Yunior García revela detalles de una reunión con autoridades católicas de Cuba poco antes del 15N

El cardenal Juan de la Caridad García, arzobispo de La Habana en el Vaticano en 2019.

El actor, dramaturgo y activista cubano Yunior García Aguilera ofreció detalles de una reunión con las máximas autoridades de la Iglesia Católica en Cuba, en jornadas previas a la Marcha Cívica por el Cambio, convocada para el 15 de noviembre de 2021.

"Unos días antes de la marcha del 15N, el Arzobispo de La Habana se comunicó con mi esposa y solicitó un encuentro", explicó en entrevista con CiberCuba el creador de la Plataforma Archipiélago, quien actualmente reside en España junto a su esposa Dayana Prieto.

"En una iglesia del Vedado nos reunimos Dayana y yo con el Cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez y con el Arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia de Obispos, Dionisio García Ibáñez", indicó el activista.

"Ambos estaban profunda y honestamente preocupados por la violencia que podría generarse el 15 de noviembre. Sabían que exigirle cordura al régimen era un caso perdido, por eso acudían a nosotros. No me impusieron nada, tampoco me conminaron a desconvocar, simplemente razonamos bajo oración las posibles alternativas para evitar un baño de sangre", agregó el artista nacido en Holguín en 1982.

En la entrevista también mencionó "un grupo religioso" que les planteó a su esposa y a él la posibilidad de sacarlos del país y una llamada telefónica al Arzobispo de La Habana, realizada desde su casa en La Coronela cuando estaba asediado por turbas de partidarios del régimen comunista.

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"El 14 sacaron lo peor de mí. Miraba desde la ventana a aquella turba y sentí una rabia que no había experimentado nunca. Por primera vez comprendí a esa generación de cubanos exiliados que no pueden evitar la náusea que provocan las dictaduras. Usé la única línea que aún funcionaba. Llamé primero al cardenal y le pedí perdón por toda aquella rabia que estaba sintiendo. Luego llamé a uno de los amigos que se había ofrecido para sacarnos de la casa ese día. Inmediatamente después cortaron la línea. En el pasillo de la escalera frente a mi casa, todavía quedaban cuatro hombres de guardia. Los veía por el ojo de la cerradura comer en unas cajas de cartón que les habían llevado. Se fueron como a las nueve y pico de la noche. Dos horas después, llegó el auto del amigo que nos sacaría de allí. No sabía si lo lograríamos, no sabíamos si nos iban a detener en la misma esquina, no teníamos ninguna certeza. Solamente sabíamos que nuestra casa de La Coronela se había convertido, desde ese día, en un infierno. La patrulla de la esquina nos dejó pasar sin detenernos. El amigo religioso nos llevó hasta una casa en las afueras de La Habana. Yo estaba entre paranoico y resignado, solo quería que lo que fuera a ocurrir, pasara rápido", relató.

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En las jornada previas a la Marcha Cívica por el Cambio en Cuba, convocada por García Aguilera, se hicieron múltiples alertas desde la Iglesia Católica ante el panorama represivo en toda la isla, donde los promotores y seguidores de esta iniciativa fueron víctimas de amenazas, interrogatorios, despidos laborales, intimidaciones, vigilancia policial, reclusión domiciliaria, detenciones arbitrarias​ y agresiones físicas.

Por esos días la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba se pronunció firmemente contra el aumento de un clima de tensión y confrontación ​y alertaron sobre el enfrentamiento entre cubanos: "Cualquier acto de violencia entre nosotros, ya sea física, verbal o sicológica, hiere gravemente el alma de la nación cubana y contribuye todavía más al pesar, al sufrimiento y a la tristeza de nuestras familias".

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También la Conferencia Cubana de Religiosos y Religiosas (CONCUR) elogió la valentía de laicos, religiosas, sacerdotes y obispos que "han invitado a respetar la libertad de expresión, a evitar toda forma de maltrato o violencia, a generar la paz, a escuchar las insatisfacciones de los más empobrecidos y vulnerables, a promover los cambios que favorezcan una vida digna, a disminuir la tensión social, a revisar los casos y liberar a los muchos detenidos injustamente".

La monja Sor Nadieska Almeida Miguel, Superiora de las Hijas de la Caridad en Cuba, defendió la legitimidad de la convocatoria de Archipiélago y denunció la escalada represiva para impedir la manifestación:

“Desde la propuesta de la marcha pacífica, planificada con antelación y respeto, también con una invitación clara a la libertad de expresión, derecho de cualquier ciudadano en cualquier lugar del mundo, desde esa respetuosa propuesta, hemos sido testigos de respuestas totalmente contrarias, incluso arbitrarias: actos de repudio, llamadas telefónicas amenazantes, golpizas propiciadas por agentes de la policía, quienes supuestamente están para acompañar y proteger a todo el pueblo, citaciones para advertencias, detenciones de jóvenes, difamaciones en medios oficiales... y así, podemos seguir nombrando", denunció la religiosa en una Súplica Abierta, publicada el 9 de noviembre por la página de Facebook 'Areópago Cubano'.

Otra iniciativa desde la Iglesia fue el llamado de varios sacerdotes cubanos a militares, reclutas y población civil llamada a enfrentar a los posibles manifestantes de abstenerse de emplear la violencia contra la ciudadanía.

Los padres Jorge Luis Pérez Soto, Rolando Montes de Oca Valero, Kenny Fernández Delgado, Lester Rafael Zayas Díaz, Jorge Luis Gil y Alberto Reyes Pías y el Salesiano Diácono Maykel Gómez Hernández pidieron a sus compatriotas en una sola voz: "¡No alces la mano contra tu hermano!".