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A pesar de todo España no es Cuba


Uno de los heridos en la carga policial ocurrida esta tarde en la plaza de Neptuno cuando varios jóvenes de la protesta del 25S intentaron traspasar la valla que protege el acceso al Congreso de los Diputados.
Uno de los heridos en la carga policial ocurrida esta tarde en la plaza de Neptuno cuando varios jóvenes de la protesta del 25S intentaron traspasar la valla que protege el acceso al Congreso de los Diputados.

Ni un 0,5% de los asistentes a la manifestación que acabó en batalla campal en el centro de Madrid no cambiaría jamás su residencia en España por trasladarse a Cuba y probar cómo es la existencia bajo el orden castrista.

Como va siendo habitual cada vez que la policía española levanta la porra ahí está el régimen de La Habana dispuesto a mostrar la brutalidad de los cuerpos de seguridad en España, una democracia sin lugar a dudas por mucho golpe que, hasta el momento, haya podido dar cualquier agente policial. En España se viven momentos de tensión, no solo por una situación económica que asfixia a muchas personas, que ha dejado sin trabajo a millones y ha restado bienestar a muchas familias. Es una época de vacas flacas y de estrecheces, pero muy a pesar del régimen de La Habana, todavía estamos muy pero que muy lejos de llegar al nivel de pobreza y desorden social y a todo nivel como el que se viven en Cuba desde hace medio siglo.

Obviamente son realmente alarmantes algunas actuaciones policiales pero, en honor a la verdad, hay que reconocer que el comportamiento de algunos manifestantes deja mucho que desear. A diferencia de lo que pasaría en Cuba, en España la televisión nacional emitió en directo a través de Internet y de forma ininterrumpida los hechos alrededor del Congreso de los Diputados. Cualquier español, desde su casa y a través de la red tuvo acceso a las imágenes de la protesta y en ellas, sin edición de por medio, vimos a manifestantes lanzarse a patadas contra los policías. No es que aquí quiera salir en defensa de los cuerpos policiales cuando su actuación es reprobable, sino más bien en defensa de las manifestaciones que saben guardar las formas. Porque los derechos de manifestación y libertad de expresión los tenemos y debemos saber usarlos. Eso es lo que diferencia España de Cuba o Corea del Norte.

Otra diferencia fundamental con esos países y sus regímenes, es que se admite la existencia del pensamiento ideológico diferenciado y no se contempla ejercer la represión continuada y sistemática contra aquellos que exigen la reformulación del sistema. Hace tan solo unas pocas semanas en Barcelona salió un millón y medio de personas a reclamar la independencia de esa comunidad autónoma. Se trata de una demanda ambiciosa y que por supuesto tendría afectaciones enormes para la integridad territorial del Estado español. A pesar de ello, el nivel de democracia es suficiente como para dar espacio a esos cientos de miles de personas para que salgan a las calles a exigir lo que consideran una necesidad.

Esa manifestación en Barcelona transcurrió en una absoluta normalidad, a diferencia de la protesta más reciente en Madrid, la cual fue una nueva excepción que la prensa cubana ha presentado ante los desinformados inquilinos de la Isla como la norma general en la Península Ibérica. Pues bien, que no se dejen engañar. Hay que repetir que España, a pesar de todo, no es Cuba ni Corea del Norte, afortunadamente, y las ideas que puedan considerarse más extremas y peligrosas para el grupo que está en el poder pueden llevarse a la calle, pueden expresarse y nadie tiene el derecho a ejercer la represión si la manifestación corre por los cauces más pacíficos.

Estoy más que convencido que ni un 0,5% de los asistentes a la manifestación que acabó en batalla campal en el centro de Madrid no cambiaría jamás su residencia en España por trasladarse a Cuba y probar cómo es la existencia bajo el orden castrista. A pesar de algunos eslóganes incendiarios que podemos ver en algunas de estas concentraciones, lo que está claro es que pocos son los que piensan en Cuba cuando enarbolan la palabra Revolución o revolucionario. Básicamente porque hoy en día no hay nada más alejado a lo que podríamos considerar como una Revolución que la propia Revolución castrista.
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    Joan Antoni Guerrero Vall

    Joan Antoni Guerrero Vall (Reus, España, 1979) es periodista licenciado en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Ha trabajado y colaborado con agencias de noticias como Europa Press y ANA, con periódicos en lengua catalana como el AVUI, ARA, Diari d'Andorra o Diari de Tarragona, así como en el semanario El Temps, Nació Digital o la antigua COM Ràdio. Combina sus colaboraciones periodísticas con actividades de comunicación para instituciones educativas como la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) o también culturales. En 2009, tras varios viajes a Cuba, decidió crear un blog sobre la Isla. Bajo el título Punto Cuba, el autor pretende ofrecer una visión externa y desde la distancia sobre lo que sucede en la Isla, con especial interés sobre las dinámicas de oposición al gobierno cubano, tanto sobre el espacio físico como el digital, así como observar la lucha del pueblo cubano por la recuperación de sus derechos fundamentales. Colabora con Radio Martí desde 2010. Al mismo tiempo, forma parte del equipo que lanzó la versión en catalán de la plataforma de blogueros Global Voices, colectivo con el que obutvo el Premio Blogs Catalunya 2013 en la categoría de Nuevos Medios.
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