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OPINIÓN: Metamorfosis de una rehabilitación socialista... escuelas convertidas en prisiones


Una escuela modelo Trinidad Raul Zerquera
Una escuela modelo Trinidad Raul Zerquera

Este artículo del arquitecto cubano Edelberto Díaz fue publicado originalmente en la plataforma América 2.1 bajo el título "Periscopio La Habana: Metamorfosis de una Rehabilitación Socialista". Lo reproducimos en nuestra web por cortesía de su autor.

La revolución cubana nace proclamando convertir los “Cuarteles Militares en Escuelas”; diez años antes del festival de Woodstock ya se habla de amor, paz y libertad, esta máxima hippie de alguna manera forma parte de un gobierno que se pone de moda rompiendo paradigmas, y pega tan duro que hasta los Beatles se dejan la barba en su último álbum para estar en el “trending topic” de los barbudos que embobecen al mundo dispuestos a demostrar que también multiplican panes y peces.

Dentro de un desmesurado y atractivo simbolismo, con un derroche de nobleza exótica, hay que encajar la idea de impartir clases a niños exactamente en el lugar donde torturaron con crueldad a las personas que apostaron por un cambio. Los arquitectos deberían exorcizar el edificio modificando sus espacios para que las ciencias y las letras fluyan sanamente en la mente de los estudiantes que asistían a las clases de historia, donde se definen los espacios sentados escuchando al profesor, como un lugar endemoniado, poseído por el mal, y lo que es aún peor, dónde vagan los espíritus sin luz que fueron asesinados por los esbirros batistianos, todo exactamente allí, literalmente usurpando un espacio al mejor estilo de Hitchcock.

Pero un programa de rehabilitación que podría ser tan tenebroso, con el optimismo del momento resultó un cuento de hadas; y por ahí, el Cuartel Moncada y el Cuartel Militar Columbia, los dos cuarteles más importantes de la isla, se convirtieron de la noche a la mañana en escuelas. Valientes arquitectos e ingenieros que asumieron el reto, y lo sacaron con éxito, con el reconocimiento de todos; lo fundamental era colaborar con las destrezas necesarias, talentos innatos y conocimiento adquiridos en la “fabricación del hombre nuevo”. Las escuelas serían las fábricas que producirían este hombre socialista nunca antes visto por la humanidad, pero fuertemente vinculado al realismo socialista como tendencia cultural inmediata -Maxim Gorky terminará por ser superado ante tan prometedora idea-.

Alguien en algún momento temprano se percata de que para esta producción de «Industrias Educativas» ya no les era suficiente los cuarteles, ni los claustros de monjas, ni las fastuosas residencias, ni el propio inventario existente de escuelas con los que contaba el país por aquella época; todos estos espacios al parecer estaban contaminados y el hombre nuevo debería ser fabricado fuera de las ciudades, los hijos con sus familias serían un privilegio que solo se disfrutaría los fines de semana, -o un fin de semana sí y otro no-, por lo que la verdadera industria de la educación debería ser en el campo, para que la revolución les muestre la experiencia directa del trabajo en la medida que adentrarían el conocimiento y aprendizaje de materias útiles para este hombre esculpido a imagen y semejanza al requerimiento y nuevos retos que necesitaba la madre revolución. La perfección del proceso de su fabricación tiene que contar con el apoyo de arquitectos audaces que les den forma a esos espacios que necesitará el proceso fabril, por lo que se les da a los involucrados la posibilidad de acceder a todo lo que resultara necesario para que el producto final, una fábrica docente, lograra producir el mayor exponente de la madre revolución y así tener un relevo generacional asegurado, lo que les garantizaría una temprana jubilación a los creadores de tan innovadora propuesta social, que recién se recuperaban de las heroicas hazañas libradas en el campo de batalla.

Y remangando las camisas se dieron manos a la obra; había que acometer un proyecto prototipo y fue elegido el territorio de Ceiba del Agua. En esta creación trabajaron intensamente las arquitectas Josefina Rebellón y Gina Rey junto al ingeniero estructural Max Isoba, un equipo de lujo que logra sacar a flote la famosa escuela modelo “Ceiba Uno”. El modelo fue aprobado con éxito y con prontitud sería reproducido por todo el país -al mejor estilo de la franquicia McDonalds quien para entonces ya contaba con un punto de venta en cada pueblo-. Las hermanas de “Ceiba Uno” fueron fácilmente identificadas a la distancia por conocidos y neófitos, esa es la escuela, su diseño era inequívoco, único, todo un sello Real.

Becados en "la plaza".
Becados en "la plaza".


