Descubren nuevas características vinculadas al infarto de miocardio

  • Jesús Rojas / Radio Martí

La angina de pecho es la principal causa de muerte en Europa.

Un estudio europeo con más de 180-mil personas tomó en cuenta factores vinculados a la cardiopatía isquémica como la angina de pecho, muerte súbita, colesterol, inflamación arterial y diferencias genéticas relacionadas con la enfermedad del corazón.

Un equipo internacional de investigadores ha identificado diez nuevas variantes o características genéticas asociadas al riesgo de padecer cardiopatía isquémica, una dolencia que puede derivar en infarto, muerte súbita o angina de pecho y que, hoy por hoy, es la principal causa de muerte en Europa.

La investigación señala que "los estudios previos que habían intentado descubrir las causas (o base genética) de la cardiopatía isquémica habían identificado 48 características genéticas comunes -presentes en más del 5 % de la población-, asociadas al riesgo de padecer esta dolencia y que aumentaban dicho riesgo en un 10-15 %."

Así lo explicó el coordinador del grupo de investigación en epidemiología y genética cardiovascular del español Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas y coautor del trabajo, Roberto Elosua.

Sin embargo, esas 48 características genéticas comunes tan sólo explican un 6 o 7 % la base genética de esta enfermedad, es decir, "nos quedaba mucho por conocer", reconoció el investigador.

El estudio, publicado en Nature Genetics, ha analizado diez millones de características genéticas: 6,7 millones frecuentes o comunes y 2,7 millones raras, de una muestra de 61.000 pacientes con cardiopatía isquémica y 123.504 personas sanas.

La primera sorpresa es que no se han encontrado variantes raras que disparen el riesgo de padecer cardiopatía isquémica. El estudio subraya que "hemos encontrado variantes raras que aumentan el riesgo, pero sólo un 10-15 %, es decir, lo mismo que las variantes comunes".

El segundo hallazgo está relacionado con el descubrimiento de diez nuevas variantes genéticas relacionadas con esta enfermedad, que aumenta la lista de 48 a 58 rasgos genéticos. Dichas características explican en conjunto el 13 % de la base genética de la cardiopatía isquémica.

"Curiosamente, lo que sabíamos antes de la base genética de la enfermedad es que estaba muy relacionada con los lípidos (el colesterol) y la inflamación. A más lípidos, más riesgo; a más inflamación, más riesgo", explicó Elosua.

Sin embargo, estas diez nuevas características genéticas están relacionadas con aspectos que regulan la funcionalidad de la pared de la arteria (fundamentalmente, con su capacidad de relajarse o contraerse), lo que supone identificar nuevas dianas terapéuticas.

Por último, el estudio ha buscado las posibles diferencias genéticas que hay en las distintas formas de cardiopatía isquémica y ha descubierto que comparten un 95 % de la base genética, y sólo unos pocos genes están implicados en que la dolencia acabe en angina de pecho o infarto de miocardio.

El hallazgo será útil para intentar modular estos genes y sus proteínas e intentar que la enfermedad -al ser detectada en un paciente- "progrese hacia formas más benignas y tratables como la angina y no tan graves como un infarto de miocardio", concluyó el investigador.