En entrevista con The New York Times dijo que el pueblo cubano no quiere que se levanten las sanciones que Washington le ha impuesto a La Habana, pero sí quiere libertad.
El congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart, quien representa en Washington a las personas que viven en el Distrito 25 de la Florida, defendió a capa y espada el aislamiento del Gobierno de Cuba en entrevista concedida al periódico The New York Times.
Díaz-Balart manifestó que a pesar de los recientes cambios en la isla -que permiten cierto desarrollo de la empresa privada y los viajes al exterior- la política estadounidense debe permanecer enfocada en la política y los Derechos Humanos, en vez de tratar de utilizar la empresa privada como una vía para ayudar a la isla a salir del comunismo y de un régimen autoritario.
Díaz-Balart, defensor del embargo estadounidense a la isla, dijo que la política estadounidense hacia La Habana debe seguir siendo la misma. Es decir, negar fondos al Gobierno cubano a través de las sanciones; esto incluye -indicó- el turismo y los negocios, porque como es sabido los hoteles y todo lo demás está dirigido por el régimen.
Manifestó que el pueblo cubano no quiere que se levanten las sanciones que Washington le ha impuesto a La Habana, pero sí quiere libertad.
Díaz-Balart manifestó que a pesar de los recientes cambios en la isla -que permiten cierto desarrollo de la empresa privada y los viajes al exterior- la política estadounidense debe permanecer enfocada en la política y los Derechos Humanos, en vez de tratar de utilizar la empresa privada como una vía para ayudar a la isla a salir del comunismo y de un régimen autoritario.
Díaz-Balart, defensor del embargo estadounidense a la isla, dijo que la política estadounidense hacia La Habana debe seguir siendo la misma. Es decir, negar fondos al Gobierno cubano a través de las sanciones; esto incluye -indicó- el turismo y los negocios, porque como es sabido los hoteles y todo lo demás está dirigido por el régimen.
Manifestó que el pueblo cubano no quiere que se levanten las sanciones que Washington le ha impuesto a La Habana, pero sí quiere libertad.