Abreu Felippe o el instante que no cesa

Con motivo de la presentación de El instante, en la Feria Internacional del Libro de Miami, el próximo domingo 20 de noviembre, a las 3.00 PM en el Salón 6100., Edificio 6, Armando de Armas realizó la siguiente entrevista a José Abreu Felippe para MartiNoticias.

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José Abreu Felippe, La Habana, 1947, exiliado de la isla en 1983. Vivió primeramente en Madrid y después, desde 1987, en Miami. Poeta, narrador y dramaturgo. Ha publicado tres volúmenes de poesía: Orestes de noche (Madrid, 1985), Cantos y elegías (Madrid, 1992) y El tiempo afuera (Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero 2000). Como dramaturgo ha dado a conocer Amar así (Miami, 1988), Teatro (Madrid, 1998) y Tres Piezas (Miami, 2010). Ha publicado dos volúmenes de relatos: Cuentos mortales (Miami, 2003) y Yo no soy vegetariano (Miami, 2006). También, en unión de sus hermanos Juan y Nicolás, Habanera fue (Barcelona, 1998). Por otro lado, también ha publicado las novelas Barrio Azul (Miami, 2008), Sabanalamar (Miami, 2002), Siempre la lluvia (Miami, 1994), finalista del concurso Letras de Oro 1993, El instante (Miami, 2011) y Dile adiós a la Virgen (Barcelona, 2003); novelas que conforman la pentalogía El olvido y la calma.

Con motivo de la presentación de El instante, en la Feria Internacional del Libro de Miami, el próximo domingo 20 de noviembre, a las 3.00 PM en el Salón 6100., Edificio 6, Armando de Armas realizó la siguiente entrevista a José Abreu Felippe para MartiNoticias. El instante es una abarcadora novela que, mediante una historia de amor, narra con eficacia una década de la vida en la isla que se sella con los dramáticos acontecimientos del éxodo del Mariel en 1980,

¿Cómo es eso que usted ha titulado El instante a una novela que, según me cuentan, ha quedado en cerca de quinientas páginas tras la poda de otras quinientas cuartillas?

¿Cuál es el problema con eso? ¿Si se llamara La eternidad debería ser eterna? ¿La historia interminable no tiene fin? ¿Si se llamara El microbio habría que leerla con microscopio? Claro, sé que es un chiste, pero no está de más la aclaración. El título no está relacionado con el número de páginas, sino con una ilusión. La ilusión de que el amor puede protegernos y hasta salvarnos. De que hay un instante en que creemos que en el acto de amar y de abrazarnos a otro cuerpo angustiado, está la razón, el sentido de la vida... Será tan breve la ilusión, el instante tan breve.

¿El instante es novela de época o novela de amor o, mejor, novela de amor que recoge una esperpéntica época?

Yo pienso, o al menos esa era mi intención, que es una novela de amor que no tiene un final feliz, precisamente por la época en que se desarrolla y que le sirve de marco. La novela comienza en La Habana de 1971 y termina en 1980, con los sucesos de la embajada del Perú (donde 10,832 personas se asilaron en menos de 72 horas) y el éxodo del Mariel (donde escaparon por mar hacia los Estados Unidos más de 130,000 personas en apenas unos meses).

En su novela se lee: Píntame mi bigote con un corcho que va a empezar la fiesta. Una frase que retrotrae a la infancia y a unos usos y costumbres que son borrados de la memoria por acción no ya del tiempo, sino de la avalancha de la virtualidad tecnológica que hace devenir obsoletos esos usos y costumbres. ¿Es esa una de las funciones de la literatura, dejar constancia de la intrahistoria, de lo que nunca será contado por los cronistas oficiales y oficiosos de eso que llaman la Historia, así, con mayúsculas?

Yo tengo ese recuerdo. Veo a mi madre en la cocina, junto al reverbero quemando un corcho para pintarme el bigote y las patillas, para luego salir para los carnavales. A mí gustan esos detalles que enriquecen las historias, le dan vida, y claro, sitúan la acción en un tiempo. Creo que uno aprende más sobre la revolución francesa leyendo María Antonieta de Stefan Zweig que en 10,000 mamotretos de Historia sobre el tema.

¿Tiene El instante reminiscencias de la novela de caballería? ¿Es, por ejemplo, Ubaldo el Desconocido un guiño a Urganda la Desconocida, ese personaje que en la obra Los cuatro libros de Amadís de Gaula supera en muchos aspectos a la misma Oriana, la protagonista, dama del protagonista, el sin par caballero, dechado de virtudes amatorias que por nombre había Amadís?

No sólo El instante, sino toda la pentalogía. Hay muchos guiños al tema. Las novelas de caballería me interesaron mucho en mi juventud. No sólo El Quijote, sino Tirante el Blanco, El Amadís y las Sergas de Esplandián. Devoré todo lo que encontré. Desde luego que Ubaldo el Descocido es un guiño a Urganda, pero hay muchos otros, entre ellos Clotilde la Bruja.

¿Por último, tras El instante que viene?

Estoy trabajando en varias cosas a la vez. Poemas, cuentos, una obra de teatro que se llama Árido. Y en una novela que me llevará tiempo pues estoy ahora en la etapa de recopilar información (que probablemente no utilice nunca, pero así son las cosas). Se llama Tata Torres, es un personaje que aparece en la pentalogía, la bisabuela de Tavi. En Barrio Azul, se habla algo de su vida y se cuenta su muerte.

Es un personaje fascinante, llega a Cuba, de Islas Canarias, con su marido y sus cuatro hijos y se establece en San Cristóbal, donde el marido pone una carnicería. Al marido lo encarcelan por ayudar a los mambises, lo mandan a Ceuta. Tata nunca vuelve a saber de él. La novela comienza en 1896 con la reconcentración de Weyler y termina el 15 de febrero 1898 con la explosión del Maine. Narra la fuga de Tata con sus hijos hacia el sur, hacia Sabanalamar, y la marcha por toda la región, a pie, hasta llegar a La Habana, casi dos años después. En el camino debe cruzar la trocha Mariel-Majana y se encuentra con un galleguito desertor que la ayuda. Me estoy divirtiendo mucho escribiéndola.

También tras El instante queda la tranquilidad de que concluí lo que me había propuesto, que me puedo morir en paz. Bueno o malo ahí está.