no es posible pasar por alto los beneficios que de esta visita papal quiere sacar la dictadura castrista. Sobre todo se trataría de beneficios de imagen, eso está claro: se mostraría una actitud conciliadora, un comportamiento tolerante, pacífico, respetuoso con la religión y sensible con la espiritualidad. Recibir al Papa dulcifica el agrio contorno de una dictadura que, por otro lado, no ha movido ni un solo dedo para cambiar las reglas del juego en cuanto a derechos civiles. Se ha dado tímidamente alas a un sector económico, el cuentapropismo, con lo que solo se busca ganar tiempo. Poco más.

La visita del Papa es algo que pretende lo mismo y va por el mismo camino: seguir ganando un poco más de tiempo. Porque a pesar de que el castrismo apela constantemente a su soberanía, la realidad es que esta soberanía tiene límites cuando en juego están los derechos humanos. En un mundo en el que cada vez las personas están más cerca las unas de las otras gracias a la tecnología, es más difícil esconder la vulneración sistemática de todos estos derechos. Asimismo, todo país tiene que garantizar canales para expresar el descontento por vías no oficiales. En Cuba esto no es posible, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de países de su entorno. Toda forma de disenso está penalizada, como han puesto en evidencia informes recientes. Basta recordar que en enero Human Rights Watch subrayó que Cuba era el único país de América Latina en el que se reprime virtualmente toda forma de disenso político. Con la visita del Papa esto queda claro, cuando contemplamos que se refuerza la represión contra los opositores.

Todo disenso es posible en países libres, como en España por ejemplo. Es factible organizar protestas por la visita del Papa y de quien sea, siempre con el debido respeto a las normas que regulan las manifestaciones públicas. No se puede hacer cualquier cosa, pero hay espacio para oponerse. Ese derecho lo tienen tan asimilado los españoles como el derecho al agua que beben, o al aire que respiran. En época de Franco no eran quizás tan conscientes de ello, porque igual que en la Cuba actual, el Estado era el que marcaba para qué y cuándo tenían que salir los ciudadanos a la calle.

A efectos de propaganda, la visita del Papa puede resultar muy golosa para un régimen que vive precisamente de eso. Es probable que la visita de Benedicto XVI a la Isla se convierta en un 'trending topic' mundial en Twitter, una vez todos los medios estén reportando al mismo tiempo sobre su presencia en el reducto comunista. Ante esta situación, el régimen está preparando desde hace días todas sus baterías. Ha creado webs, una cuenta de Twitter y promueve hash tags específicos. Trabajan duro en las redes sociales, pero les falta algo que también resulta fundamental para transmitir cualquier verdad: la espontaneidad, la libertad, y la no oficialidad que hace de Internet lo que es, el espacio de los que sin poder ninguno pueden expresar lo que quieren sin por ello ser tratados como parias en su propio país. Sin lugar a dudas, los días que están por venir serán agitados en las redes, y los opositores, los inconformes e indignados cubanos tienen la oportunidad de hacerse ver y escuchar frente a la maquinaria de propaganda oficial.
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