Una planta en forma de “H” donde se logran espacios definidos por dos atrios, con una espectacular iluminación diurna, controlada por ventanales apersianados donde puedes regular el sol y el agua de lluvia, sin renunciar a la súper bien lograda ventilación cruzada; esto acompañado de lucetas horizontales en la parte superior de las carpinterías, la que producían una iluminación muy bien distribuida en los requerimientos diurnos y delataba en las noches a quien tuviera una lámpara encendida. Todo acompañado de unos generosos aleros y señoriales galerías de circulación. Una arquitectura que tomaba lo mejor de la arquitectura vernácula y colonial, de un lado el ala docente y del otro lado el ala que responde a dormitorios, baños y gimnasios de educación física; en el centro, un pasillo que conecta ambas alas donde se desarrolla el área de comedor con su acceso de servicio por la parte posterior, donde se concentran los almacenes de alimentos, su anden de carga o descarga, el sitio donde se acopia la basura y todo muy bien resuelto con trampas visuales para no interferir con la armonía del exótico paisaje campestre. Hacia al frente del comedor se desarrolla la plaza central, un espacio cívico y a la vez recreativo, -dependiendo de la hora del día-, que siempre fuera perfectamente visible desde cualquier punto de la edificación. Hay que recordar que se debe garantizar la integridad física del hombre nuevo. Las alas laterales, edificios con una notoria horizontalidad, disponen de cuatro niveles (planta baja + tres altos), donde la planta baja está a media altura del suelo como magnifico recurso de prever las visitas de insectos y alimañas, recurso empleado por los indios autóctonos y reinterpretado en la arquitectura colonial inglesa, quienes fueron los colonos más cultos y los únicos que crearon una tipología arquitectónica para asentarse en el nuevo continente. Estos dos edificios son interceptados en el centro físico de su longitud por el pasillo que los comunica y que guarda relación directa con las dimisiones del generoso patio central que se conforma entre ambos. En el edificio destinado a la docencia se recrea la entrada principal de la escuela, con su espacio de estacionamiento vehicular custodiado por la cancha de básquet; y en el edificio dormitorio vinculado al pasillo de conexión se encuentra la salida al campo donde se viviría la experiencia requerida para la debida formación de un ente social productivo. Todo perfectamente planeado, planteado y resuelto sobresalientemente. Estábamos frente al equivalente a la versión del flujo funcional impecable de McDonalds; solo que este producía comida rápida y la “industria escuela” socialista producirá el paso faltante de la evolución del hombre el “Homo perfectus” -espero que interpreten mi comentario como un auténtico halago, porque lo es-.

Semejante parto, viene acompañado nada más y nada menos que de un sistema constructivo bautizado con el nombre Girón, una alegoría innecesaria de recrear. Se diseña un sistema constructivo “único” e industrializado para dar respuesta al conjunto escolar patentado y santiguado por el representante de Dios en la tierra -que más se puede pedir en esta vida-. Así se crea una base material para la producción industrial de los elementos, su construcción y su montaje, siempre empleando materiales de producción nacional -aun no se hablaba de sostenibilidad pero ya se aplicaba-, por último, alguien pensó que la tendencia del sistema debería ser abierto para que permitiera su utilización en la mayor cantidad posible de programas arquitectónicos -no se a quién se le ocurrió decir esto, pero lo decreto mi ídolo-, gracias a este punto se realizaron con este sistema constructivo: hospitales, hoteles, recuerdo que Fernando Salinas colaborador en su día de Mies van der Rohe y Philip Johnson, socio en su estudio de arquitecto con Raúl González Romero, en fin una fiera de la arquitectura cubana; le dan, o se da, la tarea de diseñar la Embajada de Cuba en México con el sistema constructivo Girón, lo que terminó siendo toda una obra de arte, de la que he visto innumerables fotografías y pude pararme frente a su fachada principal desde la calle para poder apreciarla.

Toda esta fiesta duró veinte años, donde los proyectos siempre fueron con apuros, se terminó el experimento con un inventario de trescientos y pico de unidades de “fabricas escuelas”. El programa era tan sagrado que hasta se instaló una ensambladora de autobuses rusos modelo PAZ 672, que al estar tan estrechamente ligado al fenómeno educativo construido con el sistema Girón, por ósmosis terminaron llamándose guagua Girón y creo que se produjeron unas dos mil unidades que transportaron estudiantes desde las ciudades de origen a su “fábrica escuela” en el campo, lo que tenemos que agregarle al programa como parte de sus gastos fijos de operación el consumo de combustible para la puesta en escena del maravilloso programa.

