Terror a la frase “¡Vivan los derechos humanos!”

Activistas pro derechos humanos en Cuba. A la izquierda, Agustín López Canino, bloguero, y Lázaro Yuri Valle, reportero.

Con un año de diferencia, las fotos evidencian el temor del régimen de La Habana a perder la calle. El mismo escenario, las mismas palabras, otro activista.

El pasado jueves 10 diciembre, el activista y reportero ciudadano Agustín López Canino leyó en alta voz los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Lo hizo frente a un parque de Capdevila, un pequeño poblado de la periferia de la capital cubana.

A cinco metros estaban los agentes de la policía política, pero -comenta Agustín a martinocias.com-, todo se coordinó para que no les diera tiempo a taparle la boca. En ese caso, otro activista situado estratégicamente en las inmediaciones continuaría con la lectura.

Como Agustín logró su objetivo y los transeúntes pudieron escuchar que no llamaba a la subversión, sino al conocimiento de un texto universal, las fuerzas de la Seguridad del Estado (junto a la policía regular) se dieron a la tarea de hostigar a la familia del comunicador.

Ese día, su hermana Ada López resultó detenida en la estación de policía de Santiago de las Vegas (al cabo de unas horas fue liberada, como ocurre sistemáticamente), y este último lunes día 14 arrestaron al sobrino de López Canino, Geovani Díaz López, de 19 años de edad. El joven estuvo en comisaría desde las 9 de la mañana hasta las 7 de la noche, casi 12 horas.

La familia del activista ha salido en la televisión de Miami. Fue muy impactante esa imagen de las sobrinas de Agustín, con su uniforme escolar, acompañándolo a recabar información sobre la madre de las niñas.

Un año después la foto se repite

La foto de hace un año en la que se observa una mano ensortijada tapando la boca de Agustín López Canino recorrió el mundo. La prensa internacional acreditada en La Habana suele acudir cada día 10 de diciembre a la esquina de las calles 23 y L, en el céntrico barrio de El Vedado, donde se manifiestan pacíficamente los opositores al gobierno y donde son reprimidos y arrestados por lo general. Un reportero gráfico captó ese momento que expresa dramatismo y violencia. Hoy sabemos lo que Agustín manifestaba y alguien silenció, la frase “¡Vivan los Derechos Humanos!”.

El también reportero ciudadano Lázaro Yuri Valle Roca asistió el pasado jueves a la cita de 23 y L. Cuando gritó algo tan inofensivo como lo es la frase del año anterior, varios agentes le taponaron la boca. El mismo escenario, las mismas palabras, otro activista.

Valle Roca dijo a Martí Noticias que con mucha dificultad pudo llegar hasta 23 y L: "Me detuvieron y taparon la boca para que no pudiera gritar que violaban mis derechos. Me sacaron de allí arrastrándome por el pasillo del Coppelia (heladería), con las esposas muy apretadas".

Las acciones contra Valle y otros detenidos fueron ordenadas por un agente de la Seguridad del Estado que se hace llamar Camilo, explicó el periodista. Tras el arresto, fueron llevados a empujones hasta un ómnibus junto otros activistas y allí los mantuvieron cuatro horas. Luego los trasladaron a diferentes centros de detención.

Pero la foto de Lázaro Yuri Valle Roca, maniatado y con la boca tapada, también salió en los periódicos del exterior.

El investigador sueco Erik Jennische, interesado en la lucha pacífica de la oposición en Cuba, documenta en su libro Hay que quitarse la policía de la cabeza (ediciones Ertigo 2015) cómo el Estado cubano retomó la Ley 88 del código penal como instrumento para encarcelar opositores. Conocida también como “Ley Mordaza”, se trata de una tergiversación del discurso pacífico del disidente, a quien con regularidad lo acusan de prestar servicios a una potencia extranjera. Por esta ley fueron sancionados a largas condenas de cárcel 75 comunicadores y activistas pro Derechos Humanos en la tristemente célebre Primavera Negra del 2003.

Jennische ha escrito un libro (ahora publicado en español) que, si bien no dice nada nuevo de cómo opera la policía política con sus infiltraciones en las filas de la oposición, documenta y compila la trayectoria de los defensores de Derechos Humanos en la isla desde finales de los años 80. El autor sueco confiesa que el complejo entramado de delaciones y abuso policial en Cuba le resulta repulsivo.

Este martes, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, el príncipe jordano Zeid Ra'ad Al Hussein, expresó su preocupación por el altísimo número de arrestos arbitrarios y detenciones a corto plazo ocurridos en Cuba en las últimas semanas, incluyendo a defensores de derechos humanos y disidentes.

"Solamente en las últimas seis semanas ha habido centenares de arrestos arbitrarios y detenciones a corto plazo, lo que a mi modo de ver es una forma de hostigamiento. A menudo se llevan a cabo sin una orden judicial y (ocurren) antes de reuniones o manifestaciones específicas, y parecen estar dirigidos a evitar que las personas ejerzan su derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica", dice Zeid en una nota publicada en la página del Alto Comisionado.

"Me ha consternado particularmente que una serie de personas, entre ellas miembros de la ONG Damas de Blanco, fueran detenidas el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. Esto demuestra un desdén extraordinario por la importancia de los derechos humanos de parte de las autoridades cubanas", expuso.

Por su parte, el presidente Barack Obama, que promueve el tan esperado cambio hacia la democracia en el país vecino, aseguró esta semana a un periodista de Yahoo Noticias que no visitará la isla si no le permiten reunirse con los activistas pro democracia. El Papa Francisco no lo contempló como algo insoslayable durante su viaje a Cuba en septiembre último, pero aun así el disidente Saqueo Báez logró acercarse al papamóvil. Estuvo detenido por esta acción que desafía al régimen y que quebranta lo que más le preocupa, perder la calle.