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Racismo e intolerancia


Desde que está encarcelada, a Sonia Garro le han negado todo contacto con Ramón, su marido.
Desde que está encarcelada, a Sonia Garro le han negado todo contacto con Ramón, su marido.

Los disidentes retenidos enfrentan obstáculos jurídicos difíciles de salvar, pero si son invividuos de la raza negra empeora su situación legal.

La integrante del movimiento disidente Damas de Blanco Sonia Garro Alfonso, quien lleva más de un año en prisión, se encuentra ahora en el capitalino hospital Salvador Allende, aquejada del efecto de forúnculos que le han aparecido en diversas partes del cuerpo, por dos tipos de bacterias que adquirió en la cárcel de Guatao.

Para castigarla por su condición de negra y disidente, las autoridades no le brindan la debida asistencia médica. Sonia Garro es una mujer de claros principios democráticos que había realizado varias protestas públicas que evidenciaron su firme actitud contestataria.

En Cuba, quienes se oponen al régimen totalitario corren el riesgo de ir a parar a la cárcel, como ocurrió recientemente, con el escritor Ángel Santisteban, a quien el gobierno condenó a cinco años de privación de libertad, después de acusarlo de cometer delitos fabricados por la policía política, en complicidad con un tribunal de La Habana.

Está más que demostrado que el gobierno se ensaña contra sus oponentes políticos. Pero si éstos son negros, los métodos represivos aplicados contra ellos, espantarían al más valiente de los seres humanos.

Lo más horrible en el caso específico de Sonia Garro es que se trata de una mujer. Alguien que no posee la constitución física de un hombre para enfrentar la tortura.

Quien lleva más de un año encerrado en una horrible cárcel, sin que se le haya celebrado un juicio, experimenta una permanente incertidumbre, máxime si se sabe inocente de los cargos que se le imputan.

A Sonia Garro la acusan de cometer supuestos delitos de atentado y desorden público, cuando amplios sectores de la oposición y sus vecinos saben que eran los agentes de la policía política quienes la acosaban y reprimían en su propia casa.

Para los dirigentes de un régimen intolerante como el cubano, quienes dicen lo que piensan y ejercen los derechos fundamentales reconocidos por la Organización de Naciones Unidas son enemigos del país en que nacieron.

Un ejemplo de ello fue la detención, el siete de abril último, de 54 Damas de Blanco en la provincia de Santiago de Cuba, cuando intentaban asistir a una iglesia local para orar por los presos políticos. La policía Seguridad del Estado procedió contra ellas porque el gobierno las considera "agentes de una potencia extranjera", afirmación sin un fundamento sólido.

Pudiera creerse que a Sonia Garro la arrestaron sólo por motivos políticos, pero no, el color oscuro de su piel provoca desprecio en aquellos que han hecho posible que la gran mayoría de los presos cubanos y de los pobres del país, sean afro descendientes.

El injusto encarcelamiento de Sonia Garro Alfonso, la negativa de las autoridades a brindarle una adecuada asistencia médica y a liberarla, demuestran que en Cuba hay un gobierno racista e intolerante.
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