Sobre Cuba, el escritor dice que Chávez quiere presentarla como si fuera Noruega, cuando es una isla triste y detenida en el tiempo de la que, quienes pueden escapan aún a riesgo de sus vidas.
Agrega que Chávez manipula el mundo a placer, compara todos los tiempos de la patria con los actuales, y termina concluyendo que si bien no se está mejor, al menos se está igual, lo cual no es ventaja ninguna para su proyecto, pero oculta su fracaso.
Dice también Otero que para Chávez no hay gente buena en el país, ni hay excelentes profesionales, porque él sólo confía en los que vienen de la olvidada Cuba, gente adoctrinada pero no preparada, fieles caninos que garantizan que no se le opondrán nunca, pero también que las cosas no funcionarán.