Las jóvenes protagonizaron una breve odisea en tres países antes de que un juez de Asunción decidiera no deportarlas a la isla.
¿Le haría feliz que dictaran contra usted una orden de arresto domiciliario? La medida, adoptada este jueves por el juez de garantías paraguayo Alberto Sosa, al menos ha llenado de regocijo a Katherin Acosta y Lisandra Infiesto, dos jóvenes cubanas que fueron detenidas el martes en el aeropuerto internacional de Asunción, después de una breve odisea internacional.
La resolución permitirá a Acosta, de 19 años, e Infiesto, de 21, abandonar la comisaría 17 de mujeres de la capital paraguaya donde se encontraban, y permanecer en Paraguay por espacio de seis meses.
Las cubanas, amigas del barrio donde residían, habían conseguido llegar hasta Asunción con visas obtenidas en el consulado de Paraguay en La Habana. Permanecieron en la capital paraguaya desde el sábado 26 hasta el lunes 28, cuando embarcaron rumbo a Miami, Estados Unidos, en un vuelo comercial con escala en San Salvador.
En el país centroamericano las autoridades se dieron cuenta de que llevaban documentos panameños falsos. Los habían comprado a supuestos agentes de inmigración de Panamá que las asustaron durante una escala en su primer viaje a Asunción. De San Salvador las devolvieron a Paraguay el martes 29.
Las cubanas rogaron al juez Sosa que no las embarcara de vuelta a su país, por temor a una persecución política.
Lisandra afirma que era maestra de una escuela primaria habanera donde ganaba unos 20 dólares al mes. “No hay forma de vivir en Cuba, es imposible. La situación económica es terrible, y cada día que pasa es peor. Queremos tener una oportunidad para vivir mejor", remarcó al diario local ABC color.
La prensa de Asunción ha adelantado que miembros de la colonia cubana en esa capital han ofrecido a las dos jóvenes alojamiento en un barrio elegante de la ciudad.
La resolución permitirá a Acosta, de 19 años, e Infiesto, de 21, abandonar la comisaría 17 de mujeres de la capital paraguaya donde se encontraban, y permanecer en Paraguay por espacio de seis meses.
Las cubanas, amigas del barrio donde residían, habían conseguido llegar hasta Asunción con visas obtenidas en el consulado de Paraguay en La Habana. Permanecieron en la capital paraguaya desde el sábado 26 hasta el lunes 28, cuando embarcaron rumbo a Miami, Estados Unidos, en un vuelo comercial con escala en San Salvador.
En el país centroamericano las autoridades se dieron cuenta de que llevaban documentos panameños falsos. Los habían comprado a supuestos agentes de inmigración de Panamá que las asustaron durante una escala en su primer viaje a Asunción. De San Salvador las devolvieron a Paraguay el martes 29.
Las cubanas rogaron al juez Sosa que no las embarcara de vuelta a su país, por temor a una persecución política.
Lisandra afirma que era maestra de una escuela primaria habanera donde ganaba unos 20 dólares al mes. “No hay forma de vivir en Cuba, es imposible. La situación económica es terrible, y cada día que pasa es peor. Queremos tener una oportunidad para vivir mejor", remarcó al diario local ABC color.
La prensa de Asunción ha adelantado que miembros de la colonia cubana en esa capital han ofrecido a las dos jóvenes alojamiento en un barrio elegante de la ciudad.