Colegas, se estima que este programa de construcción masiva consumió unos diez millones de toneladas de cemento, la vida nos ha demostrado que el beneficio exponencial de esta idea, solo fue posible gracias a la guerra fría. Lo que hace que este esfuerzo o privilegio -como le quieran llamar- sufriera una dramática metamorfosis porque nadie reparó en el detalle de que era necesario ser productivos para poder mantener un programa de semejantes dimensiones, lo que hace que esta realización inmobiliaria, incluyendo las plantas de prefabricado y toda la tecnología que les acompañó, terminaran siendo elefantes blancos abandonados. Por eso cuando escucho que repiten tanto de que “somos continuidad”, siempre me pregunto ¿exactamente continuidad de qué es lo que somos? Pero tengo que confesar que no he tenido éxito con las respuestas.

Escuela en el Campo
Escuela en el Campo

Pues este patrimonio construido, abandonado, huérfano de alguien que se motivara a rescatarles con alguna iniciativa similar al emprendimiento desarrollado en La Habana Vieja, donde se crearon empresas alternativas que recaudaron divisas y lograron asociarse a programas vinculados a las comunidades españolas y otras iniciativas, siendo su principal razón financiar programas que garantizaran la recuperación del patrimonio edificado. Claro que en este caso la Unesco nunca se ha pronunciado sobre decretar estas obras “Patrimonio de la Humanidad”, probablemente por que no se le ha sustentado correctamente el significado de estos inmuebles y lo que representarían como experiencia para esta cibervida al que al parecer nadie se escapa, ahí lo dejo como tarea pendiente para quienes cacarean el rescate de una nación y poco resultado se aprecia en sus acciones.

La realidad palpable es que estos inmuebles esperanza de otrora, son refugio de delincuentes que han vendido todo lo que quedó y que fuera posible vender de estas instalaciones. Unas pocas edificaciones corrieron mejor suerte y se transformaron en conjuntos de apartamentos, un programa alegre para ser diseñado por cualquier colega, lo que me produce mucha satisfacción. Otros pocos edificios se dispusieron para albergar a damnificados de ciclones y derrumbes, los cuales lograron un techo donde guarecerse, pero las condiciones de habitabilidad son infrahumanas y llevan ocupando estos lugares por mas de 25 años.

Repiquen tambores que ahora viene lo bravo, lo que muchos saben, pero pocos, muy pocos hablan, los padres de “Somos Continuidad” han decidido que deben convertir “La Escuela del Hombre Nuevo en Cárceles” y decenas de estas escuelas pasaron a formar parte del sistema penitenciario nacional, este es el caso de “Veguita Uno y Cuatro” (Bayamo), “Ceiba Dos, Cuatro, Cinco, Seis, Siete y Nueve” (Artemisa) y es difícil tener el inventario completo, así como los diferentes tipos de presos que se trasladan para estas instalaciones, lo que definirá el tipo de intervención en la rehabilitación que requerirán hacerles a estos inmueble.

Prisión Combinado del Este, en La Habana. (Reuters/Archivo)
Prisión Combinado del Este, en La Habana. (Reuters/Archivo)

Otras “Industrias Escuelas” han sido muy privilegiadas con glamorosos programas de rehabilitación, donde se han tomado edificios en ruinas y se han convertido en centros de la inteligencia cubana donde se realizan tareas de escucha.

No dan abasto las cárceles existentes ¿cuántas más serán necesarias? ¿llegarán a consumir el inventario completo del patrimonio construido abandonado de la “Industrias Escuelas”? ¿Qué empresa de arquitectura trabaja estas rehabilitaciones? ¿Dónde ubicaron las escuelas de carceleros? Seguramente que se requerirá una ampliación de ese plan de estudio, ya saben ahí esta el inventario a su disposición.

No logro imaginar y reconozco que me declaro incompetente si tengo que enfrentar el reto de ver cómo encajo el cuarto de interrogatorio donde estaba el laboratorio de química, cómo trabajar la acústica y reducir la reverberación para que todo quede grabado a niveles EGREM y nadie pueda decir "digo donde dijo Diego", dónde ubico los cuartos para las visitas íntimas de los reos sin sacrificar esa transparencia cristalina que me dolería mucho mutilar, no puedo dejar de pensar como arquitecto y los retos de nuestra profesión, siempre analizando dónde quedaría mejor la entrada y cómo hacer para que una función no interfiera con otra, es algo inevitable que puede más que yo, no se si a ustedes también les pasa, pero imagino que sí.

El llamado de la revolución es infalible y los revolucionarios deben acudir sin reparo; el de hoy es convertir “Escuelas en Cárceles”, esto, ya lo dice todo, solo que nadie tiene el valor de hacer una valla publicitaria con semejante proclama, aunque de alguna manera estén rescatando el patrimonio construido, pero, ¿a quién le importa eso….?

¿Alguien sabe algo del hombre nuevo?

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