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Cuba

El castrismo cultural (Primera parte)

En 1986 Fidel Castro visitó con el ex presidente español Felipe González a la sala Tropicana en La Habana.
En 1986 Fidel Castro visitó con el ex presidente español Felipe González a la sala Tropicana en La Habana.

Este artículo de Manuel Cuesta Morúa fue publicado originalmente en el blog Posracialidad.

¿Qué es el castrismo cultural? El castrismo cultural lo defino como la matriz de rasgos de comportamiento, mentalidad, visión y estilos de vida que, conectados con su origen en la Galicia rural, entra como uno de los torrentes formativos de la nacionalidad cubana, se reestructura con elementos de la tradición hispánica medieval y se petrifica, sin fluir, en medio del proceso mismo de formación de nuestra nacionalidad.

La historiografía cubana es vasta en todos los campos tradicionales del quehacer y pensar históricos. Sus debilidades están centradas, sin embargo, en la historia social, en la historia de las mentalidades y en los estudios culturales. Esto no es casual. Dado el peso que tuvo en Cuba la tradición estatista en el flujo social y cultural, a diferencia de otros lugares, la nación y la nacionalidad han sido miradas siempre desde los puntos de vista de la guerra, la política y el Estado. También desde la economía. No obstante, la idea de que sin azúcar no había país refleja más bien la visión de una clase que sabía que su poder de inserción mundial dependía de la economía, que la de una visión y una conciencia de lo que podía ser la nación.

Esta se intenta construir desde la política y desde el Estado, a ratos desde la estética poética, en contraposición estructural con el país de la economía. Pero el elemento fundamental desde el cual se estructura una nación: el elemento cultural, nunca ha sido objeto de análisis de rango. En ese sentido la historiografía cubana ha seguido el curso de la narrativa del poder y no se ha proyectado a una imaginación estratégica sobre la nación. Algo que no puede hacerse descontando los valores culturales. Como se sabe hoy con mayor claridad, y como lo demuestra la existencia misma del castrismo, la cultura es lo que importa en términos de qué pautas estructuran una sociedad.

Sin embargo, si es cierto que sin economía no hay país, es más exacto todavía el axioma de que sin cultura compartida no hay nación. Entendiendo, claro está, que país y nación no son la misma cosa. Y el castrismo cultural es exactamente la hegemonía de uno de los torrentes culturales de la nación, no precisamente el más actualizado ni dinámico, pero sí el más agresivo, sobre el resto de los torrentes o componentes que venían dando entidad a la nacionalidad cultural de Cuba. Diría más: el castrismo cultural —como resumen de una tradición— estaba a punto de diluirse justo en el momento en el que logra detener ese difícil proceso de conformación de la Cuba cultural. La síntesis de ese proceso en el ámbito literario la expresaba muy bien Virgilio Piñera. Pero el triunfo del castrismo cultural tiene su correlato, a pesar de las contradicciones, en el triunfo de otro movimiento literario: el origenismo ―con su preeminencia católica―, en la versión “revolucionaria” de Cintio Vitier.

En la década del 50 del siglo pasado, cuando este proceso de la nación cultural está a punto de cuajar, e incluso cuando ya la burguesía cubana se da cuenta que es importante ser nacionalista, aparece con fuerza hegemónica el castrismo cultural: la versión menos cubana de la hispanidad gallega.

De hecho y en rigor antropológico, el castrismo no es cubano. Quien lee detenidamente el libro Todo el tiempo de los cedros, esa mezcla de hagiografía y patrística sobre Fidel Castro escrita por la periodista cubana Katiuska Blanco, tendrá la excelente ocasión de analizar un típico texto de antropología involuntaria. Lancara, la unidad territorial de la Galicia interior que da inicio a la saga, está más cercana a ciertos espacios de Birán en el oriente cubano, de lo que podría estar Birán de Santiago de Cuba en términos culturales.

Ciertamente haber nacido en Cuba en la década del 20 del siglo pasado, y haberse formado en los contextos culturales propios de los años 30 y 40 no garantiza la nacionalidad cubana entendida como cultura. Sin duda alguna se es francés o alemán si se nace en la misma época en los respectivos países, pero no se es cubano necesariamente —reitero: entendida la cubanidad como cultura— si se nace en Cuba en 1926. El flujo de inmigración a Cuba de la época retarda el proceso endógeno de cimentación cultural y pasma abruptamente el ajiaco del que mucho escribió el etnólogo cubano Fernando Ortiz.

