Obispos cubanos piden lo mismo que hace 20 años

En una carta pastoral titulada "La esperanza no defrauda" los obispos retoman el documento "El Amor todo lo espera" publicado el 8 de septiembre de 1993.
Veinte años después de su reclamo en favor de urgentes cambios económicos y políticos, canalizados a través de un diálogo nacional los Obispos Católicos de Cuba, expresaron el domingo que no pocos cubanos “sienten que la vida se acaba con el paso de los años sin poder concretar las aspiraciones propias de todo ser humano y familia”.

En una carta pastoral titulada La esperanza no defrauda, leída en todos los templos del país, los obispos hacen una profunda valoración de la Cuba actual tomando como punto de referencia el documento El Amor todo lo espera, publicado el 8 de septiembre de 1993 que “contenía varias solicitudes, de las cuales algunas de ellas ya se han alcanzado y otras están aún pendientes”.

“En las reformas incipientes que se inician vemos ya un reflejo claro, aunque aún incompleto, de demandas largamente anheladas por la población cubana”, indica la carta.

La economista Karina Gálvez Chiu, del consejo de redacción de la revista digital Convivencia que se publica en Pinar del Río, dijo que el comunicado de los obispos se produce en “un momento muy oportuno” dada la situación que se vive en el país.

“La situación está bien madura, como diría un marxista, para un cambio de rumbo”, afirmó. “La Iglesia en Cuba tiene mucho que decir, porque a pesar de algunas actitudes complacientes, goza de mucha credibilidad entre la población”, agregó.

Un grupo de cardenales y obispos católicos.


Los obispos indicaron que “la urgencia de estos cambios encuentra su fundamento en una experiencia vivida desde las limitaciones, la escasez, la falta de progreso personal o familiar”.

“Una nueva generación de cubanos, nacida en estas últimas décadas, tiene su propia interpretación de nuestra realidad, con sus aspiraciones e intereses propios, diferentes de los que tuvieron sus antecesores. Esta generación vive con el firme deseo de que no sólo el presente sea mejor que el pasado, sino que el futuro sea mejor que el presente”.

Los obispos se refirieron a la pobreza material “extendida todavía en nuestro país”, producto de “salarios que no alcanzan para sostener dignamente a la familia, así como otras formas de pobreza que afectan a las personas más vulnerables y desamparadas”.

“Como ha venido ocurriendo en el aspecto económico, creemos imprescindible en nuestra realidad cubana una actualización o puesta al día de la legislación nacional en el orden político”, afirmaron los obispos

“Cuba está llamada a ser una sociedad plural, siendo la suma de muchas realidades cubanas o, en otras palabras, Cuba es la nación de todos los cubanos, con sus diferencias y aspiraciones, aunque no siempre haya sucedido así. Debe haber derecho a la diversidad con respecto al pensamiento, a la creatividad, a la búsqueda de la verdad. De la diversidad surge la necesidad del diálogo”.

Hace veinte años cuando los obispos católicos incursionaron en el tema socio político, los medios oficiales de prensa reaccionaron con todo tipo de críticas. El actual director de Granma, Lázaro Barredo, por aquellos tiempos columnista del semanario Trabajadores calificó la carta pastoral de los obispos de "un puñal clavado por la espalda, en el momento más difícil, decisivo y heroico que había enfrentado la revolución cubana".

“Es muy significativo que, hasta ahora, no haya habido ninguna crítica de esa naturaleza¨, dijo Gómez. “Para mí es una muestra de que en efecto, vivimos hoy una realidad muy diferente”.

Lo que no parece ser muy diferente, según los obispos cubanos, es la degradación de los valores morales en la sociedad, de la cual hacen mención en su comunicado.

“Al publicar El Amor todo lo espera reconocíamos que en nuestro país “una de las pérdidas más sensibles es la de los valores familiares. Al romperse la familia se rompe lo más sagrado”. Hoy, veinte años después, dicha constatación no solo no ha mejorado sino que, con dolor hay que reconocer que la vida familiar en Cuba se encuentra muy deteriorada con graves consecuencias que repercuten en la vida de las personas y de la sociedad”, afirmaron los prelados.

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