Traslado de restos de Céspedes y Grajales busca apuntalar al difunto Fidel Castro

Raúl Castro (c) camina acompañado por dirigentes y militares, por el cementerio Santa Ifigenia, en la ciudad de Santiago de Cuba.

El traslado de los restos de Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales, desde sus nichos iniciales hasta el lugar donde decidieron ubicar las cenizas del dictador Fidel Castro, es tema polémico hoy entre los cubanos.

La prensa oficial publicó una escueta nota el lunes donde anunciaba que este martes los patriotas serían enterrados junto a los mausoleos de José Martí y Fidel Castro, en el cementerio Santa Ifigenia de la oriental Santiago de Cuba.

El acto político y militar conmemora el 149 aniversario del inicio las guerras independentistas en la isla.

Para el periodista y escritor cubano Waldo Fernández Cuenca sólo el culto a la personalidad de Castro estaría detrás de tal decisión.

“Es una equiparación de que Fidel es un continuador de todas esas figuras de la nación cubana", aseguró Cuenca, investigador de temas históricos.

"Aunque con falta de credibilidad por la tendencia del gobierno cubano a la unanimidad, hubiera sido factible la idea de una consulta popular (un plebiscito) por tratarse de figuras que se enseñan como cimeras en la historia oficial", según Cuenca.

“Hubiera sido buena una consulta popular, pero eso aquí nunca se ha hecho. La gente no espera que ninguna decisión oficial sea consultada, simplemente se toma y ya. En cualquier sociedad democrática, a que se cambie un busto genera una polémica en la prensa, en la sociedad, muy grande, y aquí, lamentablemente no es así”, indicó.

El acto de esta mañana, presidido por el general-presidente Raúl Castro, fue calificado de "profanación revolucionaria" por la periodista independiente Miriam Celaya en un artículo publicado en 14ymedio.

Celaya, asegura que lleva la "implícita intención de multiplicar el culto al Difunto en Jefe, su majestad Castro I, equiparándolo a los padres fundadores de la nación cubana, si no subordinando a éstos a su alrededor".

A parte del hecho, polémico, de ordeno y mando, y sin que Cuba se haya recobrado de los estragos del último desastre natural, Celaya insiste en que ocurre en un contexto además “inexplicable en un país donde las carencias materiales y financieras son cada vez más acuciantes”.

La nota oficial justifica el traslado de los restos con la facilidad que tendrían no solo los cubanos sino los visitantes extranjeros de rendirle tributo “de manera expedita”.

"Tal costosa movilización de monumentos funerarios –el de Céspedes y el de Mariana– resulta aún más inexplicable en un país donde las carencias materiales y financieras son cada vez más acuciantes, y donde hace pocas semanas un fortísimo huracán destruyó una significativa parte del fondo habitacional de los cubanos más humildes e insolventes. Solo "para que en lo adelante el pueblo cubano y visitantes extranjeros puedan rendirle tributo a ambos en forma más expedita, junto al que le brindan al Héroe Nacional José Martí y al Líder Histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz...", apunta Celaya.

"La codicia oficial en pos de los dólares no se detiene ante nada. He aquí que la memoria histórica de la nación, esta vez utilizando los huesos de los más significativos difuntos, se subordina a la industria turística", critica la también antropóloga.

Por su parte el historiador y profesor Amador Blanco, desde Villa Clara cree igualmente que una consulta popular les hubiera sido lo más lógico.

“Ha sido una situación inesperada para nosotros, ayer fue que nos vinimos a informar de que ese acontecimiento estaba ocurriendo (…) es darle relieve de figura máxima a Fidel Castro. En la medida en que Céspedes es el iniciador de la independencia, Fidel Castro ha destruido los derechos fundamentales de nuestra patria. Con todos los defectos que pudo haber tenido nuestra República (1902-1952) nuestra primera constitución defendía los derechos de los ciudadanos”, afirma el profesor Blanco.

Blanco también insistió que el movimiento de los restos ocurre en medio de las penurias materiales que vive la isla.

“En este marco de desastre se ha producido este hecho. Por ejemplo, Raúl Castro no ha visitado las áreas de desastre, estuvo en Santa Clara por los 50 años (de la muerte) del Che el día 9 de octubre, y se pensaba que iba a visitar las zonas de desastre”, concluyó Blanco.

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Restos de Céspedes y Mariana Grajales cerca de Castro en Santiago de Cuba (Waldo Fdz Cuenca).