Cuba y el FMI: una larga y complicada relación

Una reunión del Fondo Monetario Internacional.

Christine Lagarde, jefe de fondos de la entidad fiananciera, aclaró este domingo que Cuba aún no ha hecho un pedido para ser miembro del Fondo Monetario Internacional.

Cuba fue uno de los miembros fundadores del FMI en 1944, pero en 1964 se convirtió en el primer país en abandonarlo intempestivamente, acción que repitió con el Banco Mundial, pero ahora el organismo financiero internacional se queja de que la isla comunista no haya solicitado su membresía nuevamente.

Christine Lagarde, jefe de la entidad fiananciera, dijo este domingo que Cuba aún no ha hecho un pedido para ser miembro del Fondo Monetario Internacional.

"No hemos recibido una solicitud de las autoridades de Cuba para que el país sea incluido como miembro", dijo Lagarde a la prensa en una conferencia en Nueva Delhi.

Actualmente, Cuba forma parte del escaso grupo de países (junto a Corea del Norte o Liechtenstein) que están fuera del circuito de las dos instituciones que constituyen la clave del sistema financiero internacional.

Cuba fue uno de los fundadores del FMI en 1944, cuando estaba entre los países más prósperos del hemisferio occidental, y se fue en 1964, cuando era ya un país empobrecido en la órbita de los satélites soviéticos.

Lagarde asegura que una solicitud de este tipo por parte del régimen de la isla sería bien considerada de acuerdo con sus reglas.

Los comentarios de Lagarde se produjeron apenas días después de que la Unión Europea y Cuba firmaron un acuerdo en La Habana para el restablecimiento de relaciones normales, con lo que La Habana entraría en el redil internacional, allanando el camino para la cooperación económica completa con el bloque de 28 miembros.

Fidel Castro nunca dejó escapar oportunidad para atacar enardecidamente a la entidad que consideraba siniestra, al extremo de sugerir "su demolición" a principios de la década de 2000.

La presente indiferencia de Cuba ante el FMI podría responder a que el gobierno de Raúl Castro debería no solo presentar un pedido formal de adhesión, sino hacer aportes a la institución y aceptar respetar las obligaciones de los Estados miembros, mostrando responsabilidad financiera.

Eso significa que Cuba debería aceptar levantar el cerco estatista sobre una de las economías más cerradas del mundo, y someterse a evaluaciones anuales del Fondo, todo lo que implicaría un compromiso serio y sostenido hacia el libre mercado y la apuesta por la propiedad privada, cosa que hasta el presente no parece ser el objetivo de su gobierno comunista.