Cinco policías resultaron heridos hoy durante una marcha de rechazo a medidas promovidas por el Gobierno de Ecuador, en cuya capital, Quito, se celebra también una concentración para expresar respaldo al Ejecutivo, informó una fuente oficial.
El Ministerio de Interior dio a conocer los incidentes en su cuenta de Twitter y el titular de esa cartera, José Serrano, llamó a la "cordura y a la tranquilidad de la ciudadanía para rechazar de manera frontal estos actos de violencia".
Según Serrano, se detuvieron nueve personas en relación con los incidentes, ocurridos cerca del colegio Montúfar y protagonizados por "encapuchados", que lanzaron bombas molotov y piedras en contra de los policías.
En declaraciones a la Radio Pública, el ministro relacionó con los sucesos al Movimiento Popular Democrático (MPD), cuya disolución, junto a la de otras fuerzas políticas, decretó recientemente la autoridad electoral por no cumplir con los requisitos necesarios para existir como fuerza política.
La plaza de la independencia, donde está el Palacio de Carondelet, sede de la Presidencia, es el lugar escogido por los manifestantes afines al Ejecutivo para concentrarse y presenciar un festival musical con el que se pretende contrarrestar una marcha convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), la mayor central obrera de Ecuador.
Ese movimiento, en el pasado aliado del Ejecutivo, teme que ciertas reformas afecten los derechos laborales, extremo que niegan las autoridades, que se han mostrado dispuestas a modernizar un viejo Código del Trabajo que data de 1938, aunque ha sido modificado numerosas veces.
El propio presidente ecuatoriano, Rafael Correa, que ha hecho reiterados llamamientos a la población para que acuda hoy a la plaza de la Independencia a respaldar su gestión, difundió a través de su cuenta de Twitter fotografías de ese lugar abarrotado de gente con pancartas y banderas verdes, el color del oficialista movimiento Alianza País (AP).
"Gracias, País! Esta es la revolución de la alegría", tuiteó el
mandatario.
Correa es crítico con los movimientos sociales que, junto al FUT, protestan con su marcha contra medidas como un artículo de una enmienda constitucional que, según ellos, pretende transferir a todos los obreros del Estado, que gozan de los beneficios del Código del Trabajo, al régimen de servicio público.
Según el gobernante, en la marcha se entremezclan grupos diversos
que se oponen a medidas como un plan para la implantación de cocinas
de inducción, que promueven el matrimonio igualitario o que temen
"perder sus canonjías".
En su opinión, manifestaciones como la marcha de los sindicalistas son una estrategia de los grupos conservadores de la región contra los gobiernos progresistas de América Latina, como ha sucedido recientemente en Venezuela.
Frente a las quejas sindicales, el oficialismo defiende logros de su gestión como la reducción del desempleo, el aumento de los cotizantes a la Seguridad Social y la eliminación de formas indirectas de contratación, entre otras.
El presidente del FUT, Edgar Sarango, dijo ayer a Efe que al movimiento le preocupa el nuevo Código laboral, pero también la onflictividad laboral y algunos aspectos de las enmiendas constitucionales que el Ejecutivo pretende que se apruebe en la Asamblea Nacional (Parlamento). EFE