Editoriales independientes: de ilegales a criminalizadas

Una mujer camina cerca de un librero en su apartamento en La Habana. REUTERS/Claudia Daut

En una marcha forzada hacia la reconquista del monopolio informativo, el régimen cubano ha dictado una serie de medidas prohibitorias en materia de libertad de expresión y prensa. Ello ocurre luego de que, en sofocados discursos, algunas autoridades oficialistas han reconocido un resquebrajamiento de la sociedad en el ámbito cultural.

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Tras la congregación de cientos de artistas el 27 de noviembre de 2020 frente al Ministerio de Cultura el ex titular de esa entidad gubernamental, Abel Prieto, manifestó que se les coló “la contrarrevolución en el tejido de la cultura” y culpa de ello a la influencia de "la cultura chatarra yanqui o miamense", así como a la ineficiencia institucional.

En los últimos años surgieron plataformas que, con escasos recursos publican, tanto electrónicamente como en formato papel, libros que esquivan la política editorial controlada por el partido único, el comunista.

Para detener o erradicar estas desviaciones del ideario castrista “dentro de la revolución todo, contra la revolución nada”, es que se emiten las nuevas prohibiciones que van desde el libre ejercicio del periodismo hasta la impresión de libros por editoriales independientes.

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El pasado 9 de febrero, el régimen cubano informó que 124 empleos quedarían excluidos del trabajo autónomo, de acuerdo al Clasificador Nacional de Actividades Económicas. Entre ellos se incluye la Edición y Maquetación de libros.

“La edición de libros, claramente, entra en el campo de la expresión de las ideas. A través de los libros se expresan ideas, se debaten y se generan nuevos pensamientos, dijo el escritor y periodista Yoe Suárez, que administra la editorial independiente Boca de Lobo.

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Con esta restricción, las autoridades cubanas reafirman su oposición al derecho que tiene cada individuo a manifestar y difundir de manera libre lo que piensa sin por ello ser hostigado.

“Todo esto está comprendido en el campo de la libertad de expresión. Sabemos que en un régimen autoritario, tradicional o un régimen totalitario como el cubano, la libertad de expresión está muy limitada, amordazada, de manera que el libro como formato para llevar nuevas ideas, es un elemento, una arista que también debe ser controlada por el Estado”, recalcó Suárez.

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Declaraciones de Yoe Suárez y Ariel Maceo


Boca de Lobo junto a sus congéneres La Maleza, OnCritika, Ánima, Ediciones Sinsentido, Asterisco y Santa Mía de la Talla, que si antes eran ilegales y corrían el riesgo de desaparecer, a partir de la promulgación de las nuevas directivas podrían ser criminalizadas.

“El régimen está desaprovechando una buena oportunidad para dialogar con la Sociedad Civil Cubana, para echar a andar la nación, para sentar las bases de lo que puede ser un gran país. Pero con tal de mantener el sistema comunista, lo han echado a perder y no hay manera en la que salgan adelante. Llevan 60 años haciendo las cosas mal y ahora eso no va a cambiar, al contrario, sacan ahora estas leyes”, lamentó el escritor y fotógrafo Ariel Maceo Téllez, creador de la editorial OnCritika.

“Teníamos un proyecto con el que logramos sacar libros o hacer algunos eventos literarios, pero ahora están proscribiendo las ediciones particulares, la maquetación. Ya no solamente están prohibiendo mi editorial, sino el trabajo de los editores que se gradúan de la escuela y hacen su trabajo completamente individual, más allá de las instituciones”.

“El gobierno cubano está perdiendo una gran posibilidad de sentarse a conversar con la oposición cubana, de dialogar con la juventud, sobre todo, que estamos aquí, no nos hemos movido a ninguna parte, no somos mercenarios, no somos apátridas. Somos jóvenes patriotas que queremos un país mejor y un país democrático. Queremos que se nos respeten los derechos porque los derechos son nuestros. La gente comenzará a protestar, a alzar la voz que es lo único que nos queda: la voz”, concluyó Maceo Téllez.