Soy pariente de Pablo Milanés, ¿y tú?

  • Juan Juan Almeida / especial para martinoticias.com
Cuando comencé a soñar con encontrar un lugar donde unos puedan decir Sí, otros No, y al resto ni siquiera les importe el tema; me quedé sin estandartes, sin líderes, y sin héroes. Opinar, no es idealizar.

Hace unos días sugerí interactuar con lectores de esta web y, por ello, primero debo agradecer la gentileza de quienes enviaron sus e-mails a juanjal@yahoo.com solicitando algunos temas. Me toca ahora responder, ha sido de interés recurrente un pariente de papá, mejor dicho, pariente de mi papá: Pablo Milanés, cómo vive y mi opinión sobre su presentación en la ciudad de Miami.

Cuando comencé a soñar con encontrar un lugar donde unos puedan decir Sí, otros No, y al resto ni siquiera les importe el tema; me quedé sin estandartes, sin líderes, y sin héroes. Opinar, no es idealizar.

Yo creo que Pablo vive como cualquier artista de talento y nombre, trabajo le ha costado. La diatriba previa al concierto se me hace ya un tema aburrido, emocional, y sobreactuado. Atención, a los que disfrutan con polemizar, manipular, o usar contextos de escalera; creo importante aclarar que en los últimos 50 años solamente dos personas han decidido renunciar voluntariamente a ser miembros de la Asamblea Nacional de la República de Cuba.
Uno de ellos, es Pablo.

Sus canciones pueden disgustar o no, eso es totalmente aceptable, pero es un hecho innegable que su rúbrica no aparece en esa carta execrable donde no pocos intelectuales y artistas de la Isla firmaron, respaldando la ignominiosa condena a 75 cubanos, y apoyando el fusilamiento de 3 jóvenes negros que por desesperación intentaban huir del país. Por cierto, ahora que menciono negros, se me ocurre citar las palabras del cantautor Amaury Gutiérrez: "…ser afrocubano es una cosa muy difícil porque el país es racista. Si tú le comentas a un blanco sobre el racismo que existe en Cuba, el siempre lo negará. Es lógico. Yo sé bien de lo que estoy hablando, soy hijo de un blanco y una negra. Soy negro. Me di cuenta desde muy temprano que a los negros nos costaba más trabajo poder lograr nuestras metas. Adquirí conciencia de raza en casa de Pablo Milanés…"

Me regocija mencionar que me unen lazos familiares con el autor de Yolanda; quizá por eso me asquea doblemente cuando leo o escucho a algunos personajes escupir su pócima desagradable, oportunista y venenosa, olvidando o pretendiendo olvidar que hasta ayer fueron periodistas, analistas, guardianes, reporteros, funcionarios, voceros, propagandistas, ayudantes, militares, e incluso perros del gobierno cubano. ¿No es más fácil respetar - digo -, o respetarse? Si escasean argumentos ¿Por qué no hablar mejor de corcheas, fusas o semifusas?

Seguramente pocos saben, y otros omiten, que la conexión a internet que algunos blogueros usaban de vez en cuando en La Habana, al menos hasta mi salida de Cuba, pertenecía precisamente al señor Pablo Milanés. Eso es mucho más que "tolerancia" ¿Será posible olvidar que para comer omelette, primero hay que romper los huevos?

Critiquemos, sí, planteemos nuestros desacuerdos, expresemos disconformidad, juguemos incluso al protagonismo; aunque es mucho más bonito hacerlo con creatividad, sin omisiones ni mentiras, de manera respetuosa, cultural y performatica. Por ejemplo, proyectando contra los muros de la sala que servirá de teatro, mientras dure tan controversial concierto, imágenes de la UMAP, Operación Peter Pan, Camarioca, Mariel, actos de repudio a disidentes en Cuba, golpizas a Damas de Blanco, o fotos de balsas vacías. No solo debemos mostrar nuestras posiciones cívicas y politizadas, también las civilizadas.