Las fuerzas armadas sirias dispararon este jueves morteros y cohetes que mataron a decenas de personas en la ciudad rebelde de Homs, en el más reciente ataque de una ofensiva de casi una semana con la que el régimen socialista del presidente Bashar Assad pretende aplastar a la disidencia.
Al menos 93 personas murieron por efecto de la artillería, minetras que los Comités de Coordinación Local, CCL, que citan a médicos y activistas sobre el terreno, informaron en un comunicado que los continuos bombardeos han derruido varias viviendas en cuyo interior se encontraban sus residentes.
El hostigamiento con proyectiles de mortero es constante en los barrios de Bab Amro, Al Jalidiya y Al Bayada de Homs, siendo el primero el más castigado en esta jornada.
A medida que crece la violencia, las potencias mundiales buscan nuevos enfoques diplomáticos para poner fin al prolongado derramamiento de sangre en Siria.
La represión del régimen socialista contra los disidentes lo ha dejado casi completamente aislado de la comunidad internacional, pero Assad tuvo respaldo político de Rusia y China, que el fin de semana aplicaron un doble veto a una resolución de la ONU que pedía su dimisión.
Casas y mezquitas se han convertido en hospitales de campaña clandestinos en la provincia de Homs, mientras la situación humanitaria avanza hacia el colapso, según informaciones de activistas opositores.
Los CCL denunciaron, además, que doce personas fallecieron hoy en otros puntos de Siria, como la población de Maarat al Nuaman, en la provincia norteña de Idleb, y las de Zabadani y Madaya, en los alrededores de Damasco. Entre el total de víctimas mortales figuran diez menores de edad.
Por otra parte, un funcionario de la Liga Árabe dijo que el organismo, con sede en El Cairo, discutirá el domingo si reconoce a los opositores agrupados en el Consejo Nacional Sirio como los representantes legítimos de Siria y si les permite abrir oficinas en las capitales árabes.