Firmado el acuerdo final; ¿habrá paz en Colombia?

Personas siguieron la transmisión por televisión de la firma del acuerdo final que cierra las negociaciones de paz desarrolladas en La Habana durante los últimos cuatro años entre el Gobierno de Colombia y las FARC.

Un día después de que se firme la paz, el ejército de Colombia cambiará la posición de sus tropas para proteger a los ex subversivos en su traslado a las zonas donde se establecerán de manera transitoria mientras se realiza el proceso de abandono de las armas.

El cierre de las conversaciones de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla comunista de las FARC ha puesto a la nación sudamericana en el umbral del fin de un conflicto armado que lleva más de cinco décadas, pero lo cierto es que un acuerdo definitivo aún deberá sortear varios obstáculos.

El cese bilateral y definitivo del fuego comenzará una vez se haya firmado un acuerdo final de paz que las autoridades esperan esté listo el próximo mes.

Un día después de que se firme la paz, el ejército de Colombia cambiará la posición de sus tropas para proteger a los ex subversivos en su traslado a las zonas donde se establecerán de manera transitoria mientras se realiza el proceso de abandono de las armas.

Delegados de la FARC.

Completar este proceso, que estará supervisado por las Naciones Unidas, tendrá un plazo máximo de seis meses y cuenta desde ya con el rechazo de buena parte de la población.

Sin embargo, los negociadores aún deben dejar totalmente establecido que los acuerdos firmados en La Habana tengan rango constitucional para evitar que gobiernos futuros los echen para atrás.

El presidente Juan Manuel Santos terminará su mandato en agosto de 2018. Los subversivos exigen también garantías de seguridad después de que depongan las armas para formar un movimiento político.

Santos anunció que el acuerdo de paz será sometido a una votación el 2 de octubre en el que los colombianos deberán manifestar su apoyo o rechazo. Si bien las FARC dijeron el 23 de junio que respetarían cualquier decisión que la Corte Constitucional tomara respecto del plebiscito, también han manifestado la necesidad de realizar una asamblea nacional constituyente.

Una elección sobre el tema podría enfrentar dificultades debido a la profunda impopularidad de los miembros de las FARC que se dedicaron al narcotráfico, la extorsión y el secuestro con su interminable estela de muerte de civiles y al deseo de venganza que tales actos pueden provocar en la población.

Los partidarios del proceso de paz también temen que muchos votantes no participen de la consulta toda vez que en Colombia el voto no es obligatorio. Adicionalmente y para disgusto de los guerrilleros comunistas y de Santos, el mayor opositor al proceso de paz, el expresidente Álvaro Uribe, es el político con mayor aceptación del país, con 60% de popularidad, según una encuesta revelada la semana pasada por la firma Invamer.

Las partes deben establecer un mecanismo de selección de los jueces que presidirán los juzgados de paz especiales que evaluarán los crímenes cometidos por la guerrilla y los demás actores del conflicto armado.

Miembros desmovilizados del Frente de Guerra Suroccidental del ELN.



Existe por otro lado el riesgo de que el segundo movimiento terrorista de Colombia, el también comunista Ejército de Liberación Nacional (ELN), llene el vacío dejado por las FARC. Ese grupo subversivo ha acordado recientemente llevar adelante negociaciones formales con el gobierno, pero las mismas aún no han comenzado debido a la insistencia de que antes de sentarse a dialogar liberen a los secuestrados que mantienen en su poder. El secuestro es una de las principales fuentes de ingresos del grupo, como también lo fue de las FARC, y los terroristas en el colmo de la desfachatez han rechazado esa condición para los diálogos.

Por su parte, el Gobierno canadiense, en boca de su ministro de Asuntos Exteriores, Stéphane Dion, aplaudió el acuerdo de paz alcanzado ayer por las autoridades colombianas y el grupo guerrillero FARC pero advirtió que "construir paz no es fácil" y requerirá edificar "una sociedad incluyente".

Además, el presidente estadounidense, Barack Obama ha dicho en una declaración que este "es un día histórico para el pueblo de Colombia. Con la finalización de un acuerdo de paz entre Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la guerra más larga en el hemisferio occidental está llegando a su fin" y que "felicitaba en especial al presidente Juan Manuel Santos, por su valiente liderazgo durante cuatro años de difíciles negociaciones. Igualmente agradezco al gobierno de Cuba para la celebración de estas conversaciones, a su co-garante Noruega, y al enviado especial de Estados Unidos, Bernie Aronson, por su contribución al proceso de paz".

Por su parte, la periodista Isabel Cuervo, quien cubrió el conflicto armado para varios medios de prensa, especialmente para el diario El Espectador, es menos optimista y piensa que "lastimosamente la realidad es que la paz no comenzará con la firma del acuerdo. El conflicto armado en Colombia, como todos sabemos, data de más de medio siglo y está compuesto por varios factores: guerrillas, paramilitarismo, narcotráfico y delincuencia común".

"El documento que se acaba de firmar en La Habana es un acuerdo, a puerta cerrada, entre el Gobierno de Santos y las FARC; que no son solamente un grupo alzado en armas que ha vivido del secuestro, la extorsión, masacres, reclutamiento de menores y otros delitos de lesa humanidad, son también el cartel de drogas más rico del mundo. Por lo tanto, no se ha firmado la paz, se ha firmado un acuerdo entre Gobierno y Farc que deja fuera todos los demás factores de violencia existentes en Colombia.

todo colombiano quiere un acuerdo con las FARC, pero un acuerdo sin mentiras ni cinismo, en donde paguen sus delitos con cárcel y sean juzgados con la misma ley que rige a todos los colombianos, no una ley diseñada a la medida de sus delitos...
Isabel Cuervo, periodista colombiana

Todo este proceso no solo ha sido manejado con secretismo y desinformación al pueblo, sino que ha sido maniqueo. Santos se ha apoderado de la palabra Paz para usarla como bandera política, a sabiendas de la sed de paz que tenemos los colombianos. Nadie puede estar en contra de vivir en un país en paz, máxime cuando cada colombiano sabe de primera mano lo que es la guerra; no hay familia sin secuestrados, asesinados o extorsionados.

Por supuesto que todo colombiano quiere un acuerdo con las FARC, pero un acuerdo sin mentiras ni cinismo, en donde paguen sus delitos con cárcel y sean juzgados con la misma ley que rige a todos los colombianos, no una ley diseñada a la medida de sus delitos; en donde lo primero que se discuta sea en dónde están los miles de desaparecidos, los cientos de secuestrados; en donde entreguen las armas y el dinero del narcotráfico que serviría para reparar las miles de víctimas que han dejado; un acuerdo en donde los criminales de lesa humanidad no puedan ocupar curules en el Senado, como lo indica la ley de derecho internacional.

Sí se deben apoyar los diálogos de paz con todos los causantes de la guerra, pero sin perder la sensatez y ajustados a la ley, de lo contrario se está premiando el delito y lanzando al abismo a una de las democracias más sólidas de Latinoamérica", concluyó la periodista.

Por su parte, el escritor, cineasta y experto en temas de Colombia y Latinoamérica, Ricardo Puentes Melo, estima que "con la firma de la paz entre él gobierno de Santos y el grupo terrorista de las FARC no habrá cese de violencia. Esta firma es otro proceso más en la larga lista de acuerdos entre estos bandidos y diferentes gobiernos afines a la tiranía de los Castro. No habrá paz, solo impunidad, fortalecimiento del comunismo en Colombia y un descomunal lavado de activos procedentes del narcotráfico y los secuestros".