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Fratricidio


Tres generaciones de cubanos han sido sacrificadas; los hijos de los hijos de los hijos no conocen más existencia que la "muerte en vida y encierro" que dictamina el régimen homicida.

La Cuba castrista exhibe con asombrosa indiferencia un crimen de Estado que no ha sido tabulado por la opinión internacional. El hecho es técnicamente un delito de lesa humanidad, una forma particular de genocidio que no ha sido registrada en los anales de la historia moderna con la seriedad y veracidad que merece.

El fratricidio se ejerce en la isla hace más de medio siglo. La casta en el poder decidió lapidar la vida de sus conciudadanos asesinando a sangre fría todo derecho a pensar, sentir, crear o expresar. El gobierno en Cuba mata con despiadado cinismo la esencia misma del ser humano, secuestra el cuerpo y decapita el alma, una violación que se ejerce a la vista de todos con impunidad alarmante. Tres generaciones de cubanos han sido sacrificadas; los hijos de los hijos de los hijos no conocen más existencia que la "muerte en vida y encierro" que dictamina el régimen homicida. Papá-Estado perpetúa el crimen amparado en su poder omnipresente.

El delito se practica con alevosía. El gobierno saborea la condena con petulancia y desfachatez. En pleno siglo XXI y ante los ojos del mundo, la dictadura dinástica de La Habana masacra a mansalva el espíritu de sus coterráneos, aniquila de forma masiva y sistemática todo atisbo de libertad, independencia o movimiento. La guillotina del monarca y su séquito se mece sobre las cabezas de cada cubano obligado al inmovilismo territorial que ha convertido el caimán del Caribe en el mayor campo de concentración de la historia moderna.

Los que osan cuestionar o encarar el fratricidio, reciben doble celda, son apresados más allá del arresto indefinido en que viven dentro de la isla-cárcel. Quienes se salen de la fila que los conduce al exterminio de su conciencia son perseguidos, sofocados y en ocasiones aniquilados físicamente. La matanza castrista no reconoce religión, género, edad ni sexo, solo origen. Basta haber nacido y/o vivido durante la época ignominiosa de Cuba - que comenzó en 1959, cuando un criminal tomó por asalto el poder y el país - para ser insoslayable víctima.

Este holocausto de nuevo tipo transcurre hace más de diez lustros; no ha sido enjuiciado, y de serlo: ¿cuál podría ser la sentencia?

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