“Oficialmente Gay”, excelente sátira política

"Oficialmente Gay", con Carlos Cruz, Yubrán Luna, Mijail Mulkay, Albertico Pujol, Orlando Casín y Carmen Daysi Rodríguez.

Además del elenco, el tema es un gancho: La doble moral de la dictadura castrista enfocada en la permisibilidad de que los homosexuales ya pueden ocupar cargos de dirección y ser militantes del partido único

Este último sábado volvió a llenarse la sala Trail, de la calle 8 de Miami. La obra Oficialmente Gay lleva un año en cartelera. El dato debería decirlo todo, pero dentro de la estadía comercial hay matices que se suman a cada rato al popular espectáculo, escrito y dirigido por Alexis Valdés.

El elenco original fue una carta de triunfo. Conocidos actores de la televisión y el cine cubanos, como Orlando Casín y Carlos Cruz, redondeaban las magníficas actuaciones de otros excelentes intérpretes como Mijail Mulkay y Yubrán Luna que vienen del mundo de las tablas. A esto, sumarle el nombre de Alexis Valdés que es líder en audiencia nocturna de la televisión del sur de la Florida.

El tema también es un gancho: La doble moral de la dictadura castrista enfocada en la permisibilidad de que los homosexuales ya pueden ocupar cargos de dirección y ser militantes del partido único. Más que eso, la necesidad de que haya homosexuales dirigiendo puestos estratégicos (un hotel, como es el caso), porque el gobierno comunista, para estar a tono con el mundo, exige nombramientos urgentes. Y para ello organizó una comisión de evaluación no tan fácil de superar. Un casting.

El texto de Alexis Valdés es muy ocurrente y la mayor parte del tiempo se mueve con un lenguaje directo, soez, que recuerda el estilo de los cabarets en Cuba (cabarets tradicionales que según noticias han desaparecido). El homenaje al teatro vernáculo, pues, está clarísimo. Además del rescate en toda regla, está una puesta en escena dinámica, que es perfecta para pasar un buen rato.

Más allá de la risa –excelente terapia anti estrés-, Oficialmente Gay es una crítica mordaz al sistema comunista de los hermanos Castro. Ahora que está en juego una normalización de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos –el enemigo eterno, según Castro-, valdría la pena analizar la propuesta crítica de la obra. El resultado es el que todos sabemos: todo aquello no sirvió de nada, salvo para perseguir a homosexuales durante la mayor parte de una dictadura agotadora y tristemente célebre.

Pero la risa es un componente de la cultura nacional.

Al principio de la obra pensábamos que en momentos como éste se podría presentar en la otra orilla, pero al salir los militares a escena comprobamos que sería imposible. Y es una lástima. En Cuba la gente se ríe –nos hemos reído siempre- de ese estilo cantinflesco de la casta militar, ese generalato ahora más decadente que nunca y que el actor Albertico Pujol representa magistralmente.

Una comedia que recuerde el teatro vernáculo y encima presente un elenco de lujo que es fruto de la emigración, o el exilio, como se quiera llamar, estaría indicando un traslado total de la cultura hacia otro lugar, o no. Porque la obra, si se quiere, se puede ver desde un teatro de La Habana. Estamos seguros de que la mente, que suele ser jabonosa, estaba allá y no aquí.

Pero es que ese “aquí” también se puede poner en duda. ¿Qué cosa es Miami si no una provincia de Cuba con Coca Cola, nunca mejor dicho ahora?

Para mayor éxito, han venido de Colombia Albertico Pujol y Jacqueline Arenal, dos rostros muy conocidos. Jacqueline, por cierto, tuvo que ir al hospital de urgencia y la función del sábado la asumió Carmen Daysi Rodríguez, otra actriz de teatro más que de la tele o del cine. Al menos así la recordamos. Su interpretación estuvo perfecta a pesar de que, según dijeron al final de la función, se preparó a la carrera.

Las interpretaciones de Yubrán Luna y Mijail Mulkay no tienen desperdicio. Luna, que en Cuba trabajaba con José Milián en Pequeño Teatro de La Habana (teatro musical) ha devenido en humorista de televisión y lo podemos ver cada noche en el canal 41. Mulkay está ahora mismo en lo suyo, en dos obras de teatro en la misma calle 8. Es el protagonista de Oficialmente Gay y además hace un monólogo (Se improvisa una comedia, en Teatro Ocho) a continuación una de otra. Todo un reto a la energía y al talento.

El éxito en Miami de la comedia Oficialmente Gay (más de 120 funciones y más de 60.000 espectadores) debería contar para la historia del teatro cubano. Lástima que, por ahora, el espectáculo no se pueda exhibir en la otra orilla. Sería una puesta a punto del borrador que promueve Obama: el contacto pueblo a pueblo.