De modo que el castrismo cultural triunfa en 1959 y tiene que hacerlo de manera hegemónica y arrolladora para sobrevivir. Y su hegemonía provoca un desplazamiento histórico sin precedentes en el núcleo cultural diverso sobre el que Cuba viene conformando trabajosamente su nacionalidad.

¿Cuáles son los rasgos del castrismo cultural? Sin orden de importancia voy a resumir los que me parecen fundamentales, en contraste con el proceso de formación de la nación cubana. Estos rasgos, algunos simbólicos, otros estructurales, merecen un estudio más exhaustivo. De modo que lo que aquí expondré debe pasar por el tamiz de un mayor rigor sociológico, antropológico y de teoría de los símbolos.

Empiezo por la concepción burocrático-militar del Estado y su concepto y conducta marciales. Esto es típicamente hispánico y se conecta con la idea de imperio y dominio que el castrismo cultural introduce en la idea y realidad de Cuba. Los orígenes guerreros del modelo, contrario a los orígenes cívicos del proyecto de nación, para el cual la guerra es una imposición de la realidad, no parte del rito fundacional, facilitan este desarrollo. Pero la cultura política cubana tiende, por su origen fundacional y su permanente definición contra la España imperial, al republicanismo, al ciudadano y a lo cívico. El militarismo es una consecuencia de la prolongada guerra por la independencia, pero no entra en la concepción de ninguno de los que idearon la noción de una Cuba que rompe su cordón umbilical. La facilidad con la que se disuelve el ejército en 1901 es algo más que una ingenuidad política: da la medida exacta de que el modelo burocrático-militar es ajeno al proyecto de nación, aunque no extraño en Cuba.

Otro rasgo es el de la visión rentista del Estado y de la sociedad. Desde Félix Varela hasta 1959, la crítica esencial a los sectores pudientes en Cuba tiene que ver con su afán productivista y economicista. La mentalidad misma de que sin azúcar no había país es un reflejo de que Cuba estaba siendo pensada y concebida como una unidad económica de primer orden, lo que se alimenta de, y determina los rasgos pragmáticos de la cultura, la flexibilidad como paradigma del comportamiento, el sentido de independencia social y la capacidad de contraste con su propia realidad —la corrupción en Cuba hoy tiene mucho que ver con la tensión entre la estructura represiva del Estado y esa planta flexible del modelo cultural. El hecho de parasitar unidades económicas externas, —la ex Unión Soviética, China, Venezuela, los Estados Unidos, etc.— tal como hizo la España imperial con sus colonias, fomentando así una mentalidad insegura y dependiente, es también ajena al núcleo cultural de Cuba.

Un tercer rasgo es el de la estrechez en la visión del mundo. En esto tiene mucho que ver la educación jesuítica de la época, una educación de elite y desconectada de la diversidad de componentes de la Cuba cultural, pero más con la estrechez de mundo del espacio rural infinito, poco poblado y sin confines claros. Se ha dicho y se dice que el castrismo es intolerante. Puede ser verdad como frase tópica, pero bien visto, estamos frente a algo anterior a la naturaleza de la intolerancia. La intolerancia aparece cuando se convive con otros mundos que no admitimos, no se asimilan y se rechazan.

En cierto sentido el intolerante sabe que aquellos existen pero no los reconoce. Pero el castrismo cultural es la creencia de que no existen esos otros mundos porque no los concibe. Esto es algo más primario y de algún modo peor que la intolerancia. Condiciona por tanto la actitud de negación de otros horizontes como corresponde a sus orígenes típicamente rurales. Y esto explica muy bien la violencia administrativa, pública y racionalizada que el castrismo cultural despliega contra las ideas pacíficamente expresadas. Ya esto no es cubano. En la Cuba cultural la pluralidad de ideas puede generar intolerancia, distanciamiento y choteo pero no visión estrecha del mundo.

El cuarto de los rasgos es el antinacionalismo. Dicho a estas alturas resultará raro y escandaloso pero el castrismo es antinorteamericanismo, no nacionalismo. En este sentido es muy cierto que en alguna medida Fidel Castro Ruz es el último español decimonónico de la Cuba cultural y política, pasado por la escuela jesuita, la de la Civilta Cattolica, que enseñaba que los hombres elegidos despliegan su misión en el mundo, no atados a valores estrictamente nacionales.

