El presidente Barack Obama dispuso posponer el esperado anuncio sobre acciones ejecutivas que aliviarían la crisis migratoria hasta para después de las elecciones legislativas de noviembre.
A principio del año el mandatario se comprometió a tomar medidas antes de que terminara el verano, pero la Casa Blanca se vio sometida a la presión de legisladores de su propio partido para que pospusiera el anuncio y no poner en riesgo las posibilidades de triunfo de un grupo de senadores que aspiran a ser reelegidos en noviembre.
Un funcionario de la Casa Blanca que no estaba autorizado para ser citado dijo a The Washington Post que "la realidad es que el presidente ha tenido que sopesar el que estemos en medio de la temporada política".
Debido a la "extrema polarización de los republicanos sobre el tema, el presidente cree que habría sido contraproducente para la política en sí y para las posibilidades a largo plazo de la reforma inmigratoria integral, anunciar acciones administrativas antes de las elecciones", agregó la fuente.
Los demócratas corren el riesgo de perder la mayoría en el Senado, que por ahora dominan, pero sus posibilidades de retener el control son hasta ahora mejores de lo pensado.
Un anuncio sobre migración hubiera agitado las aguas demasiado, especialmente en los estados con pocos votantes hispanos como son Alaska, Luisiana, Arkansas y Carolina del Norte.
No obstante la decisión es un balde agua fría para los activistas proinmigrantes que ya estaban furiosos por el retraso en el anuncio.
El presidente había dicho el viernes en Gales que estaba considerando las opciones y propuestas presentadas a él por el fiscal general, Eric Holder, y por el secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, mencionando que el anuncio sobre su decisión lo haría "más o menos pronto".
Se espera que una coalición de grupos hispanos se reúna en los próximos días para discutir cómo responder agresivamente al anuncio de la Casa Blanca.