Papa reza por Colombia y Ortega llama a reconciliación entre cubanos

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El papa Francisco (d) junto al cardenal cubano Jaime Ortega, oficia misa en la Plaza de la Revolución de La Habana (Cuba), ante miles de cubanos que le esperaban desde primeras horas de la mañana.

Jaime Ortega llamó al proceso de normalización de relaciones entre EEUU y Cuba “anhelada" reconciliación entre todos los cubanos, de fuera y dentro del país”.

En el momento del rezo del Ángelus, el Papa agradeció al Cardenal Jaime Ortega y a la curia cubana el recibimiento y sus palabras. También saludó a los presentes, y a los gobernantes de Cuba y Argentina.

Texto completo de las palabras del Papa a la hora del Ángelus

Agradezco al Cardenal Jaime Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, sus amables palabras, así como a mis hermanos Obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos. Saludo también al Señor Presidente y a todas las autoridades presentes.

Hemos oído en el evangelio cómo los discípulos tenían miedo de preguntar a Jesús cuando les habla de su pasión y muerte. Les asustaba y no podían comprender la idea de ver a Jesús sufriendo en la Cruz. También nosotros tenemos la tentación de huir de las cruces propias y de las cruces de los demás, de alejarnos del que sufre. Al concluir la santa Misa, en la que Jesús se nos ha entregado de nuevo con su cuerpo y su sangre, dirijamos ahora nuestros ojos a la Virgen, Nuestra Madre. Y le pedimos que nos enseñe a estar junto a la cruz del hermano que sufre. Que aprendamos a ver a Jesús en cada hombre postrado en el camino de la vida; en cada hermano que tiene hambre o sed, que está desnudo o en la cárcel o enfermo. Junto a la Madre, en la Cruz, podemos comprender quién es verdaderamente «el más importante», y qué significa estar junto al Señor y participar de su gloria.

Aprendamos de María a tener el corazón despierto y atento a las necesidades de los demás. Como nos enseñó en las Bodas de Caná, seamos solícitos en los pequeños de detalles de la vida, y no cejemos en la oración los unos por los otros, para que a nadie falte el vino del amor nuevo, de la alegría que Jesús nos trae.

En este momento me siento en el deber de dirigir mi pensamiento a la querida tierra de Colombia, «consciente de la importancia crucial del momento presente, en el que, con esfuerzo renovado y movidos por la esperanza, sus hijos están buscando construir una sociedad en paz». Que la sangre vertida por miles de inocentes durante tantas décadas de conflicto armado, unida a aquella del Señor Jesucristo en la Cruz, sostenga todos los esfuerzos que se están haciendo, incluso en esta bella Isla, para una definitiva reconciliación. Y así la larga noche de dolor y de violencia, con la voluntad de todos los colombianos, se pueda transformar en un día sin ocaso de concordia, justicia, fraternidad y amor en el respeto de la institucionalidad y del derecho nacional e internacional, para que la paz sea duradera. Por favor, no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación.

Les pido ahora que se unan conmigo en la plegaria a María, para poner todas nuestras preocupaciones y aspiraciones cerca del Corazón de Cristo. Y de modo especial, le pedimos por los que han perdido la esperanza, y no encuentran motivos para seguir luchando; por los que sufren la injusticia, el abandono y la soledad; pedimos por los ancianos, los enfermos, los niños y los jóvenes, por todas las familias en dificultad, para que María les enjugue sus lágrimas, les consuele con su amor de Madre, les devuelva la esperanza y la alegría. Madre santa, te encomiendo a estos hijos tuyos de Cuba: ¡No los abandones nunca!

El papa Francisco saluda al cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, en la Plaza de la Revolución de La Habana (Cuba), hoy, domingo 20 de septiembre de 2015. EFE/Orlando Barría

Cardenal Ortega: “anhelada" reconciliación entre todos los cubanos

El Cardenal Jaime Ortega agradeció al Papa por “sembrar en su Pontificado inquietudes necesarias en nuestras conciencias” y por los “nuevos aires de esperanza que surgen de su ministerio de padre y pastor".

También dió las gracias al Santo Padre por la mediación en la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y a “nuestro pueblo cubano que vive aquí y en Estados Unidos”. Y habló de la “anhelada" reconciliación entre todos los cubanos, de fuera y dentro del país”.

"Solo el amor y el perdón entre nosotros será un medio válido para una verdadera y pacífica renovación de nuestra nación", dijo Ortega.