Como el último español, Fidel Castro niega a José Martí en dos puntos esenciales: el republicanismo cívico y el rechazo a los militares. Lo aprovecha bien, no obstante, y exagerándolo, en la vena crítica de Martí hacia el expansionismo norteamericano y en la apropiación romántica que este último hace del concepto total y abstracto de humanidad como plataforma para la acción política. Hasta aquí. La conclusión lógica de todo nacionalismo, la que le da contenido positivo una vez que se define frente a potencias externas, nada tiene que ver con el castrismo cultural. Y esta conclusión lógica es la exaltación y defensa de los nacionales, independientemente de sus diferencias, por encima de cualquier otro sujeto externo. Los nacionalismos tienen algo de mala literatura justamente porque ponen la propia etnia por encima de otras etnias políticas. Todo nacionalista auténtico se acerca para decirnos: yo y lo mío primeros.

El castrismo cultural es la corrección disminuida de cualquier vena nacionalista por defecto. No equilibra el nacionalismo a través del concepto total de humanidad, en cuyo caso extranjeros y cubanos seríamos iguales en Cuba y frente al poder, sino que desciende lo cubano y a los cubanos a una escala inferior, gestionando la nación en tres direcciones: la de dominio sobre los seres humanos posibles: los cubanos, la de imperio desde el centro territorial posible: Cuba, y la de imagen “perfecta” frente a toda la humanidad. Esta última dirección explica por qué el castrismo se desvive por satisfacer a los extranjeros en detrimento de los cubanos y por qué priva a los nacionales hasta de lo más elemental para preservar su imagen y compromiso con los de afuera. Y es verdad que muchos cubanos se sienten a gusto con esta distorsión. Pero el nacionalista no hace esperar a los suyos, por el contrario, siempre hace esperar a los demás, y en los peores casos les hace sufrir para contentar a su propia gente.

El nacionalismo nunca permitiría entender, entre otras cosas, los misiles rusos, el tipo de gestión a la crisis de estos misiles en 1962, las tempranas guerrillas en América Latina, Asia, Medio Oriente y África, las campañas militares en este último continente, la pleitesía rendida a otro país en la primera versión de la Carta Magna revolucionaria (1976), el turismo para extranjeros, las dos monedas, la gestión capitalista externa que conforma y estructura una clase media alta residente, formada solo por extranjeros; los dos sistemas de salud y de educación; las donaciones, de lo que se recibe precisamente como donación, a los ciudadanos de otros países en detrimento de los suyos; la tolerancia del uso de la bandera para acompañar otros símbolos que nada tienen que ver con la formación de la nacionalidad, como es el caso de Ernesto Guevara de la Serna, o para satisfacer las banalidades aparentemente iconoclastas del reguetón; mucho menos la idea-traición que alguna vez se puso en marcha de unir Cuba a un proceso político externo, representado por el chavismo. Tampoco, la preeminencia de la voz de los extranjeros por encima de la voz de los nacionales. Ahora bien, esto sí se puede entender desde los dos conceptos básicos que estructuran el castrismo cultural: el dominio y el imperio. El hecho de que la estructura burocrático-militar cubana esté copando las instancias de poder en Venezuela es un ejemplo claro de esta vieja idea de imperio que no descansa.

El antinorteamericanismo, que les ha parecido a muchos un nacionalismo, corresponde a esta doble lógica cultural: el odio imperial a los Estados Unidos, heredado de la vieja España, y la actualización del concepto de imperio desde la última de sus colonias: Cuba. La conexión cultural es indiscutible y permite entender lo que de otro modo parecería ridículo: Cuba estableciendo un pulso mundial con los Estados Unidos en otras tierras del mundo. Esto no tiene ni tradición ni antecedentes en el proyecto de Cuba como nación. Sí en la España del imperio.

Este artículo de Manuel Cuesta Morúa fue publicado originalmente en el blog Posracialidad.

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Iniciativa de la sociedad civil distribuye alimentos y medicamentos a víctimas de violencia de género en La Habana

Activista Dunia Medina repartiendo ayuda a familias víctimas de violencia de género.
Activista Dunia Medina repartiendo ayuda a familias víctimas de violencia de género.

Donaciones de alimentos, medicinas, productos de aseo, ropa y zapatos han sido distribuidas en La Habana por la Red Femenina de Cuba y los proyectos Corredor Humanitario y Solo el Amor, en una iniciativa encaminada a traer esperanza a mujeres y familias víctimas de violencia de género.

Desde espaguetis y fideos hasta medicamentos esenciales para la hipertensión y antibióticos, cada contribución impacta en la vida de estas personas, explicó la activista Dunia Medina, integrante de la Red Femenina, residente en Lawton, La Habana.

Según explicó a Martí Noticias, la campaña es una idea de la Red Femenina conjuntamente con el proyecto "Solo el Amor" y las donaciones son enviadas desde España, Ecuador, Estados Unidos, República Dominicana, entre otros países.

