Cuba y el reto de hacer periodismo libre

Un periodista toma una fotografía con un teléfono celular del ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, dando una conferencia de prensa en La Habana, Cuba. En la isla el Estado controla todos los medios de comunicación y persigue el periodismo independiente.

La libertad de prensa constituye uno de los pilares de la democracia por eso el régimen cubano pone todo su empeño en coartarla a través de sus aparatos represivos y del propio sistema legislativo y judicial coincidieron, en declaraciones a Martí Noticias periodistas independientes y un directivo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Por más de 60 años la libre comunicación de ideas y opinión ha sido restringida en la Isla y perseguidos los periodistas y medios de prensa independientes: decenas de comunicadores han sido encarcelados. Uno de los más recientes Lázaro Yuri Valle Roca sentenciado a 5 años de privación de libertad por Propaganda enemiga y Resistencia.

“Lázaro fue llevado a prisión mientras cubría un evento de activistas donde exigían nuestros derechos y libertad. Fue arbitrariamente llevado a prisión. Ejercer el periodismo en Cuba implica un riesgo inminente porque tenemos la vida expuesta a la muerte y expuesta nuestra libertad”, dijo su esposa, la reportera Eralidis Frómeta.

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Pero no solo la cárcel los agobia: el acoso, la vigilancia, la limitación de movimientos y las amenazas de la Seguridad del Estado forman parte del diario transcurrir de los periodistas independientes cubanos: el camagüeyano José Luis Tan Estrada ha sido un objetivo frecuente de los ataques de la policía política. Antes de su detención el 26 de abril, relató a nuestra redacción los motivos por los que fue multado el 17 del mismo mes:

En la 3ª unidad de la PNR (Policía Nacional Revolucionaria) de la ciudad de Camagüey, los agentes del Estado llevaron a una inspectora del monopolio estatal de las comunicaciones ETECSA para que multara con 3000 pesos al reportero: “Me enseñó esa carpeta llena de hojas impresas con publicaciones mías tanto en Facebook como en Twitter [X], además de ‘likes’ a memes, comentarios, ‘likes’ a otras publicaciones, memes compartidos e, incluso, publicaciones del año pasado y, según expresó la inspectora, ‘le estaba dando ‘like’ a cosas graciosas contra los dirigentes”.

Camila Acosta, corresponsal del periódico español ABC en Cuba y del medio Cubanet, todavía vive en La Habana, pero asegura que ha sido víctima de varios patrones represivos.

“La represión del régimen ha tenido varios patrones y comenzó desde el mismo momento en que inicié mi labor como periodista independiente y estas expresiones de la represión han sido tanto físicas como psicológicas. Físicas, con el uso de violencia en el momento de las detenciones arbitrarias, de los secuestros, porque se trata realmente de secuestros, porque no media ninguna orden judicial, ninguna justificación. En una ocasión me desnudaron en una estación policial. La represión psicológica se ha traducido en interrogatorios intensos, continuos, amenazas”, afirmó.

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Acosta ha sido expulsada de viviendas que rentaba cuando los dueños fueron presionados por miembros de la policía política: “Me dejaban en la calle”.

“A mi papá y a mi mamá en el aeropuerto, cuando han venido a visitarme [desde Isla de Pinos], los han metido en cuartos de interrogatorio para forzarlos a que me obliguen a dejar el periodismo independiente o irme del país. Han tratado de crear conflictos con mi pareja, con mis amigos, a los que han amenazado por su relación conmigo”, detalló.

Tras el 11 de julio de 2021, la periodista, que salió a cubrir las protestas, estuvo en desaparición forzada durante 48 horas y detenida por cuatro días “amenazaban con procesarme por delitos contra la Seguridad del Estado que llevan hasta 30 años de prisión, cadena perpetua, incluso la pena de muerte”.

Más adelante, el proceso que le habían iniciado por desórdenes públicos fue disuelto, aunque Acosta estuvo, durante varios meses, bajo medida cautelar de reclusión domiciliaria.

“Se trata de aplastarnos, de invisibilizarnos, de desacreditar nuestro trabajo y también impedir que lo hagamos”, recalcó.

Frente a la represión, muchos comunicadores se han visto obligados a emigrar, como la periodista, por ocho años, del diario digital 14ymedio, Luz Escobar, quien se exilió en España a finales de 2022.

“El acoso no se limitó a mí y a mi entorno cercano de adultos, sino que empezó a afectar a mis hijas, directamente, en los últimos meses. Antes de yo salir de Cuba, la Seguridad del Estado me hizo citaciones, no para la oficina de la policía o para la oficina de inmigración donde me hacían los interrogatorios normalmente, sino que me citaban para la Sección de Menores [del Ministerio del Interior] y ahí varias oficiales se dedicaron a intimidarme conque mis hijas podían ir a parar a la cárcel. Ya no era la vieja amenaza de que era yo quien podía ir a prisión”, señaló.

La reportera tenía, además, una prohibición de salida del país, pero la Seguridad del Estado le permitió viajar a Madrid a recoger el Premio Internacional de Periodismo del diario español El Mundo.

“Pero yo sigo con una prohibición de salida de Cuba y si vuelvo a la Isla voy a seguir viviendo las mismas amenazas contra mí y mi familia”, subrayó Escobar.

Agregó que el entorno represivo contra los periodistas impide el ejercicio de la profesión debido a la vigilancia y las retenciones domiciliarias, las detenciones, los cortes de Internet.

“Todo esto genera un clima hostil, más allá del contexto particular de la dictadura que no permite la libertad de expresión, que no permite el acceso a fuentes oficiales, que no es transparente en el dominio de su agenda pública ni de sus inversiones en la vida pública”, opinó la reportera.

En este sentido, el director ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Carlos Lauría, indicó que “la situación de libertad de prensa y expresión en Cuba sigue siendo grave”, y se daña, cada vez más “a partir de la imposición aceitada del mecanismo represivo mediante el uso arbitrario de los tribunales y las leyes, el control de los poderes públicos y el monopolio de las telecomunicaciones y de los medios de comunicación”.

La ausencia de la libre comunicación de ideas y opinión, limita la capacidad de los ciudadanos para formar un criterio y trasmitirlo a los que están en el poder que usan el sistema judicial para amordazar la crítica y que salgan a la luz la ineficiencia estatal y la corrupción.

“Tal como reveló el informe semestral de la Sociedad Interamericana de Prensa, en medio de una crisis económica grave que se deteriora, los periodistas que aún continúan trabajando son sometidos a todo tipo de acoso y son vigilados. Aún permanecen en prisión más de 1000 personas por ejercer las protestas en la calle y hay periodistas encarcelados, como el caso de Lázaro Yuri Valle Roca, que está con graves problemas de salud y encarcelado por su trabajo periodístico desde mediados de 2021”, denunció Lauría.

En su 79ª Asamblea General, celebrada en México en noviembre de 2023, la SIP advirtió que, en cuanto a libertad de prensa, “los países más golpeados de la región fueron otra vez las dictaduras de Nicaragua, Cuba y Venezuela”.