Time: "El socialismo cubano ha sido un despreciable fracaso"

"La Habana, una ciudad otrora espectacular, está literalmente derrumbándose". La foto fue tomada en la capital cubana el año pasado.

"El socialismo elevó el nivel de vida del 20% de los cubanos en la indigencia. Todos los demás huyeron o fueron arrastrados hacia abajo", afirma redactor financiero de la revista.
El socialismo de Fidel Castro en Cuba ha sido un despreciable fracaso si se le mide casi por cualquier indicador económico, dice Dan Kadlec, veterano redactor financiero de la revista estadounidense Time, en un reportaje basado en un viaje reciente que hizo a la isla.

Según el analista, que visitó Cuba en enero pasado como parte de uno de los viajes autorizados por la administración Obama para incrementar los contactos "de pueblo a pueblo", el sistema socialista consiguió elevar el nivel de vida de un 20% de los cubanos que estaban en la indigencia. "Todos los demás" –dice Kadlec-- "huyeron o fueron arrastrados hacia abajo".

Castro –apunta el autor-- mejoró la salud, la educación y las artes. Pero lo hizo, en parte, desviando los recursos que debieron asignarse a una muy necesaria reconstrucción de la infraestructura.

El resultado es que toda La Habana, una ciudad otrora espectacular, está literalmente derrumbándose. Fachadas impresionantes se caen a pedazos, y la deslumbrante arquitectura de la ciudad está muy desgastada, enmascarada tras la ropa tendida de familias pobres y hacinadas en espacios que en otros tiempos bullían con el comercio y la actividad de los más acaudalados.

Kadlec opina que quienquiera que suceda a Fidel y Raul Castro tendrá que enfrentar la pregunta fundamental de si valió la pena elevar el nivel de vida de los más pobres a costa del precio que se impuso a los demás cubanos, a la infraestructura y hasta a las fértiles tierras del país, ahora en su mayor parte cubiertas de maleza.

El redactor financiero de Time tiene, no obstante, la esperanza de que los cambios económicos recientemente introducidos, más que apuntalar a un sistema fracasado y prolongar su control, sean aprovechados por jóvenes emprendedores que se están levantando de entre los escombros de La Habana para sacar ventajas de estas pequeñas pero importantes señales de liberalización económica.

Pone el ejemplo de Javier, un corredor de bienes raíces de 31 años, que ya ha invertido lo que ganó en ese negocio informal para abrir en su casa una "paladar" ("auténtica cocina cubana de calidad superior", dice el visitante). Javier ahora espera usar el restaurante para conocer a cubanos afincados en el extranjero que deseen invertir en el mercado inmobiliario de la isla a través de sus familiares residentes en el país.

"Javier me parece" –concluye diciendo Kadlec en Time-- "el tipo de cubano que podría llegar a ser millonario, si alguna vez se hiciera realidad una verdadera reforma en Cuba".