"Estos recursos son vitales para brindar apoyo a mujeres sobrevivientes de violencia de género, muchas de las cuales continúan viviendo con sus agresores, debido a la falta de opciones seguras", indicó Medina.

“Ellas siguen en esta situación porque no tienen para donde ir. Viven con su agresor en el mismo hogar y es lo que ellas me dicen: ¿para dónde voy a ir si yo tengo un niño pequeño? (...) Aquí no hay un lugar de acogida para mujeres, que uno pueda decir 'puedes venir para esta casa de acogida y te atendemos y apoyamos'. Aquí no tenemos eso”, comentó.

Mujeres víctimas de violencia de género en Cuba reciben ayuda de la sociedad Civil
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Hasta el momento, las ayudas han sido distribuidas principalmente en La Habana, pero se espera que se establezca una estructura que permita llegar a otras provincias del país, señaló Medina, quien indicó que se ha priorizado a las mujeres más vulnerables y necesitadas.

Las donaciones son recibidas con mucha alegría especialmente por los niños.

“Con qué alegría ellos reciben esta ayudita. Brincan, saltan, es una alegría. Las madres lloran y miran así para el cielo y dicen 'Gracias, Dios mío, por esta ayuda!", relató la activista.

Preso político Ángel Cuza espera por más de un mes el paso a régimen de menor severidad

Imagen del preso político Ángel Cuza Alfonso tomada de campaña por su liberación (Facebook de Ángel Cuza Alfonso)
Imagen del preso político Ángel Cuza Alfonso tomada de campaña por su liberación (Facebook de Ángel Cuza Alfonso)

En espera de pasar a un régimen de menor severidad se encuentra el activista y preso político Ángel Cuza Alfonso, en la cárcel Combinado del Este, en La Habana.

“Está esperando desde el mes pasado” ser trasladado a un campamento o régimen de menor severidad, tal como está establecido en las leyes penitenciarias cubanas, dijo a Martí Noticias su esposa, Dianelis Romero, quien el martes recibiera una llamada telefónica del prisionero.

Romero manifestó preocupación por las condiciones carcelarias que enfrenta su esposo en la cárcel Combinado del Este: “Todo está pésimo, tremenda hambre, lo único que me pide que le lleve bastante comida; mucha hambre, muy mala alimentación”.

"Medicamentos no hay, no hay nada. En la calle no hay, imagínate allá adentro en la prisión, menos que menos”, afirmó.

Un mes de retraso lleva el paso a "campamento" del preso político Ángel Cuza
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No obstante, Romero aseguró que su esposo se encuentra bien de salud: “Se ve fuerte, estuvo con alergia, porque él es alérgico a toda la mala higiene y todas esas cosas ahí, pero bueno, está bien”.

La mujer también se refirió a los riesgos que corren los presos políticos cubanos de que les sean “fabricadas” nuevas causas para mantenerlos fuera de las calles.

En enero de 2024, un grupo de 17 organizaciones y medios de prensa condenaron el encarcelamiento de Cuza Alfonso, condenado el 7 de noviembre de 2023 a un año y seis meses de cárcel por el supuesto delito de “desorden público”.

Reconocidas agrupaciones como el PEN Internacional y Artículo 19, exigieron al gobierno cubano la inmediata liberación del reportero de Cubanet y denunciaron que la motivación para sentenciarlo y mantenerlo en prisión es exclusivamente política.

"Ángel Cuza se suma al largo listado de periodistas y activistas que sufren la sistemática violación de sus derechos humanos, acentuada los últimos años por el deterioro socioeconómico y político por el que atraviesa Cuba", indicaron estas organizaciones.

(Con reporte de Ivette Pacheco para Martí Noticias)

Muchos cubanos no pueden cocinar ni preservar los alimentos a causa de los apagones

Muchos cubanos no pueden cocinar ni preservar los alimentos a causa de los apagones
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Otros 18 balseros cubanos tocan tierra en los Cayos de Florida

La embarcación en la que viajaban los migrantes cubanos. (Foto: @USBPChiefMIP)
La embarcación en la que viajaban los migrantes cubanos. (Foto: @USBPChiefMIP)

Un grupo de 18 balseros cubanos habría sido repatriado a través del Puerto de Orozco, en Bahía Honda, provincia Artemisa, tras arribar este martes a un islote deshabitado en la zona de los Cayos del estado de Florida, según trascendidos, que no precisaron género, edades ni lugar de procedencia de los migrantes.

