Un comentario de la revista destaca que aún cuando el presidente venezolano haya ganado las elecciones y logre sortear grandes retos económicos, su salud es una incógnita
Hugo Chávez ha dicho que quiere permanecer en el poder en Venezuela hasta el 2031 y ha acortado otros seis años esa meta al resultar reelecto en los comicios del domingo, destaca este lunes un comentario de la revista The Economist.
La publicación apunta que aun cuando el presidente pueda vencer en lo adelante las grandes tribulaciones económicas que aquejan a Venezuela, “su propia salud sigue siendo un comodín”.
Chávez ha probado una vez más su gran capacidad de supervivencia política—añade—, pero “eludir su enfermedad (cáncer) otros seis años puede resultar ser una batalla mucho más difícil”.
Tampoco tendrá mucho tiempo para saborear su victoria, afirma, porque a pesar del crecimiento económico del país impulsado este año por los precios del petróleo, “las reservas en divisas decrecen debido al gasto derrochador” del gobierno.
The Economist indica que “la mayoría de los analistas creen que una gran devaluación es inevitable, dada la tasa de inflación cercana al 20 por ciento y una cotización de cambio monetario en el mercado negro casi tres veces mayor que la oficial”.
También destaca que en su discurso de la victoria, desde lo que él denominó “el balcón del pueblo”, el presidente “fue conciliador” al señalar que la oposición había tenido una conducta democrática reconociendo su triunfo en las urnas.
El tono –precisa la revista—fue muy diferente al de su campaña por la reelección, cuando llenó de insultos a Henrique Capriles (el candidato opositor) llamándolo “cerdo”, “fascista” y “mediocre”, entre otros epítetos.
También subraya que Chávez desplegó abiertamente todo el aparato del Estado venezolano, incluido el poder judicial, los medios de difusión y “la nómina y los servicios” gubernamentales a favor de sus esfuerzos de reelección.
Respecto de la oposición, la revista apunta que la Mesa de la Unidad Democrática tiene poco tiempo para sanar sus heridas de estos comicios, ya que en diciembre tendrá efecto una nueva votación para elegir gobernadores.
La publicación apunta que aun cuando el presidente pueda vencer en lo adelante las grandes tribulaciones económicas que aquejan a Venezuela, “su propia salud sigue siendo un comodín”.
Chávez ha probado una vez más su gran capacidad de supervivencia política—añade—, pero “eludir su enfermedad (cáncer) otros seis años puede resultar ser una batalla mucho más difícil”.
Tampoco tendrá mucho tiempo para saborear su victoria, afirma, porque a pesar del crecimiento económico del país impulsado este año por los precios del petróleo, “las reservas en divisas decrecen debido al gasto derrochador” del gobierno.
The Economist indica que “la mayoría de los analistas creen que una gran devaluación es inevitable, dada la tasa de inflación cercana al 20 por ciento y una cotización de cambio monetario en el mercado negro casi tres veces mayor que la oficial”.
También destaca que en su discurso de la victoria, desde lo que él denominó “el balcón del pueblo”, el presidente “fue conciliador” al señalar que la oposición había tenido una conducta democrática reconociendo su triunfo en las urnas.
El tono –precisa la revista—fue muy diferente al de su campaña por la reelección, cuando llenó de insultos a Henrique Capriles (el candidato opositor) llamándolo “cerdo”, “fascista” y “mediocre”, entre otros epítetos.
También subraya que Chávez desplegó abiertamente todo el aparato del Estado venezolano, incluido el poder judicial, los medios de difusión y “la nómina y los servicios” gubernamentales a favor de sus esfuerzos de reelección.
Respecto de la oposición, la revista apunta que la Mesa de la Unidad Democrática tiene poco tiempo para sanar sus heridas de estos comicios, ya que en diciembre tendrá efecto una nueva votación para elegir gobernadores.