COVID-19 puede borrar más de dos décadas de avances en reducción de mortalidad materna en las Américas

Joven indígena embarazada busca ayuda en el albergue maternal del hospital de San Lorenzo, Perú

Más de 200.000 mujeres embarazadas han enfermado contagiados en las Américas y al menos mil han muerto por complicaciones relacionadas. La Organización Panamericana de la Salud insta a los países a actuar y garantizar que mujeres y niñas puedan acceder a los servicios sanitarios que necesitan.

La pandemia del coronavirus podría desvanecer más de 20 años de progreso en la expansión del acceso de las mujeres a la planificación familiar y en la lucha contra la mortalidad materna en la región, alertó este miércoles la directora de la Organización Panamericana de la Salud.

Durante su rueda de prensa semanal donde se evalúan los avances contra la pandemia en la región, Carissa Etienne destacó el devastador impacto sanitario, social y económico que este virus ha tenido en las mujeres.

“Según las estimaciones de la ONU, durante la pandemia se interrumpirá el control de la natalidad de hasta 20 millones de mujeres en las Américas, ya sea porque los servicios no están disponibles o porque las mujeres ya no tendrán los medios para pagar la anticoncepción”, advirtió.

Pero no solo extendió el nivel de alerta al terreno de los anticonceptivos, sino que también avisó que los niveles de atención a las mujeres embarazadas y a los recién nacidos se ha interrumpido en casi la mitad de los países de las Américas, dejando a las mujeres embarazadas y a las nuevas madres en situación de peligro.

“Casi todas las muertes maternas son evitables e incluso restablecer los niveles de mortalidad materna anteriores a la pandemia, que ya eran altos, podría llevar más de una década”, destacó.

Etienne recordó que el sistema inmunitario de las mujeres cambia durante el embarazo haciéndolas más vulnerables a infecciones respiratorias y que, en caso de enfermar, tienden a desarrollar síntomas más graves que requieren intubación, y que a menudo pueden poner en riesgo al bebé y a la madre.

Mil embarazas fallecidas por COVID-19 en el continente americano

En clave estadística, explicó que los datos de 24 países indican que más de 200.000 mujeres embarazadas han enfermado de COVID en las Américas, y que al menos un millar han muerto por complicaciones relacionadas con la COVID, una fatalidad que también está ligada al lugar dónde esto suceda.

“Mientras que las mujeres embarazadas tienen menos de un 1% de probabilidades de morir de COVID en Argentina, Costa Rica y Colombia, el riesgo de muerte en Honduras se dispara al 5%, y el riesgo sigue siendo mayor en Brasil, con un 7%”, explicó.

Por ello, instó a los países a actuar especialmente al coincidir esta semana la celebración del Día Internacional de Acción sobre la Salud de la Mujer.

“Está claro que las mujeres embarazadas corren un mayor riesgo de padecer una enfermedad grave y de ser hospitalizadas debido a la infección por el SARS-CoV 2.

Así que podemos empezar por garantizar que las mujeres y las niñas puedan acceder a los servicios sanitarios que necesitan -como los servicios de salud sexual y reproductiva, y la atención relacionada con el embarazo y el recién nacido- durante la respuesta al COVID”, pidió.

Un hombre habla por teléfono usando una pantalla para protegerse del COVID-19 en Buenos Aires, Argentina. Foto: ONU Argentina / Santiago Mele.

Vuelen a aumentar las infecciones por COVID en Uruguay, Argentina y Brasil

La directora general destacó que durante la semana pasada cuatro de los cinco países que notificaron el mayor número de nuevas infecciones estaban en la región, y que los países latinoamericanos presentaban las cinco tasas de mortalidad más altas del mundo.

“En Sudamérica, Chile, Perú y Paraguay han registrado descensos en las nuevas infecciones. Sin embargo, en Uruguay, Argentina y Brasil están volviendo a aumentar las infecciones por COVID poniendo en riesgo varias semanas de avances. Bolivia informa de un drástico aumento de casos y muertes y Guyana está experimentando el mayor número de episodios y fallecimientos desde el comienzo de la pandemia”, expuso.

Amplió la información el doctor Sylvain Aldighieri, gerente de Incidente para COVID-19, quien destacó que durante los cuatro primeros meses del año se observó “una evolución preocupante de la situación de la COVID-19 en todos los países del cono sur”, pero que actualmente se observan diferencias entre ellos.

Mientras que el descenso gradual de los nuevos casos en Chile se debe a una implementación estricta de medidas de salud pública, el aumento de casos en Argentina se produce en adultos de 20 a 59 años, con una mayor concentración entre los 30 a 39 años, asociadas a la mayor movilidad de este grupo y el cansancio del cumplimiento de las medidas de salud pública.

En Uruguay el incremento tuvo “una evolución exponencial” desde inicios de marzo y en abril el país reportó “un índice muy alto de casos diarios” que acabó con más de 92.000 diagnósticos de la enfermedad durante este último mes.

Nuestra principal preocupación es ahora la entrada en el periodo de invierno austral que históricamente en los países del cono sur han coincidido con la temporada de enfermedades respiratorias agudas como la influenza”, advirtió y señaló que la respuesta y el control de la enfermedad en el cono sur dependen de la estricta implementación y monitoreo de las medidas de salud pública.

En el Caribe, Etienne destacó la declaración de emergencia nacional en Trinidad y Tobago tras un reciente brote, que Cuba sigue informando un nivel significativo de nuevas infecciones y que en San Vicente y las Granadinas se siguen viendo picos después de que las recientes erupciones volcánicas provocaran el traslado de personas a refugios.