En este caso, intervinieron elementos de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y la Guardia Costera que continúan patrullando las aguas de la región meridional del país, indicó en su cuenta en la red social X, Samuel Briggs II, segundo jefe interino del sector Miami de CBP.

El canal 7 News, de Miami, reportó que los 18 balseros fueron repatriados en las últimas horas, pero un vocero del USCG dijo a Marti Noticias no tener información que confirme que se haya ejecutado la repatriación.

El viernes pasado, la Guardia Costera de EEUU repatrió a 19 balseros cubanos interceptados en el mar el 13 de abril, cerca de Cayo Hueso, Florida, cuando intentaban arribar al país de forma irregular.

El domingo último, un buque de la empresa de cruceros Carnival rescató a 27 balseros cubanos cerca de la región sur del oriente cubano. Usualmente los migrantes detenidos en altamar son repatriados a Cuba en cumplimiento a acuerdos firmados por los dos países para que todos los migrantes que lleguen por mar al territorio estadounidense sean devueltos al país caribeño.

Represión, apagones, escasez de productos básicos, inflación galopante, entre otras penurias, son causantes de una oleada migratoria sin precedente desde la isla. La Habana achaca el evento a lo que llama bloqueo (sanciones de EEUU) y a las políticas estadounidenses que benefician a los cubanos al ingresar de manera irregular a EEUU, como la Ley de Ajuste Cubano.

La Guardia Costera ha reiterado a los cubanos que salir de la isla en embarcaciones precarias con la idea de cruzar el estrecho de la Florida y llegar a Estados Unidos es ilegal y extremadamente peligroso. Por su lado, La Habana ha manifestado que mantiene firme su compromiso con una migración segura y ordenada.

"No hay presupuesto", dijeron las autoridades a las madres que protestaron frente a la casa de Díaz-Canel (VIDEO)

Madres que protestaron frente a la casa de Díaz-Canel / Foto: Captura de video
Madres que protestaron frente a la casa de Díaz-Canel / Foto: Captura de video

Al menos siete madres cubanas exigieron la pasada semana alimentos, medicinas y una vivienda justa frente a la residencia del mandatario Miguel Díaz-Canel, en La Habana.

Varios videos en redes sociales muestran a las mujeres con sus hijos exigiendo sus derechos. Uno de los materiales corresponde a Estanys de la Caridad Rodríguez Aldama, una joven de apenas 20 años y con una niña de dos, quien se acercó a la vivienda del gobernante el pasado jueves para entregarle una petición de ayuda.

Desde allí, Rodríguez Aldama publicó un video en vivo desde su perfil de Facebook en el que contaba lo que estaba haciendo. Luego de varias horas en el lugar, la subieron a un carro de la Policía y se la llevaron.

La joven luego compartió varios clips en sus redes sociales en los que decía que la habían amenazado con quitarle el internet. "Aquí nada más están viviendo los dirigentes, el pueblo se está muriendo de miseria", comentó.

Madres cubanas protestaron frente a la casa de Díaz-Canel
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Un grupo de otras seis mujeres residentes en el municipio capitalino de Marianao se presentaron también con sus hijos la pasada semana en los alrededores de la casa de Díaz-Canel. A ellas las enviaron a presentar sus quejas en el Consejo de Estado y aunque lo hicieron, tampoco han obtenido una solución a sus problemas.

"Nosotras somos de la demográfica", explican las mujeres en referencia a una categoría creada por el gobierno para supuestamente beneficiar con viviendas a las madres (o tutores) con tres o más hijos menores de 17 años de edad.

A su denuncia las autoridades respondieron diciéndoles que no las podían ayudar y que "con lo del tema de las casas teníamos que seguir esperando porque no había materiales ni presupuesto".

A inicios de marzo varias de las madres que han protestado en Cuba conversaron con Martí Noticias sobre las amenazas que han recibido por parte de las autoridades.

“Sé que las represalias que toman aquí, el gobierno cubano, contra las mujeres que se manifiestan son medidas fuertes; lo primero que hacen es amenazarnos con quitarnos a los niños, con meternos presas y todas esas cosas y me he sentido atemorizada", explicó Yadiuska Domínguez, una joven madre de tres menores que protestó en octubre en la comunidad Adriano Galano Cautín, conocida como La Favela, en el municipio guantanamero de Maisí.

"Las mujeres con hijos nos volvemos leonas por la situación que tenemos con nuestros hijos”, comentó por su parte Yaquelín de la Caridad Rodríguez una de las que se unió al grupo de mujeres que protestaron frente al Ministerio de Salud Pública de Cuba en La Habana en noviembre de 2023.

(Con reporte de Yaima Pardo para Martí Noticias)

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